Con pequeños viñedos y bodegas, vinos de calidad sorprendente y consumidores aficionados a descubrir tesoros escondidos en botellas, la provincia de Buenos Aires avanza con paso silencioso pero firme como una región vitivinícola alternativa en Argentina.
La provincia de Buenos Aires fue pionera en la producción de vinos en Argentina, pero en el siglo pasado el país privilegió el desarrollo de esta actividad en la región de Cuyo y en el norte cordillerano, obligando casi a arrancar las viñas de los terruños bonaerenses.
Manuela Parra es productora de vinos de Bodegas Saldungaray. En diálogo con Radio Urbana explicó que “trabajamos con una variedad amplia de cepas porque tenemos la suerte de que hay muy buen sol y el hecho de tener radiación solar alta, hace que se pueda trabajar con cepas de ciclo corto y con las cepas de ciclo largo que, en otras regiones no llegan a madurar”.
Parra afirmó que “la amplitud térmica es la variable más importante a la hora de pensar en vinos de calidad. Nosotros llegamos a la vitivinicultura en la corriente de zonas emergentes desde el 2000 de la mano de la enología y la vitivinicultura moderna”.
Al mismo tiempo, destacó que “la Provincia habilita a hacer vinos de calidad con terruños diferentes”.
La experiencia turística “surgió con nuestros primeros vinos en 2008, cuando decidimos mostrar el viñedo y la gente pudiera comprender cómo se realiza el vino en esta zona”.
“Así empezamos a mostrar el lugar y se fue acercando mucha gente, porque Sierra de la Ventana es una zona turística, pero también empezó a llegar gente que hace enoturismo específicamente”, resaltó.
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