Preparando el aterrizaje forzoso

El presidente aseguró que el objetivo es que la firma deje de perder plata en dos años. La gestión anterior iba en esa dirección, pero con la recesión actual y la desregulación del mercado, será difícil cumplir sin recortar rutas y echar gente. El deseo de privatizar.

“Aerolíneas Argentinas nos cuesta dos jardines de infantes por semana”, aseguró ayer el presidente Mauricio Macri al cuestionar el reclamo salarial de los pilotos. De este modo, el mandatario comenzó a instalar la idea de que el dinero que se utiliza para garantizar su funcionamiento podría destinarse a otros objetivos supuestamente prioritarios. Un discurso similar se utilizó en la década del 90 para justificar la privatización de los ferrocarriles e incluso de la propia Aerolíneas Argentinas. En los últimos tiempos, esa lógica también se aplicó para explicar porque no habrá más dinero público para Fútbol para Todos. En el caso de la aerolínea de bandera, Macri ya había dicho cuando era jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que su intención era poner la compañía en venta, pero como gran parte de la sociedad no estaba de acuerdo en la última campaña electoral modificó su discurso. Ahora, apuesta a que deje de perder plata o incluso a que sea superavitaria, un objetivo difícil de cumplir en el contexto económico actual, sobre todo para una firma que no solo compite por la crema del negocio sino que también vuela a destinos no rentables para integrar el territorio nacional.

“Nos hemos comprometido a que esa empresa, que es nacional por decisión de los argentinos, tiene que funcionar dando el mejor servicio y en un período de dos años lograr que no le cueste nada a los cordobeses, tucumanos, chubutenses, como nos ha costado”, sostuvo el mandatario durante un acto en la Quinta de Olivos convocado para firmar el acuerdo con la provincia de Córdoba para la devolución de los fondos de la Anses. Enseguida, agregó: “Aerolíneas Argentinas nos cuesta dos jardines de infantes por semana. Tenemos que construir tres mil jardines para que todos los chicos de tres a cinco años tengan la posibilidad de recibir la mejor preparación antes de entrar al colegio”.

“Lo grave de las declaraciones de Macri es que él ve al transporte aéreo como un gasto y en ningún momento toma en cuenta el impacto positivo que genera la aerolínea de bandera en el producto bruto interno, al incentivar el turismo y la actividad económica en general”, aseguró a Página/12 Mariano Recalde, ex presidente de Aerolíneas Argentinas.

El objetivo de que Aerolíneas deje de perder plata en un período de dos años no es imposible de cumplir. De hecho, el año pasado los vuelos de cabotaje de la firma ya habían arrojado superávit y el déficit, una vez contabilizados los vuelos internacionales, se redujo a 160 millones de dólares. Las proyecciones de la gestión de Recalde para este año preveían achicar el rojo a 40 millones y alcanzar un superávit operativo a partir de 2017. Sin embargo, en la actualidad la situación se complicó por la recesión económica que viene generando la política económica del propio gobierno de Macri, la cual llevó, por ejemplo, a que en septiembre la cantidad de pasajeros en los vuelos de cabotaje se redujera un 4,4 por ciento, según un informe reciente difundido por Aeropuertos Argentina 2000. Por otra parte, la política de desregulación que se viene impulsando generó un escenario de mayor competencia que le resta mercado a Aerolíneas en las plazas más rentables. “Lan, por ejemplo, sólo viaja a 14 ciudades y Aerolíneas a 37 ciudades, además de hacer vuelos interprovinciales”, sostuvo Recalde.

La combinación de recesión económica y desregulación del sector llevó a que este año el déficit de Aerolíneas crezca, aún con la baja del precio del combustible, lo que hace que sea muy difícil lograr superávit en el plazo que señaló el presidente, a no ser que se decida recortar rutas y despedir gente, situación que reinstalaría definitivamente el conflicto con los trabajadores. No obstante, en un escenario de crisis como ese sería más fácil para el gobierno proponer la privatización, cumpliendo con un viejo anhelo de Macri, quien el 14 de mayo de 2009 se había manifestado en contra de la gestión estatal de la compañía, dejando en claro que su deseo era volver a venderla. “No nos hagamos cargo de lo que no podemos hacer con la plata de los contribuyentes. El Estado sólo debe dar educación, salud, seguridad y justicia”, aseguró entonces.

Fuente: pagina12.com.ar

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