La inclusión social a través del deporte

Por: Tomás Casella

En una ciudad como la nuestra, con sus dificultades a la hora de garantizar el acceso a derechos básicos en importantes sectores de la población, no sobran los espacios de contención social a aquellxs que lo requieren. Y sin dudas un grupo que necesita desenvolverse en un ambiente de acompañamiento es el de la niñez y la adolescencia.

   

El deporte funciona como una actividad que va mucho más allá de lo recreativo. Los clubes de barrio y las escuelitas de fútbol (y otros deportes) les dan ese espacio de diversión y aprendizaje en partes iguales, pero por sobre todo un lugar en el cual desarrollarse. Un informe de la UNICEF indica que “practicar alguna actividad física de manera habitual es crucial para el desarrollo físico, mental, psicológico y social de los niños, niñas y adolescentes”.

 

Hoy en Bahía Blanca funcionan aproximadamente 200 clubes de barrio que sostienen con un trabajo muchas veces a pulmón una actividad realmente indispensable. En este contexto de pandemia, con todas las dificultades propias que aparecen, buscaremos analizar la función que cumplen, la manera en la que subsisten y la asistencia que reciben. 

 

 La realidad de los clubes

 

Foto: Club Villa Muñiz

 

 

En un contexto inédito como lo es la pandemia, cada espacio en la ciudad ha tenido que modificar sus actividades en consecuencia. Los clubes barriales y las escuelitas de fútbol no fueron la excepción, y se dedicaron a seguir brindando su acompañamiento habitual desde otros ámbitos. 

 

Paola Vega es la coordinadora de la escuelita de fútbol “9 de Noviembre”. Allí iban a jugar 80 chicxs del barrio antes de la restricción de actividades. A través de la práctica de fútbol, hockey y boxeo lograban, según palabras de Vega, “que los chicos tengan un lugar donde poder desarrollarse, compartir y aprender. Se aprende mucho, no es solo venir y hacer deporte, son valores que se dan día a día”. 

 

Ella explicó que “somos una escuelita de fútbol barrial, no se cobra cuota mensual ni de inscripción”. Sobre el trabajo de contención que han realizado en los últimos meses dijo que “lo que hicimos en la pandemia fue articular con sectores del barrio, comedores, agrupaciones y la sociedad de fomento. Lo que hice fue actuar de nexo entre las familias y los lugares para que puedan recibir un bolsón de alimento o suplir alguna necesidad que tengan”.

 

En este momento se sostienen principalmente por el apoyo que les brindan las familias del barrio, ya sea a través de la venta de rifas, de alimentos, o algún otro tipo de colaboración comunitaria. Desde el Municipio, explicó Vega, “ayudan con lo que tienen, porque con esto de la pandemia el tema de los alimentos escaseó un montón”.

Foto: Club Villa Muñiz

 

Otra realidad es la que se vive en el Club Villa Muñiz, donde alrededor de 100 chicos pueden jugar al fútbol. Su secretaria María del Carmen Corvalán dijo que “es mucha cantidad de chicos que viene. Tenemos muchos de barrios de la zona: Villa Esperanza, 12 de Octubre, Villa Italia, Rosendo López, entre otros”.

 

Allí también se convive con una realidad difícil, que complica el trabajo a la hora de garantizar la subsistencia del club: “Tenemos una cuota de socios de 200$ por familia, pero no todas pueden pagarlo. Gracias a Dios no debemos nada pero gastamos todos los ahorros que teníamos para seguir pagando los servicios. No es fácil seguir luchando para mantener el club” dijo Corvalán.

 

Nuevamente resalta el acompañamiento social que realizan más allá de la práctica meramente deportiva. Corvalán resaltó que “nos abocamos al fútbol aplicando conducta y disciplina, tratando de que compartan y aprendan jugando. Lo hacemos de corazón actuando muchas veces como papás”. 

 

Finalmente contó que “Tenemos las puertas abiertas del Municipio, pero supuestamente no hay dinero. Este año entramos en el torneo de fútbol municipal solamente con las categorías más grandes. Con los chicos no pudimos porque no nos dieron colectivo para movernos. No es fácil porque para ir tenemos que cruzar la ruta. A veces los llevamos con nuestros autos pero no siempre se puede, no tenemos esos recursos y es un riesgo, es difícil. La municipalidad siempre nos agradece por la labor que hacemos pero eso no nos sirve, lo que necesitamos son hechos”.

 

¿Qué se hizo para ayudar a estos espacios en pandemia?

En respuesta a la situación recién graficada, desde el Estado se generaron diversas herramientas para garantizar el acompañamiento a las instituciones, entre ellas muchas deportivas. Como viene siendo agenda de Radio Urbana, en el 2020 se aprobó y reglamentó la ley de asociaciones civiles y mutuales en la Provincia de Buenos Aires. Esto brindó una serie de beneficios para las más de 45 mil instituciones con estas características en todo el territorio provincial. 

 

Maite Alvado, la directora provincial de asociaciones civiles y mutuales, expresó que “lo que la ley buscó principalmente es recuperar la personería jurídica de las asociaciones poniéndolas al día. También posibilitó a las instituciones que no se habían podido constituir formalmente que el Estado se lo provea de forma gratuita. En base a eso se avanzó en el resto de los 12 beneficios que marca la ley, que día a día vamos articulando. Estamos trabajando para que cada punto esté vigente”.

 

Un dato no menor es que el trabajo previo a la reglamentación de esta norma arrojó un relevamiento extenso de la cantidad de asociaciones en la Provincia, así como también un conocimiento de su situación particular. Alvado explicó que “se pudo relevar que existen aproximadamente 7 mil clubes de barrio, 5 mil sociedades de fomento y 4 mil centros de jubilados. El problema que tenía la Provincia es que no tenía detalles pormenorizados de qué tipo de instituciones estaban constituidas ni las situaciones en las que estaban”. Esto arrojó en Bahía Blanca la existencia de 2 mil instituciones, de las cuales aproximadamente 200 son clubes de barrio.

 

Alvado también compartió la visión de trabajo que se tiene sobre las asociaciones civiles, en la cual se intenta, más allá de la asistencia puntual, generar las condiciones para que los espacios puedan sustentarse por sus propios medios. Que el Estado apoye pero no sea el único sostén. Dijo que “las políticas que más han beneficiado a las instituciones son aquellas que van de la mano de lxs dirigentes. Se necesita acompañamiento en la gestión de los trámites, apoyo en las actividades, no es únicamente algo que se resuelve con un subsidio. Armamos capacitaciones, elaboramos manuales, le enseñamos a cada dirigente como hacer sus trámites y llevar sus libros, entre otras cuestiones”.

 

La llegada del Potenciar Deportes

Una de las políticas que están desembarcando en nuestra ciudad es la del Potenciar Deportes. Se trata de una nueva línea del programa Potenciar Trabajo por parte del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Su director, Ernesto Migone, explicó en comunicación con Ahí Vamos en Radio Urbana de qué trata el proyecto.

Mencionó que “esta línea apunta a fortalecer a lxs trabajadorxs de los espacios deportivos comunitarios, los clubes de barrio y las escuelitas”. También enumeró las 3 cuestiones que aborda el proyecto:

 

  • El reconocimiento económico a aquellas personas que llevan adelante tareas que permiten que se desarrollen estos espacios deportivos, que en su mayoría no son remuneradas. Se otorgará un “salario social complementario” que corresponde a la mitad del salario mínimo.
  • La entrega de kits deportivos que abarcan al fútbol (pelotas, conos, pecheras), hockey (bochas y palos) y boxeo (ring, guantes, elementos de protección).
  • La capacitación de las personas que sostienen los espacios. Serán distintos cursos
  • que abordarán tanto lo administrativo como la promoción del deporte social y comunitario. 

 

Migone sostuvo que en la región se logró articular con 45 clubes y escuelitas para llevar esta política en su primera etapa, con la intención de expandirla en el futuro. 

 

A su vez, compartió esa visión de Estado en la cual el acompañamiento para garantizar la subsistencia es la labor primordial: “Hay un problema que es el de poder ayudar a que los espacios se sostengan. Este proyecto es un aporte con el que no vamos a resolver los problemas en su totalidad. Esto aporta, pero luego se necesitan políticas de trabajo más profundas. Vamos construyendo una política más general donde esto sea solo un eslabón apuntando a poner de pie a la Argentina arrancando por los últimos” reflexionó Migone. 

 

Por último, explicó que si bien la articulación se da directamente con los clubes y escuelitas, también se intenta construir con los gobiernos provinciales y municipales. En cuanto a nuestra ciudad, dijo que “en Bahía Blanca hemos intentado articular y no hemos podido” y luego aclaró que “esta política es del Estado, no de ningún color político en particular. Hemos abierto el programa para articular con todos los niveles y no siempre nos han permitido hacerlo por distintas opiniones políticas” concluyó.

 

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