El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) lanzó un informe que deja de manifiesto el importante recorte que han sufrido las becas ProgresAR el último año y medio en la Argentina. La medida, que tiene por fin acompañar a jóvenes en situación de vulnerabilidad social y laboral para que finalicen sus estudios, sufrió una caída del 65% en términos reales en 2024, y se proyecta una nueva disminución del 18% este 2025. Para recuperar el poder adquisitivo de abril de 2022, el monto de la beca debería ubicarse en $76.713, y para equiparar el valor real de la beca de abril de 2015, los estudiantes deberían recibir $127.186 mensuales; sin embargo, el monto en abril de 2025 es de $35.000.
Juan Manuel Gispert, politólogo especialista en Economía del CEPA, marcó que «se neutralizó el efecto de la medida, eliminando en la práctica el objetivo buscado originalmente. La política tenía como fin lograr que el segmento especifico de las personas desempleadas o en situación de pobreza tuvieran herramientas para terminar sus estudios. No era regalar plata, era atacar el grave problema de la pobreza e indigencia del país. Hoy, nadie va a dejar de hacer una changa por lo $35.000 que la beca propone para que terminen sus estudios».
Informe sobre el deterioro del Programa Progresar: licuación y caída en la cobertura.https://t.co/mVKf3P2JaJ
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— Centro CEPA (@ctroCEPA) May 21, 2025
El especialista agregó que «lo que se busca es hacer desaparecer paulatinamente a la beca, algo que se puede ver en números: cuando surge esta política en 2015 se inscribieron 300.000 personas, y se llegó a las 800.000 en 2018. Luego con la pandemia se achicó ese universo, probablemente explicado porque mucha gente tuvo que dejar de estudiar. Ya para 2021, donde se recompusieron los montos y se incorporaron otros sectores, se recuperó a casi un millón y medio de beneficiarios, y hoy rondamos los 400.000 que cobran $35.000. Cuando asumió la actual Secretaría que administra el programa, se dieron de baja muchos beneficiarios, y muchas personas declararon que trataban de inscribirse y no les daban el cupo».
Por último, Gispert concluyó que «es lógico y consistente que un Gobierno nacional que plantea esta política industrial no tenga intenciones de financiar la educación, las universidades y la beca ProgresAR. El modelo educativo, universitario y científico argentino responde a un modelo de Argentina industrial, con el objetivo de formar profesionales e incluir mucha gente. En cambio, el modelo actual busca que ganen los sectores competitivos como la minería, el petróleo y algo del agro. La industria está denostada, y en esos términos no tiene sentido usar recursos impositivos en educación porque no les interesa. Lo que hace Milei es desarmar el modelo industrial».