Por: Tomás Casella
El 2021 marcó en todo el país la vuelta a las aulas para alrededor de 12 millones de personas, incluyendo estudiantes, docentes, auxiliares y personal administrativo que abarcan el nivel inicial, primario y secundario. Luego de un año entero signado por la virtualidad, la decisión política del gobierno nacional fue la de garantizar la presencialidad escolar más allá de entender que la pandemia de COVID-19 aún no terminó.
En nuestra ciudad los números demuestran esta masividad: Bahía Blanca cuenta con más de 70 mil alumnxs y 8 mil trabajadorxs de la educación, por lo que la cifra de personas movilizadas por la actividad escolar se ubica por encima de la suma de estos dos grupos.
Julieta Conti, jefa distrital de educación, explicó en Radio Urbana que “el plan jurisdiccional de regreso seguro a las aulas se maneja en toda la Provincia para guiar el accionar de las instituciones educativas. Es muy claro, desde el momento donde los chicos llegan al colegio hasta que se van”. Además ratificó que la escuela no guarda relación con los contagios: “Tuvimos casos de aislamiento pero muy pocos confirmados. No se puede decir que el índice de COVID haya aumentado por el inicio de clases”.
También remarcó la importancia de llevar adelante clases en los colegios, aunque sea de forma parcial: “La presencialidad es insustituible. Poder trabajar aunque sea en una modalidad mixta ha sido magnifico para volver a encontrarnos con los chicos”.
A un mes y medio de esta vuelta, la disparada de casos de forma simultánea en la mayoría de los distritos nacionales encendió las alarmas. El presidente suspendió las clases presenciales por 14 días únicamente en el AMBA en respuesta a la descontrolada situación epidemiológica. Bahía Blanca no escapa a esta realidad, con récord no solo de contagios sino también de ocupación hospitalaria. A pesar de esto, las clases en nuestra ciudad permanecerán sin cambios, aunque se reavivó el debate: ¿Corresponde movilizar a miles de personas a las escuelas en pleno rebrote?
¿Qué piensan quienes le ponen el cuerpo a la presencialidad?
Como marcamos anteriormente, un universo importante de trabajadorxs de la educación se moviliza día a día en un contexto difícil para garantizar la presencialidad. Entendiendo que tanto alumnxs como docentes han sufrido casos de coronavirus ¿Los contagios se dan dentro o fuera de las aulas?
Sobre esto, Ana Canullo, secretaria general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires – SUTEBA local, explicó que “la circulación a partir de la presencialidad escolar aumenta un montón. Lo ves en el transporte de pasajeros, en los barrios con las mamás en las puertas de las escuelas. Es sin duda algo que hay que destacar mas allá de si los contagios se dan dentro de la escuela”.
En consonancia, Margarita Orellano, secretaria general del Sindicato Argentino de Docentes Privados – SADOP local, agregó que “puede ser que la mayoría no se dé en las escuelas, pero los contagios se dan en todos los contextos, y este no es la excepción. No es tan taxativa la afirmación de que en los colegios no se contagia. Cumpliendo los protocolos hay menos posibilidades, pero los contagios suceden. Además, el movimiento cuando estamos en presencialidad es importante: llevar el hijo al colegio, esperarlo, llevarlo a otras actividades, estar entre padres, hace que el virus se mueva con fluidez”.
“El aumento acelerado de casos requiere de medidas de carácter restrictivo para impedir la propagación de contagios dentro de la escuela, así como también una mayor supervisión dentro de los establecimientos de gestión privada para constatar las medidas de seguridad” Margarita Orellano – Sadop.
Con una dinámica de enseñanza nueva, y con responsabilidades impensadas, lxs docentes deben cumplir la doble función de dar clase mientras velan por que se mantenga el respeto a los protocolos sanitarios. Canullo destacó que “es impresionante el trabajo que hay que hacer. Nosotras como docentes somos las responsables de cuidar todas estas cuestiones que tienen que ver con los protocolos dentro de las escuelas, lo que es una responsabilidad excesiva en el medio de una pandemia”. Mientras que Orellano dijo que “lo llamativo es que en la mayoría de los casos no hemos recibido capacitación en este punto”.
Entonces, ¿qué se plantea? En medio de una segunda ola de contagios que probó ser más compleja que la primera, desde SADOP, Orellano explicó que lo que se pide son “restricciones en aquellos lugares donde ha habido una explosión de casos de COVID, con una situación sanitaria complicada. Hay que priorizar la salud no solo de docentes, sino de alumnxs, familias y toda la comunidad educativa”.
“Veo que dentro de la escuela se ha trabajado mucho para garantizar una presencialidad mínimamente segura en un contexto de crecimiento exponencial de casos. Inevitablemente eso cae por su propio peso, porque las personas que están dentro de la escuela son las mismas que circulan por la calle” Ana Canullo – SUTEBA.
Sobre este punto es importante remarcar que nadie en la comunidad educativa elegiría la escolaridad virtual ante la presencial en un contexto normal. La cercanía con lxs estudiantes es irremplazable, y ver cuadraditos negros en la pantalla a través de Zoom poco tiene que ver con lo que sucede en un aula. Sobre este eje, Canullo agregó que “obviamente nosotras preferimos la presencialidad. Muchos chicos no tuvieron conexión, y aunque la tengan no es lo mismo por un montón de cuestiones. La escuela es el ámbito, pero no queremos que lo sea a costa de la salud de nadie”.
Del otro lado del aula
Pal y Julián integran la Federación de Estudiantes Secundarios. Luego de un mes y medio desde la vuelta a las aulas, deben aprender sobre la marcha a convivir con los diversos protocolos y cuidarse para no llevar el virus a casa, todo esto mientras siguen estudiando. ¿Qué tienen para decir lxs alumnxs ?
En cuanto al cumplimiento de las medidas de seguridad, Pal contó que “en general la presencialidad es complicada. En muchos colegios no se cumplen con todos los protocolos y el distanciamiento social. Hay muchos alumnos que se tienen que aislar por casos estrechos, y no siempre se aísla el curso entero”.
Julián por su parte agregó que “adecuarse a una nueva forma pedagógica y una nueva metodología es complicado, hay que inventarla al tratarse de una situación inédita. Falla un poco poder adecuarse a ellas, porque la teoría no se termina plasmando en la práctica”.
También resaltó la complejidad de la situación. Lxs estudiantes, al igual que lxs docentes, entienden a la virtualidad como una medida que no sería adoptada por fuera de la emergencia que supone la pandemia: “Es muy difícil encontrar una mirada concreta sobre cómo abordar esta situación en todos sus frentes: el académico, el social, el epidemiológico. Los puntos de vista siempre difieren. Algunos piensan que en la virtualidad el desarrollo académico es mínimo, pero esto es una singularidad inédita. Tratamos de tener en cuenta todos estos frentes a la hora de abordar el problema”.
“En general nos sentimos bastante mal con la incertidumbre. No es adecuado no saber que vamos a hacer de acá al lunes. Estaría bueno que se tome una decisión precisa de cuándo se van a plantear restricciones de forma organizada” Pal – FES.
La conclusión a la que llegan luego de tener en cuenta la diversidad de variables es que las presencialidad en este contexto de propagación descontrolada del COVID es insostenible. Pal explicó que “deberíamos estar encerrados para cuidarnos. Nosotros somos portadores del virus, y la situación provincial es muy complicada. Desde adentro vemos que la escuela es un punto de contagio fuerte. Vemos que una gran cantidad de nuestrxs compañerxs están aisladxs. En general las personas, y más lxs adolescentes, subestiman el hecho de contagiarse o no de COVID”.
Las secuelas de una pandemia aún vigente
Luego de convivir por más de un año con esta pandemia, y adecuando la dinámica de nuestras vidas a la incertidumbre que genera, queda claro que la salud mental será otro de los grandes problemas a abordar cuando esto termine.
Liza López es licenciada en psicología, y además integrante de la comisión de niñez y adolescencia del colegio de psicólogos local. Sobre el impacto que dejó la pandemia desde su perspectiva explicó que “vamos a tener más claridad a medida que vayamos transitando esto. Cuando hay una catástrofe como un terremoto o un tsunami se puede evaluar el impacto inmediatamente. Esta pandemia la seguimos transitando entre todos, ahora en una segunda ola, y siguen sucediendo cosas nuevas. Lo que prevalece en estos tiempos es la incertidumbre, pero tenemos que aprender a tranquilizarnos como adultos para tranquilizar a los niños, y buscar las respuestas en conjunto”.
“El adulto le tiene que plantear al niño que las medidas que se toman son para protegernos y cuidarnos. Explicarles a los niños y ponerlo en palabras es importante. Uno como adulto le tiene que transmitir que estas medidas van a ser por poco tiempo, para ayudarnos a volver a la presencialidad lo más rápido posible” Liza López – licenciada en psicología.
Y como mencionamos antes, el dilema de la escolaridad se hace más complejo cuando entendemos que lo social juega un rol fundamental en el desarrollo de lxs estudiantes. “La escuela, además de ser un espacio de aprendizaje de contenidos pedagógicos, es un lugar donde el niño necesita el vínculo con sus pares. Es un lugar de crecimiento a través de la experiencia con el otro” afirmó López.
¿Cómo se hace entonces para articular la necesidad de mantener las clases presenciales con el cuidado que requiere la situación epidemiológica actual? Si las restricciones no abarcan a las escuelas, el cuidado deberá ser más severo fuera de ellas. La licenciada mencionó que “los adultos tenemos que pensar como proteger la presencialidad. La salida a lo que estamos viviendo debe ser colectiva, la responsabilidad no está en el otro sino que todos tenemos que cuidarnos, escuchando lo que el niño necesita. Y el niño necesita volver a la escuela”. Además evidenció esa falta de claridad por parte de las familias: “El mensaje a veces es contradictorio a nivel social porque a los niños les dicen que hay que cuidarse pero luego ven adultos que no se cuidan”.
El contexto es cada vez más complicado
Lo que no podemos dejar de destacar es que esta ola de contagios es más masiva que la vivida el año pasado. La evidencia marca que los casos se dispararon de forma homogénea entre las distintas provincias, cosa que no sucedió en la primera ola. Esto sucedió en los primeros días de abril, unas 3 semanas después de que la presencialidad escolar en el nivel inicial, primario y secundario se inicie en casi todo el país.
En coincidencia, los casos entre la población en edad escolar también sufrieron un repentino aumento, como lo explica este cuadro del Ministerio de Salud de la Nación:
¿Qué dice la comunidad científica? La revista internacional The Lancet, reconocida en nuestro país por llevar adelante un estudio sobre la efectividad de la vacuna Sputnik V, lanzó un artículo titulado “la reapertura de las escuelas sin una robusta mitigación del COVID-19 corre el riesgo de acelerar la pandemia”.
Allí, entendiendo la situación antes mencionada, se explicó que “mientras que volver a las escuelas es imperativo para la educación y el desarrollo social, mental y físico de lxs chicxs, no se ha hecho lo suficiente para hacer más seguras a las escuelas para estudiantes y personal. Sin mitigaciones adicionales, es probable un aumento en la transmisión, posiblemente con variantes más virulentas, que resulte en mayores cierres de escuelas, cuarentenas y absentismo”.
Planteando el caso opuesto, también resaltaron que “los cierres de escuelas han sido asociados con una reducción sustancial en la reproducción del virus a lo largo del tiempo en muchos países”.
Entonces una vez más nos preguntamos ¿qué hacer con la presencialidad? No hay una respuesta fácil, pero para abordarlo tenemos que dejar de pensar en términos de blanco o negro. Puede ser cierto que las escuelas que cumplen los protocolos no son importantes fuentes de contagio; y a su vez ser factible que la vuelta a las clases presenciales haya sido uno de los motivos por el cual los contagios se dispararon.
La escolaridad es quizás la actividad más importante en cuanto a movilidad de personas dentro de nuestra sociedad, y es posible que la cuestión no sea la escuela específicamente sino el ámbito escolar en su conjunto.
Lo que es cierto es que a día de hoy tenemos récords en casos diarios, casos activos y ocupación hospitalaria a la vez, por lo que resulta indispensable tomar medidas de aplicación urgente para bajar la movilidad y evitar el colapso sanitario.
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· Julieta Conti, jefa distrital de educación.