El panorama de exclusiones es claro en un país que registra – según datos del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio hacia Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans de la Nación- un crimen de odio contra la población travesti trans cada 96 horas.
En la cotidianidad las desigualdades se manifiestan ante las dificultades para acceder a un trabajo y al mismo tiempo, la inserción inexistente en el sistema educativo y de salud. Y Bahía Blanca no escapa de esa realidad.
La población travesti trans de Bahía Blanca está integrada por sesenta personas, según datos de 2018 procesados por el área de Políticas de Género del Municipio. Del total mencionado solo un 5% tiene trabajo registrado, esto quiere decir que tan solo tres personas están formalizadas en el sistema laboral.
Evangelina Rosendo, la primera mujer trans en ingresar como trabajadora al sistema de salud en Bahía Blanca, opinó sobre el tema: “Me siento sobre todo orgullosa porque voy a dejar una grieta abierta, estoy poniendo mucha vocación y mucho amor al trabajo para las nuevas generaciones, para que no tengan que atravesar lo que atravesamos tantas y en honor a las que murieron en el intento”.
Sin dudas la voluntad del colectivo travesti trans ha estado puesta en la apertura de esa grieta ante el conservadurismo. Prueba de esto es el decreto n° 721/2020 que establece el cupo laboral travesti trans en el sector público nacional.
Sin embargo, en Bahía Blanca, la demanda no ha sido atendida pese a que, el 19 septiembre de 2019, el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza para aplicar el cupo laboral en el sector público. El proyecto establece que por lo menos el 1% del personal de la Municipalidad y las sociedades de economía mixta con mayoría de capital accionario municipal (empresas como SAPEM Transporte, a cargo del transporte público, y SAPEM Ambiental, a cargo del sistema de recolección de residuos) debe estar ocupado por personas travestis, transexual y transgénero, para personal en planta permanente y planta transitoria. También, en línea con lo instrumentado a nivel nacional y provincial, establece la creación de un Registro Único de Aspirantes que brinde una base de datos. Sin embargo, a un año y medio de ser aprobado en el Concejo Deliberante, el proyecto no fue reglamentado por el Ejecutivo Municipal.
En este sentido Saira Millaqueo, integrante de Ciudadanas Trans Bahía Blanca, expresó que la reglamentación se tiene que dar en el marco de lo que establece la ordenanza, que es la creación de una mesa que atienda la especificidad de esta temática y a partir de ahí crear el Registro Único de Aspirantes.
“Tenemos conocimiento de que no hay nada al respecto desde el ejecutivo local, no hay iniciativa de llevarla adelante. Nosotras como organización nos hemos comunicado con el Intendente Héctor Gay, le entregamos una carta solicitando esta pronta acción y lamentablemente no tuvimos respuesta”, detalló Millaqueo y agregó que “se viene alimentando a lo largo de la historia que las personas disidentes estamos condenadas a la prostitución como único medio de supervivencia” que al mismo tiempo las deja expuestas a la primera línea de riesgo a enfermedades de transmisión sexual y violencia”.
Atención de salud integral
Con respecto al acceso a la salud es importante reconocer una coyuntura atravesada por la propagación del COVID-19 que implicó que el sistema sanitario estuviera abocado directamente al abordaje de la pandemia. “Esto hace que nuestras realidades sean desplazadas o queden en segundo plano y eso dificulta muchísimo el desarrollo de la población travesti trans teniendo en cuenta que tenemos un promedio de vida de entre 35 y 40 años y eso ha sido correlación de todas las consecuencias de haber convivido en un sistema de salud paralelo y clandestino”, expresó Millaqueo.
Pese a estas complicaciones, a partir de la Ley 26.743 de Identidad de Género promulgada en 2012, las personas trans pueden acceder a tratamientos hormonales, recibir medicación mensual y estar asesoradas y acompañadas por especialistas.
En la Provincia de Buenos Aires hay por lo menos cincuenta establecimientos que brindan atención integral a personas trans, específicamente los tratamientos de modificación corporal hormonal. En Bahía Blanca se ubican dos de estos centros, uno en el Hospital Municipal y el otro en el Hospital Penna,
Carla Torrisi Marconi, médica en el servicio de Ginecología y Obstetricia del Penna, explicó que “las prácticas de salud son diversas y van desde atención psicológica, terapias de modificación corporal hormonal, hasta cirugías estéticas como es el caso de varones que acceden a mastectomías”. La profesional de la salud, detalló además que en el Hospital Penna no se realiza la reasignación de sexo “pero sí se acompaña todo lo que es hormonización y cualquier cuestión que surja de ese procedimiento”.
Con respecto al Hospital Municipal la realidad es otra. Saira Millaqueo plantea la relevancia de destinar recursos y presupuesto a los profesionales de la salud y la restitución de lo que, hasta 2015, funcionó como “Consultorio Inclusivo” que al día de hoy quedó desarticulado.
“El Hospital Municipal es el primer acceso al sistema de salud y lamentablemente no hay una estructura que nos contenga, tenemos que andar deambulando por los pasillos del hospital con la vulnerabilidad que significa que una travesti deambule por un hospital”, reafirmó la activista.
Torrisi Marconi también enfatizó respecto de que la mayor dificultad en el ejercicio de una atención integral plena está vinculada, sobre todo, a que “desde el grado y el posgrado las especialidades médicas tienen escasa formación en la atención de personas trans” y agregó que “en cuanto a estadísticas y a números de la cantidad de pacientes que atendemos en el hospital, no podemos brindar cifras porque no es algo que esté sistematizado aunque contar con esa información sería muy útil para conocer mejor a la población local y brindar una mejor atención.”
“Es una población que por lo general se sabe excluida de los servicios, hay una historia de rechazo y de expulsión de la demanda de parte del sistema de salud”
En este sentido Torrisi Marconi también destacó la capacitación para profesionales médicos impulsada en 2020 por el Ministerio de Salud Provincial destinada a “ginecólogos, pediatras, médicos endocrinólogos y especialistas en medicina familiar que acompañan tratamientos de hormonización y de modificación corporal” y la Dirección de Salud Sexual Integral con la cual están empezando a “articular y trabajar de una forma mucho más coordinada”.
Si bien en los últimos años hubo importantes avances – con la en la ley de identidad de género, sancionada en 2012, como pionera en la ampliación de derechos, lo cierto es que el colectivo trans continúa siendo uno de los grupos más violentados y vulnerados de nuestra sociedad. Sin lugar a dudas, aún queda un largo camino por recorrer y muchos prejuicios por derribar.