El pasado lunes 7 de agosto, el Gobierno Nacional reglamentó la Ley de Cannabis, para la producción de cannabis medicinal y cáñamo industrial. A partir del decreto que establece el marco regulatorio de la Ley 27.669, diferentes emprendimientos y proyectos tendrán la posibilidad de contar con licencias otorgadas por la agencia regulatoria creada para este fin.
Alejandro Bucciarelli, docente e integrante del Reprocann, dialogó con Radio Urbana sobre los detalles de la ley y el avance que supone para el país en materia de salud y derechos humanos. «Hay gran expectativa por la sociedad y los pequeños y medianos inversores».
Bucciarelli explicó que «hay distintas categorías de licencias según los objetivos del proyecto o emprendimiento. Hay licencias para cultivo de la planta, los servicios logísticos, producción de los extractos del cannabis, entre otras». Cada licencia tendrá una duración de 5 años y se proyecta la creación de más de 10 mil puestos de trabajo.
Hay que cuidar estos instrumentos porque son derechos adquiridos
Actualmente, el cannabis se utiliza para aliviar una multiplicidad de dolores crónicos, causados por ejemplo por artrosis y artritis. «El cannabis impacta en muchas células porque todas las células del cuerpo tiene un sistema que reconoce los cannabinoides de la planta»
En cuanto a la futura producción nacional, Bucciarelli explicó que en Argentina «hay recursos humanos de alto valor. Hace falta una articulación con profesionales». Además, resaltó que «hay que cuidar que no se monopolicen los servicios para que queden a favor de grandes empresas».
Por último, celebró el avance de la sanción y regulación de la ley, que es vanguardia a nivel mundial. «Es un avance importante. En Argentina está ocurriendo algo único. Hay que cuidar estos instrumentos porque son derechos adquiridos. El mito de que la marihuana es la entrada a drogas más duras viene del lado prohibicionista. Está asociado al intento de controlar prácticas culturales en Estados Unidos. Lo que hay que hacer es regular y que el Estado esté presente. No podemos tener un Estado ausente en materia de salud y derechos humanos».
Lo que hay que hacer es regular y que el Estado esté presente
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