Enrique “Quique” González, referente de Familia Grande Hogar de Cristo, sobre el trabajo que llevan adelante con los sectores más vulnerables de la sociedad. El informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA registró la emergencia del “trabajador pobre”, es decir personas que cuentan con un empleo formal pero no logran cubrir sus necesidades básicas.
Desde Familia Grande Hogar de Cristo detectaron que «venía creciendo la cantidad de gente que quedaba afuera de todo acceso. Desde 2008 se detecta una realidad de mucha soledad. Pibes que habían quedado fuera de todas las cuestiones sociales caían en el consumo de sustancias». Y no solo están por fuera, sino que se busca que no molesten. Es una realidad de mucha necesidad y soledad».
Entre las principales problemáticas sociales, Enrique González destacó el acceso habitacional. «Cada vez hay más personas que tienen una situación de calle híbrida. Esto es que no están en situación de calle pero viven en lugares inhóspitos; comparten el baño, no tienen paredes ni puertas, no tienen calefacción».
En muchas ocasiones, las personas que se encuentran en situación de calle híbrida se dedican a la venta ambulatoria o el cirujeo. «A lo mejor tienen ingresos para alquilar un lugar digno pero,al no ser empleados registrados, no consiguen por falta de garantía y terminan alquilando en lugares inhóspitos que les cobran lo mismo que uno en buen estado».
Desde Familia Grande Hogar de Cristo acompañan a personas con problemas de consumo y trabajan con «un sistema de talleres para generar un lugar de encuentro. El encuentro nos permite regenerar vínculos con uno mismo, con el otro y el medio ambiente. Apuntamos a generar proyectos de vida. Cuando uno quiere vivir piensa en qué necesita para hacerlo y empieza generar proyecciones».
Por último, resaltó que el trabajo que lleva adelante la fundación no reemplaza la responsabilidad estatal. «Nosotros podemos acompañar pero el rol del Estado es fundamental».