La pandemia de COVID-19 ha tensionado y puesto desafíos al sistema educativo como nunca antes en la historia, tanto a nivel nacional como en el mundo entero. Nuestro país, con experiencia en situaciones de emergencia, no había experimentado circunstancias en las cuales un elemento tan esencial de la práctica y estructura del sistema, como es la participación e interacción entre integrantes de la comunidad escolar, se haya interrumpido o se encuentre mediada por diferentes tecnologías remotas durante tanto tiempo. En este año y medio de pandemia, el cuerpo docente ha ido reelaborando y construyendo formas diferentes, antiguas y nuevas, para sostener lo esencial: el aprendizaje como un proceso de vínculo y participación con otras y otros, y la educación como un derecho para todos los niños, niñas y jóvenes.
Hablamos con Verónica Walker, Lic. en Educación, Doctora en Didáctica y Organización Educativa y además docente de la Universidad Nacional del Sur (UNS): «Una buena propuesta es pensar en los cambios teniendo en cuenta el largo plazo, para poder pensar más allá de la coyuntura de esta semana. Podemos estar dos horas hablando de este tema. Llegamos en este momento a este sistema mixto pero venimos de una situación de pandemia de año y medio, entonces creo que la pandemia trastocó distintas cuestiones del sistema de educación y la sociedad en general, esto puede parecer obvio pero es importante».
Al mismo tiempo se pregunta, «¿Qué es lo que evidencio la pandemia? Una de las cuestiones son las desigualdades, parece que hay sectores sociales que descubrieron las desigualdades a partir de la pandemia, pero las desigualdades de todo tipo son un problema estructural de nuestras sociedad, no se originaron con la pandemia aunque se profundizaron», explicó.
¿Qué tipo de educación queremos?
Verónica Walker se refirió a los sectores sociales y políticos que levantan la bandera de la educación presencial. «Parece que descubrieron esas desigualdades, pero no podemos perder de vista la historización y contextualización que muchas veces se invisibiliza que no es casual porque es parte de la estrategia para instalar los debates de una manera limitada y en función de ciertos intereses. Pensemos en fines del 2019, desde lo social teníamos cerca de un 30% de pobreza, desempleo, caída del salario, no teníamos Ministerio de Salud, y el sistema educativo, la pandemia nos encontró con un sistema segmentado reproduciendo desigualdades de origen. Pensemos en el caso del nivel inicial: sin jardines. Si hay una problemática local es la falta de instituciones de inicial, no se crearon jardines prometidos, se cerraron jardines municipales, nos encontró con docentes con salarios paupérrimos, con un programa como el conectar igualdad desmantelado».
Las consecuencias de la exclusión escolar son profundas y permanentes en la vida de las personas, disminuyendo sus posibilidades en sus proyectos de vida y acrecentando las desigualdades, con efectos de corto y largo plazo en nuestra sociedad y en el desarrollo del país.
Programa “Escuelas a la Obra”
El gobierno de la provincia de Buenos Aires lanzó el programa “Escuelas a la Obra”, una política que busca trabajar junto a los municipios y a toda la comunidad educativa, para revertir el deterioro de la infraestructura escolar.
«En febrero de 2020 el Intendente se negó a firmar el programa provincial «Escuelas a la Obra». Entonces la educación se convierte en el caballito de batalla de las disputas político-partidarias».
Además, la Lic. en Educación Verónica Walker habló sobre la imposibilidad de poner en marcha los protocolos para evitar los contagios de coronavirus. «Lo que pasa es que las instituciones privadas son poco inspeccionadas y reguladas, mientras que en las escuelas publicas hay un mayor cuidado y supervisión de los estudiantes. Es importante ponerlo en debate, lo mismo que las condiciones laborales de docentes del sector privado».
«Se han profundizado las desigualdades y han cobrado otra forma, la brecha digital es la punta del iceberg de otras desigualdades», concluyó.