La ex Presidenta envió un mensaje al peronismo y otras fuerzas políticas que se diferenciaron del oficialismo. Aseguró que es preciso “ampliar la base de crecimiento” para generar la alternativa, que debe tener un claro perfil nacional y popular.
“Unidad Ciudadana ha venido para quedarse”, reafirmó Cristina Fernández de Kirchner durante un corto pero preciso discurso que utilizó para situar políticamente a la UC como “la principal fuerza opositora contra el modelo político y social de ajuste”. Los porcentajes del escrutinio provisorio la dejaban segunda en las preferencias bonaerenses pero ella se concentró en lo que debe ocurrir en el futuro inmediato. En ese marco, envió un mensaje a los líderes del peronismo y de otras fuerzas políticas que triunfaron en sus distritos porque, como indicó, se diferenciaron del oficialismo. No criticó a nadie y aseguró que es preciso “ampliar la base de crecimiento” para generar la alternativa, que debe tener un claro perfil “nacional y popular”.
Apenas nueve minutos duró el mensaje donde enumeró lo que podría ser considerado como un decálogo fundacional de UC. No sólo afirmó que vino para quedarse sino que además la senadora electa la situó como “la base, no la totalidad, de la construcción de la alternativa a este gobierno”. Una frase que sonó a propuesta de la necesaria organización de un frente político que va más allá de UC e incluso del peronismo como estructura partidaria. En ese sentido indicó que su fuerza política “sabe que ha recibido su voto fundacional, una semilla de esperanza política y la vamos a regar todos los días”.
CFK se mostró contenta, repartió besos, saludos y sonrisas a los cientos de jóvenes que se agolparon debajo del escenario donde ella estuvo rodeada de los candidatos bonaerenses y dirigentes kirchneristas. La alegría la justificó en que UC “ha sumado en estas elecciones más votos que en las PASO”. Es más, indicó que ese incremento se consiguió a pesar de que “hemos enfrentado a las más enorme e inédita concentración de poder de la que se tenga memoria desde la restauración democrática”. Por ese motivo les dijo a todos que deben sentirse orgullosos “porque el resto de las fuerzas opositores no han resistido el avance del oficialismo y nosotros hemos crecido”. La multitud y los otros candidatos la ovacionaron.
CFK se preocupó en insistir en la necesidad de construir un frente político donde si bien UC jugará un rol importante no puede ser la única fuerza. “No estamos solos”, dijo y agregó, para dar pistas de a quiénes se debe convidar la construcción de ese frente, sostuvo que “hay también en otras provincias con claros y firmes liderazgos políticos con los cuales las oposiciones firmes y claras han avanzado en todo el país”.
La senadora electa fue cuidadosa a la hora de señalar las preferencias electorales de la sociedad. No criticó al que optó por Cambiemos. En todo caso se concentró en señalar que otro sector importante de la Argentina ha elegido a la UC como “el modelo de oposición que quiere”. De paso recordó ella y sus dirigentes “nunca criticamos y desprestigiamos a otras fuerzas opositoras porque creemos en la necesidad de la unidad de las fuerzas políticas que creen que este modelo político y social de ajuste solo puede causar dolor a la inmensa mayoría del pueblo”.
Para Cristina la razón es “sencilla” y lo reiteró al sostener que sólo se podrá frenar el modelo macrista con “unidad por encima de las diferencias parciales y sobre todo no personalizar y subjetivar en política”.
Es verdad, CFK no reconoció la derrota. Cuando ella triunfó como presidenta nunca recibió el saludo de los que hoy son oficialismo. En todo caso, CFK se valió de una oración que puede asimilarse a ello, pero a la vez reafirmó la principal característica de la fuerza política que conduce: “Los números que tenemos no nos alcanzan para superar a nuestros adversarios. Pero somos serios y responsables, por eso jamás montaríamos un espectáculo para dejarlo contentos a ustedes y mostrar otra imagen para la televisión. Nosotros somos una fuerza nacional y popular”.
Mientras el recuento provisorio se detenía en el 98,18 por ciento de las mesas y mostraban que Cambiemos obtenía el 41,38 por ciento de las preferencias para senadores y Unidad Ciudadana se quedaba con el 37,25 por ciento, Cristina Kirchner le daba las gracias a la multitud que la acompañaba. Abajo, los jovencitos que la vitoreaban elevaron más sus gritos. Habían estado prácticamente desde que terminó la votación y ocuparon esa zona de la cancha de básquet. Habían transcurrido largas horas pero no todo fue igual.
A diferencia de lo que su sucedió en el más que extenso escrutinio de las PASO del 13 de agosto pasado, esta vez todo fue mucho más rápido. La otra diferencia con las primarias fue que en esta oportunidad la variación de la diferencia de los votos entre CFK y los candidatos mudos de Cambiemos fue casi imperceptible. El oficialismo siempre estuvo al frente por una diferencia de seis puntos que (muy) lentamente se fue reduciendo a los cuatro puntos porcentuales que mostró la web del escrutinio oficial.
Más allá de esos datos, en el estadio los jóvenes que se congregaron para acompañar el recuento de votos no bajaron el entusiasmo. El 13 de agosto, por caso, hubo momentos de desconcierto y lapsos de silencio que en esta oportunidad no sucedió. “Somos los soldados del pingüino”, gritó la muchedumbre cuando se aproximaba el momento del discurso de CFK. “No pasa nada si todos los traidores se van con Massa”, fue la parte del cántico que más fuerza le pusieron los que gritaban como festejando la desgracia del ex intendente de Tigre que fue derrotado incluso en su terruño. La locutora los convocaba a saltar y gritar aún más. No era necesario porque los militantes no bajaron la intensidad de sus gritos que fueron mucho más cuando comenzaron a ingresar los candidatos y, sobre todo cuando apareció Cristina a los que regaló besos, saludos y sonrisas. Las palabras finales del discurso de Cristina fueron para ellos pero también envió un último mensaje: “Mañana empieza el trabajo de Unidad Ciudadana”.
Fuente: pagina12.com.ar