Por Bianca Coleffi
Idearon un producto orgánico para combatir un acaro muy común en las colmenas que las afecta hasta tal punto de destruirlas; la varroa. Generalmente, los remedios para combatir esta enfermedad se curan con químicos que perjudican la salud de las abejas, del productor y de los consumidores. El Aluen CAP producido en la localidad de Calderó, es un acaricida 100% natural único en el mundo, que hoy lo exportan a diez países y llevan contratos firmados con otros 20.
La Cámara Apícola Pampero nació en el 2012 con el objetivo de “lograr la autosustentabilidad de la apicultura mediante la democratización de los medios de producción”, conformada por 180 productores que cuentan con unas 120 mil colmenas repartidas en diferentes puntos del sudoeste bonaerense. Más tarde se formó la Cooperativa de Trabajo Apícola Pampero, “la cooperativa apícola más grande del país”, dice Elian Tourn, Presidente de la Cooperativa Apícola Pampero.
Otros proyectos de Cooperativa Pampero
Además del Tratamiento Sanitario para abejas (Aluen CAP), la Cooperativa Apícola Pampero elaboró otros productos únicos en el mundo; el Jatié CAP y el Cocco CAP. El primero se produce en Ribera, partido de Adolfo Alfonsina, y se trata de un suplemento de polen para las colmenas. “Gracias a la expansión agropecuaria cada vez más abrupta, donde se utilizan agroquímicos, herbicidas y fungicidas, la presencia de flores es cada vez menos, lo que hace que la abeja en ciertos momentos del año este desnutrida por el poco polen que hay para alimentarse”, dice el presidente de la Cooperativa Pampero. La creación de este “alimento balanceado” para abejas, garantiza una mejor calidad en la miel, y el fortalecimiento de los insectos.
Por otro lado, el Cocco CAP es un sistema de inserción de abejas reina a través de jaulitas de plástico fabricadas por una empresa. “Nosotros subimos un video de cómo hacerlo de forma casera, la empresa la vio y nos ofreció producirla y dejarnos regalías. La empresa cerró el año pasado, así que compramos las matrices y ahora es un producto de elaboración propia”, menciona Elian.
Elian menciona los horizontes a corto plazo que tiene la Cooperativa; “hoy tenemos como prioridad terminar el laboratorio donde producimos estos productos CAP, para poder aumentar nuestra escala de producción”.
Además, otro de los objetivos que tiene la Cooperativa es la construcción de una nueva planta para la exportación de miel. “El año pasado nos aprobaron un Proyecto de Inclusión Socio-Económica en áreas rurales (PISEAR) que impulsa Nación para la construcción de la misma en este predio de Calderón”, dice Elian, quien asegura que “en la gestión del proyecto, la Senadora Ayelén Durán acompañó de forma muy comprometida y ahora en menos de 50 días la planta comenzará a construirse”
Miel del sudoeste del país
La Cooperativa Apícola Pampero elabora cuatro tipos de mieles a base de las especies florales de la zona. Se trata de una cadena de producción sin uso de sintéticos que impacten en la calidad de la miel y en la salud de los consumidores, y al mismo tiempo, con una remuneración justa para el productor. Por otro lado, la Cooperativa se encuentra elaborando otros productos a base de miel, como vinos y cervezas, para comercializar en un futuro.
“Nosotros no usamos sintéticos en las colmenas como tampoco en la elaboración de los productos. Aunque de todas formas, las fumigaciones que hay en los campos aledaños o incluso en los mismos donde radican las colmenas, también afectan todo el proceso”, manifiesta Elian Tourn.
La cooperativa tiene una línea de mieles, que a través de un convenio con la UNS, fueron fraccionadas y clasificadas por sus tipificaciones florales. La marca Pampero ofrece cuatro tipos: Praderas Secas (Región Semiárida Pampeana), Monte Nativo (Monte Pampeano), Praderas Húmedas (Sur Pampeano) y Cordón Serrano (Sistema de Ventania). El producto está disponible en sucursales de la Cooperativa Obrera de Bahía Blanca, Punta Alta, Monte Hermoso, Tornquist, Cabildo, Coronel Dorrego y Claromecó, además de otros puntos de la provincia y del país.
La apicultura en Argentina
Nuestro país se encuentra entre el segundo y tercer puesto de productor mundial de miel. Un 95% de la producción total nacional se exporta a países como Estados Unidos, Japón y Alemania, e incluso con el objetivo de mejorar la calidad de otras mieles del mundo. Aun así, Argentina no tiene una gran cultura del consumo de este producto, quedándose solo con el 5% para el mercado interno.
El 80% de los apicultores son pequeños productores, con un número de menos de 150 colmenas por apicultor. La comercialización siempre es una traba para las familias apicultoras; entre el 90 y el 95 % de la miel, se exporta a granel en tambores de 330 kilos, sin ningún valor agregado. Por sus grandes volúmenes de venta, los apicultores familiares se ven obligados a asociarse para llegar a ese número, aunque ni así logran hacerlo. Es por eso que le venden a “acopiadores”- intermediarios que luego comercializan a grandes empresas exportadoras- y que pagan al productor “la mitad del valor real”, según informó La Sociedad Argentina de Apicultores (SADA). Por último, son 10 las empresas exportadoras que concentran el 85 % de la miel que se exporta.
Se le suma también la informalidad del sector; la no tenencia de la tierra y los impagables alquileres para ubicar las colmenas resulta una desventaja muy grande para el crecimiento de esta actividad local. Crear una cámara de productores sirvió para trabajar en conjunto y encontrar otros caminos.
¿Qué es el servicio de polinización y porqué nos beneficia a todos?
La apicultura es una actividad estratégica para el desarrollo local, por varios motivos. Entre ellos el servicio de polinización, una actividad que deriva de la apicultura y que permite la regeneración del suelo y la existencia de la biodiversidad. Es un servicio totalmente gratis que los insectos prestan a la naturaleza. De ella dependen el 70% de los alimentos que consumimos.
Desde la Cooperativa, analizaron la situación de estos servicios e idearon un nuevo mecanismo para hacer valer el servicio a un precio justo para los apicultores; “lo que hicimos fue organizar a los apicultores de la zona para que se encuentren en una mejor situación a la hora de negociar este servicio con empresas agropecuarias internacionales”, dice Elian Tourn, y asegura que de esta forma “el productor obtendría una mejor remuneración, y las empresas contratarían un servicio certificado de gran calidad”.
El presidente de la cooperativa confiesa que la organización de dicho sistema duró apenas unos tres años, a causa de “manejos difusos” que se presentaron por parte de las empresas; “las empresas buscaban por atrás formas de boicotear el sistema. Funcionó muy bien durante los primeros dos años, y lamentablemente no se pudo continuar así”, confirma.
En países como Estados Unidos y otros de Europa, este servicio es remunerado e incluso buscado para obtener una mejor producción de cultivos de manera sustentable o para producciones agrícolas. “A nivel mundial cada vez se paga más el servicio de polinización, y en argentina venimos más atrasados en ese aspecto. De todas formas, queremos retomar dicha acción, pero sostenemos que la forma es mejorar nuestra organización local para fortalecernos a la hora de negociar con estas grandes empresas”, menciona Tourn.
La apicultura es cuestión de todos
La vinculación de la sociedad con la apicultura es más de lo que parece; el aporte a las economías locales y a un flujo económico constante por la exportación de un producto de gran calidad, el aporte a la ecología y el valor nutricional de la miel y otros productos a base de la misma, son factores necesarios para comenzar a repensar la cultura apícola en Argentina. Al mismo tiempo, la apuesta por el consumo nacional también es clave para fomentar la existencia de esta actividad
La generación de empleo en localidades chicas es de los principales beneficios de ejercer esta actividad; “la gran cantidad de apicultores están en las localidades chicas del sudoeste”, dice el Presidente de la Cooperativa Pampero. “Nosotros realizamos la fracción de miel en Felipe Sola”, una localidad de 600 habitantes dentro del Partido de Puán, y hay 20 apicultores ahí. “Se genera laburo allá, y en muchos pueblos chicos la actividad apícola mueve la aguja, aporta recursos, y el ingreso que va a productores chicos, no queda en dólares en una cuenta, se redistribuye siempre en la economía local”
Otro de los beneficios tiene que ver con el aporte de la apicultura a la ecología local; “es la importancia invisible que tienen estos insectos, ya que al fertilizar las plantas las mejoran y reproducen. Y no se trata solo de especies de flores naturales, sino también de cultivos de producción agrícola como el girasol, la colza, la vicia, o la alfalfa. Si no hay abejas esos cultivos se debilitan, y por ende el ganado rinden menos”, concluye Elian Tourn.