El sacerdote Juan Viroche era uno de los vecinos más queridos de la localidad tucumana de Ingeniero La Florida. Apareció ahorcado y todo parecía indicar que se había tratado de un crimen narco, ya que el religioso era un conspicuo denunciante del tráfico de drogas en su zona. Los narcos se la tenían jurada, se decía.
Viroche fue encontrado colgado en una de las habitaciones de la parroquia en la que vivía. Gustavo Gómez, fiscal general ante la Cámara Federal tucumana, aseguró esta tarde que no se trataba de un suicidio, pero los datos preliminares de la autopsia apuntan en otra dirección.
En ese sentido, la primera hipótesis del fiscal a cargo de la causa, Diego López Ávila, giraría en torno a un posible suicidio. «Todo inclinaría a pensar, por lo que indica el estudio forense, que este caso se trata de un suicidio», aseguró en declaraciones a Radio Continental Tucumán.
En horas de la tarde, López Ávila le tomó declaración a una vecina de la parroquia. En tanto, en el barrio donde se encuentra la iglesia, los vecinos se manifestaron porque creen que el sacerdote fue asesinado como consecuencia de su lucha contra el narcotráfico. Asimismo, cuando comenzó a correr la información de la autopsia, el murmullo popular comenzó a apoyarse en una nueva teoría: el suicidio inducido.
Viroche había encabezado en noviembre del año pasado una misa en Delfín Gallo, en el departamento de Cruz Alta, a diez kilómetros de la capital provincial, contra los «narcos» y la inseguridad.
Fuente: infonews.com