A partir de la nota Un censo para saber cómo viven (y sobreviven) travestis y trans, publicada en LatFem hablamos con Saira Millaqueo de Ciudadanas Trans Bahía Blanca
La situación en general del acceso a la salud de la población trans sigue siendo una deuda en este país. El sistema de salud todavía no está formado con protocolos para respetar a la población trans.
La Ley de Identidad de Género, aprobada en 2012, tiene un decreto reglamentario que obliga a los agentes de la salud a garantizar los tratamientos de las personas trans de manera integral.
“Nuestra venganza es llegar a ser viejas”, dice el lema de la Campaña #ReconocerEsReparar Para el 2015 el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) calculó que la esperanza de vida para las mujeres argentinas era de 80 años y para los varones de 74. Entonces, el promedio para la población era de 77 años. Sin embargo, que las mujeres trans y travestis fallecen, en promedio, a los 35 años producto de la violencia y exclusión social, política, económica estructural y sistemática.
Por percibir que su identidad sexual no coincide con su sexo biológico, la sociedad y el Estado las priva de derechos básicos como salud, educación y trabajo.
En Bahía Blanca, el colectivo Trans está conformado por 60 personas, según datos de la Dirección de Políticas de Género de la Municipalidad.
«La sociedad se ideó que la trans fuera la que estuviera al margen del sistema binario heteropatriarcal y no respondiera a los beneficios de cualquier persona cis (neologismo que se utiliza para hacer referencia a aquellos individuos cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer).»