La Selección de Fútbol argentina debutó esta semana en la Copa Mundial Femenina de la FIFA que se lleva adelante en Australia.
Oriana Correa Acosta, jugadora y entrenadora de fútbol femenino, pasó por Radio Urbana para conversar sobre los desafíos que enfrentan los equipos femeninos en el país y el mundo. «Los que dicen que el fútbol femenino no vende o no es interesante es porque nunca lo fueron a ver».
Desde chica,jugaba al fútbol con sus compañeros de colegio o amigos del barrio. «Tuve una pelota en los pies desde tan chica que no había una diferencia para mí. Si hubo comentarios bastante malos de la gente que me veía jugando con los nenes, todas pasamos por eso alguna vez».
Oriana resaltó que actualmente la Selección Femenina de Fútbol cobró más relevancia en los últimos años. Sin embargo, el plantel nacional no siempre tuvo el reconocimiento que es debido. «Las jugadoras que hoy nos representan en el mundo antes tenían que dormir en micros cuando viajaban a jugar; no tenían la ropa adecuada, no tenían un lugar para entrenar. Las jugadoras que hoy nos emocionan son las mismas que pasaron por eso y tuvieron que levantar la voz por ellas y por todas, la lucha de ellas nos impulsó a todas».
Gracias a los cambios que impulsaron las jugadoras, hoy el plantel cuenta con mejores condiciones. «Antes las chicas no practicaban en el predio de AFA. Eso cambió después de 2019. Tuvieron que levantarse las jugadoras y muchas fueron censuradas. Estefanía Banini, fue excluida de la Selección por pedir mejoras. Los pasos vienen siendo lentos. La selección argentina viajó en tres tandas, las jugadoras no viajaron todas juntas. La última tanda llegó cuatro días antes de jugar, y tienen que adaptarse al cambio de horario».
Mi meta es dejarles un poco más allanado el camino a las que vienen para que puedan disfrutar del deporte sin tener que preocuparse por otras cosas
En el plano local, Oriana resaltó que todos los clubes están sumando categorías de fútbol femenino. Cada equipo enfrenta diferentes desafíos para poder jugar con las condiciones necesarias. «Faltan instalaciones, lugares para entrenar. A veces las jugadoras vendemos comida, rifas y nos encargamos de todo. Se da un desgaste que baja el nivel futbolístico».
También agregó que «somos muchas las jugadoras de primera que nos hacemos cargo de las inferiores. A veces cansa pero pienso en las generaciones más jóvenes y por ellas vale la pena seguir. Las nenas de las inferiores van a vernos jugar y se siente esa admiración. Mi meta es dejarles un poco más allanado el camino a las que vienen para que puedan disfrutar del deporte sin tener que preocuparse por otras cosas».