Alberto Nisman se disparó empuñando con sus dos manos el arma Bersa calibre 22 propiedad de su empleado Diego Lagomarsino. Así lo consigna la pericia criminológica que desde anteayer figura en la causa en la que se investiga el deceso del fiscal. «Se observaron escurrimientos y salpicaduras hemáticas sobre ambas manos del occiso, estas últimas compatibles con retropoyección generada por disparo de arma de fuego efectuado a corta distancia, lo que indica proximidad de ambas manos a la herida», sostiene el documento firmado por todos los peritos, incluso el de la querellante Sandra Arroyo Salgado y el ex jefe de la Bonaerense Daniel Salcedo. No obstante, Salcedo presentó por separado otro reporte en el que sostiene lo contrario: que a Nisman asesinaron.
El «informe pericial sobre patrones de manchas de sangre» sostiene que «la víctima se habría encontrado parada frente al vanitory, junto a la bañera, sobre la alfombra, de cara al espejo y con el lateral derecho del torso levemente perfilado hacia la puerta, al momento de producirse el disparo».
La cercanía de las manos al lugar en el que se produjo la herida denota que la pistola fue sostenida con ambas extremidades. Esa hipótesis la deslizó por primera vez en el expediente el ex diputado Mario Cafiero y el investigador privado Javier Llorens, y la consignó Tiempo Argentino el 17 de abril pasado.
Ahora, el informe lo consigna explícitamente, incluso con tres gráficos en los que se observa a una persona desde tres ángulos diferentes tomando el arma de esa manera. Se trata de la «imagen de recreación 28», ubicada en la página 32 del peritaje, que coincide con la foja 5453 del expediente.
Nisman «habría caído hacia atrás con posibles escalas, en dirección a la puerta del baño, cuyo panel se encontraba cercano al marco o cerrado al momento del desplome, atravesando en su trayectoria el espacio izquierdo del ambiente ocupado por el cadáver», sostiene el documento.
El cuerpo no fue movido. «No se visualizan patrones hemáticos de arrastre o huellas que indiquen traslado, manipulación de objetos/estructuras o desplazamientos de personas por el interior» del baño.
El informe especifica que la «posición final» de la alfombra del baño, sobre la que hizo foco la querella, así como «sus arrugamientos y el goteado estático (…) se condicen con la posición inicial de la víctima y con su posterior empuje plantar y deslizamiento hacia el vanitory». También las manchas de sangre en la camiseta que vestía Nisman abrieron un interrogante que llevó a la querella a determinar que el fiscal no se suicidó. Pero el reporte explica que «las manchas hemáticas ubicadas en el flanco izquierdo toráxico-abdominal fueron producidas por el goteado vertical proveniente de alguna de las cavidades sangrantes del occiso (boca, nariz, oído izquierdo), las cuales fueron constatadas en las vistas fotográficas, filmaciones, autopsia y respuesta de junta médica a la cuestión planteada por estos peritos».
Fuente: Infonews