Néstor Bartel, ingeniero agrónomo, fundó junto a su esposa, Claudia Michetti, la fábrica de quesos Casa Grande. Sobre su incursión en el mundo de la quesería, Radio Urbana conversó con Néstor.
La producción de quesos comenzó a partir de una crisis económica que Néstor atravesaba en su campo. «La fábrica artesanal nace hace 15, 16 años, por varias razones: por una sequía muy grande, por bajos valores en la producción del campo y por una situación económica mía. No iban bien las cosas en el campo y una mañana les dije a mis empleados que en unos meses se iban a tener que retirar porque no iba a poder pagarles. Uno de ellos, Néstor, me propuso ordeñar una vaca».
Así comenzaron a ordeñar las vacas Angus, que si bien no eran lecheras les permitieron producir la suficiente leche para vender en el pueblo y tener un excedente. «Ahí surgió la idea de hacer quesos. Me salieron horribles, mi señora tuvo que tirar los primeros que hice».
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El golpe de suerte llegó con el contacto del ingeniero en Alimentos Diego Green. «Él me enseñó a hacer quesos. Le pregunté cuánto me iba a cobrar y me dijo que lo iba a hacer gratis porque veía el esfuerzo que yo estaba haciendo. Creyó en mí y nos hicimos muy amigos».
Actualmente, los quesos Casa Grande deleitan a los turistas que viajan a Villa y Sierra de la Ventana. «Nuestro fuerte son los quesos saborizados. Tenemos de pimienta, orégano, albahaca, provenzal y más». Después de hacer un recorrido por todos los obstáculos que tuvo que atravesar para llegar a este momento, Néstor concluye: «Yo creo que a veces la tenés que remar un poco. Mi premio es poder llegar a la gente y decirle que no baje los brazos».