Más de 15 mil jóvenes de entre 20 y 34 años no completaron la educación media en Bahía Blanca.
Solo un 1% de los niños y niñas de 6 a 11 años de edad se encontraba fuera de la escuela al momento del relevamiento, ascendiendo esta cifra al 4% entre los adolescentes de 12 a 17 años. “Pese a este panorama en principio alentador, no puede soslayarse la deuda educativa con los casi 1.800 niños, niñas y jóvenes –un 3% del total- que por ley deberían estar asistiendo a la escuela y se encuentran excluidos del sistema”, según los datos recolectados por las doctoras en Economía María Marta Formichella y Natalia Krüger, del Departamento de Economía y el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (UNS-CONICET) .
«Hay que implementar políticas que sean integrales y que apunten a mejorar la calidad de vida de los hogares para que eso repercuta en mejoras educativas», explicó en Radio Urbana, Natalia Krüger.
A pesar de las versiones que indicaban que la pandemia produjo un alto grado de abandono escolar, la información recolectada demuestra que en Bahía Blanca la Tasa Neta de Escolarización Primaria asciende al 98,7% y la Tasa Neta de Escolarización Secundaria es del 93,6%. Ambos indicadores reflejan el porcentaje que asiste del total en edad de asistir. Sin embargo, la contracara es que sólo la mitad de los niños de 3 años concurre al nivel inicial –a pesar del compromiso de los gobiernos nacional y provincial de universalizar esa concurrencia- y más de 15 mil jóvenes entre 20 y 34 años no tienen el secundario completo. “Es decir que, a pesar de los esfuerzos llevados a cabo y las políticas de finalización del secundario aplicadas, el número sigue siendo elevado”, agregan ambas especialistas.
En el grupo etario de 18 a 24 años la escolarización es del 61%. De este porcentaje, un 67% asiste al nivel superior. Es decir, un 40,87% del total, lo que indica que 4 de cada 10 jóvenes entre 18 y 24 años cursa estudios superiores en Bahía Blanca. El 33% restante se halla aún en niveles inferiores o asistiendo a educación especial.
La investigación también señala que “alrededor del 40 % de los hogares de Bahía Blanca tienen un clima educativo bajo o medio-bajo, lo cual significa que, en promedio, los adultos del hogar no alcanzan los 12 años de estudio. Por ende, uno o más de ellos no han concluido el nivel educativo medio”.
En relación con otros informes realizados con datos de esta encuesta –pobreza y hábitat- la proporción de personas multidimensionalmente pobres, que poseen bajos ingresos o que residen en barrios vulnerables, desciende a medida que se analizan grupos con mayor nivel educativo. “Analizamos la composición de cada tipo de barrio en relación a la educación, y la conclusión es contundente: los adultos que residen en barrios no vulnerables tienen un nivel educativo más alto”. Esta información remarca que las personas que alcanzan mayores niveles educativos tienen más posibilidades de alcanzar ingresos más altos, y resalta la importancia de la educación como medio de progreso social y económico.
“Cabe señalar que el estudio no incluye el aspecto de la calidad de los aprendizajes de los alumnos, tal como es medido por pruebas estandarizadas nacionales, como el operativo Aprender. Sabemos que, a nivel país, los resultados son poco auspiciosos tanto en el nivel primario como en el secundario y que los datos que se encuentran publicados a nivel municipio de Bahía Blanca (Aprender 2016-2018) no representan una excepción. Sin embargo, ha quedado fuera del alcance de la EPUE-2021 obtener alguna medida de los conocimientos o habilidades de los encuestados”, aclaran las investigadoras.
Educación y pobreza
“El cuarto Objetivo para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas pretende garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. La literatura ha señalado que la distribución equitativa de la educación puede promover la equidad social. Al mismo tiempo, la evidencia muestra que la equidad en el ámbito educativo depende en gran medida del grado de equidad existente en el entorno socioeconómico”, valoran Formichella y Krüger.
En Bahía Blanca, solo un 76% de quienes residen en un hogar multidimensionalmente pobre logra un resultado educativo deseable, frente a un 90% de quienes residen en un hogar no pobre. Se considera “deseable” si el niño o joven no ha dejado de asistir ni repetido. “Se observa que, en nuestra ciudad, la proporción de niños, niñas y jóvenes con una trayectoria educativa deseable es casi universal entre los hogares con clima educativo Alto y se reduce un 20% entre los hogares con clima Bajo o Medio-Bajo”. Es decir, las familias con mayor nivel educativo influyen positivamente en las trayectorias educativas de los hijos.
Un punto que merece atención es el gasto que significa para el Estado la baja calidad del empleo. Por eso se analizó la calidad de los puestos de trabajo de los encuestados según el nivel educativo. “Contar con empleos registrados y ‘en blanco’ significa acceso a dos derechos fundamentales: la posibilidad de disponer de ingresos al finalizar la vida activa y el acceso a la atención médica al momento de necesitarla. En ambos casos, cuanto menor es el nivel educativo, menor es la proporción de personas que gozan de dichos derechos. Asimismo, en ambas circunstancias existirá una mayor demanda sobre el Estado, dado que, por un lado, habrá que asistir a los adultos mayores que no dispongan de jubilación en el futuro y, por otra parte, quienes no poseen cobertura de salud presionaran sobre la oferta estatal”, explican ambas economistas.
El origen de los datos
La información con la que se elaboró este informe surgió de una encuesta de gran alcance realizada en todos los barrios de Bahía Blanca en 2021. Según explican sus autores, una encuesta como la EPUE 2021 no tiene precedentes en la ciudad por tres motivos: “porque se logró un tamaño muestral que triplica al tamaño de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), porque logró una excelente cobertura de los barrios más vulnerables de la ciudad, y porque indaga sobre una gran cantidad de variables socio-económicas y de condiciones de vida de las familias bahienses, incluyendo por primera vez indicadores que no están incluidos en otras fuentes de datos de recolección habitual”. Para ellos, “por estos tres motivos la EPUE-2021 constituye una fuente de datos de enorme valor para el IIESS, pero especialmente para la ciudadanía de Bahía Blanca y los hacedores de política pública”.
El grupo de trabajo estuvo conformado por 37 investigadores, investigadoras y becarios y un importante grupo de alumnos y alumnas que visitaron los hogares y realizaron las encuestas. La dirección general fue de la doctora Silvia London y el diseño muestral y coordinación del trabajo de campo de los alumnos estuvo a cargo de la doctora Valentina Viego.