Después de ocho meses de la media sanción en el Senado, un plenario de comisiones de la Cámara de Diputados buscará dar dictamen el próximo martes al proyecto de ley de alimentación saludable, también conocido como el «etiquetado frontal de alimentos».
La iniciativa, que busca que los envases de los productos incluyan etiquetas para advertir los excesos de azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías, genera críticas en la industria. Las alimenticias argumentan que está a favor de información más clara pero cuestionan la propuesta para incluir los octógonos negros en los envases.
En este marco, hablamos con la cocinera Narda Lepes: «Es simple, en la Argentina uno de cada dos niños tiene sobrepeso cuando termina la escuela primaria. La primera razón es el consumo de azúcar, y luego, el de grasas. No hay nada más que agregar».
El proyecto establece que aquellos productos que presenten excesos en nutrientes críticos como azúcares, sodio o grasas deberán tener impreso en su paquete un sello en forma de octógono color negro con “información clara, oportuna y veraz”. Además, pone especial atención en la publicidad, sobre todo aquella dirigida a los menores de edad. El objetivo general es que la población pueda comprender de forma rápida si aquello que está comprando es o no saludable.
Los números son alarmantes. De acuerdo a la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, el 41,2% de los niños de entre 5 y 17 años tiene obesidad o sobrepeso y en adultos, este porcentaje asciende a 61,6. Los especialistas hablan de una “epidemia” e insisten en que este es un tema de salud pública.
Para la cocinera, «hay gente que está mirando para otro lado, haciendo tiempo o, directamente, haciéndose los boludos. Desde hace 20 años vengo siguiendo los debates sobre esta ley en el mundo. Y en todos lados, los discursos de las grandes compañías fueron los mismos, es de manual. Algunos dicen que la ley puede traer menos trabajo si hay menos ventas. Todo lo contrario. Con la Ley del Etiquetado, las empresas tendrán que esforzarse para ofrecer mejores productos», explicó.
«Todos los alimentos y bebidas elaborados por la industria son aptos para consumo humano, tal como lo señala el Código Alimentario Argentino», plantean las industrias. Los cocineros y chefs que apoyan el etiquetado frontal retrucan: «apto para consumo humano no es lo mismo que alimento«, remarca Narda Lepes.
Antes de concluir, habló sobre los principales obstáculos con los que este tipo de regulaciones se encuentra: «La batalla la suele ganar la industria. Yo soy la persona más pesimista de la historia. La industria de los alimentos en el mundo hoy se está fusionando con la industria de los medicamentos. Las empresas son las mismas, y no por las razones correctas, sino porque los lobbys se unieron. El lobby que encabezaba la industria el azúcar en 2015 era mucho más alto en el Congreso de EEUU, que el de las armas y los medicamentos. No hay que ser naif, uno decide con la compra, hay que dejar de comprar porquería».