A días del paro convocado por la CGT, Macri utilizó un acto en la Casa Rosada para retomar su ofensiva antisindical.
Luego de un marzo que se caracterizó por las manifestaciones multitudinarias de rechazo a las políticas oficiales, la marcha del sábado 1A –mucho menos masiva– le sirvió de excusa al Gobierno para retomar un discurso de línea dura contra el sindicalismo y sus representados. En la misma línea de corte clasista en la que el sábado a la noche había mostrado su desprecio por los que se movilizaban en micros y comían choripán, ayer el presidente Mauricio Macri utilizó un acto en la Casa Rosada para criticar a los gremios y responsabilizar de la situación económica a los trabajadores por sus reclamos. Dijo que no entendía el paro general convocado por la CGT para este jueves y calculó en 15 mil millones de pesos el costo que tendría para el país la protesta. “El paro es consecuencia del fracaso de la política del Gobierno”, respondió Juan Carlos Schmid, integrante del triunvirato cegetista. “Se perdieron 80 mil puestos de trabajo en la industria de la construcción”, agregó el secretario general de la Uocra, Gerardo Martínez, para desmentir el panorama rosa que buscó pintar Macri durante el acto.
Macri presentó en el Salón Blanco el Acuerdo Federal por la Construcción (ver página 5). Martínez y el sindicalista José Luis Lingeri, de Obras Sanitarias, participaron de la firma y luego escucharon desde la primera fila, serios y sin aplaudir, las palabras del Presidente. Arrancó reiterando que estaba “muy emocionado, conmovido por lo que vivimos el sábado”. Como en ese video casero pergeñado por Jaime Durán Barba que Presidencia difundió poco después de la movilización de espíritu cacerolero del fin de semana, Macri diferenció entre esa expresión supuestamente “genuina” y “que surge del corazón” en su apoyo y las otras, que vendrían a estar protagonizadas por mafiosos que únicamente buscan defender sus prebendas, según se desprende de sus palabras.
“No podemos aceptar más comportamientos mafiosos en la Argentina”, dijo, y nombró en primer lugar al sindicalismo como un ámbito en el que había que desterrarlos. Como es habitual entre los integrantes del elenco oficial, al mismo tiempo que mencionaba la necesidad de sentarse a dialogar y llegar a acuerdos, el Presidente inmediatamente la emprendía a palos contra la oposición. “Los que se creen dueños de este país”, “los que ponen palos en la rueda” y “sacarle el poder a cada uno de estos mafiosos”, les dedicó. Incluso sacó de la galera una convocatoria urgente al Congreso para discutir la situación de Venezuela y que cada legislador exprese su posición sobre lo que está sucediendo allí. Prestos, Julio Cobos y Elisa Carrió anunciaron luego que activarían los mecanismos para esa convocatoria.
“Respeto, compañeros sindicalistas, esta decisión de hacer un paro, pero no la entiendo y no ayuda en nada a los trabajadores. Es un paro que va a costar más de 15 mil millones de pesos”, afirmó dirigiéndose a Martínez y a Lingeri. Habló de un presunto panorama resplandeciente para la construcción y “récord” para la obra pública, incluso con la posibilidad de que para acelerar tantas supuestas obras los obreros podrían trabajar sábados y domingos. Desde la platea de funcionarios –lo observaban la vicepresidenta Gabriela Michetti y la plana mayor del Gobierno– lo aplaudieron.
Rechazo sindical
Bien distinta resultó la evaluación de la coyuntura que contrapusieron desde la trinchera sindical.”El Gobierno ha gastado casi el 30 por ciento de su mandato y no le ha encontrado el agujero al mate en la cuestión económica, tenemos mayores dificultades que antes y se quebró la confianza”, retrucó Schmid desde Rosario, donde se encontraba de recorrida para afinar los detalles para la protesta del jueves. Schmid dio por hecho que el paro se sentirá muy fuerte. “Es la consecuencia del fracaso de la política, no se olviden que el año pasado estuvimos mucho tiempo en tratativas para intentar resolver estas cuestiones, y los resultados fueron bastante mezquinos”, añadió el integrante de la conducción cegetista. Y concluyó: “Parece ser que los famosos brotes verdes que anuncian desde el gobierno nacional, hasta que se conviertan en rama, están asentados sobre el lomo del pueblo trabajador”.
Gerardo Martínez, quien debió digerir en vivo el discurso presidencial, también ofreció luego su punto de vista. “El Gobierno se debería hacer una autocrítica de porqué se llega al paro. El reclamo de la CGT se debe a las necesidades que viven nuestras bases. No es una especulación política, es una acción táctica”, precisó.
La organización del paro sigue ganando en volumen. Representantes de todo el país de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) ratificaron ayer durante un plenario que el jueves no habrá colectivos, subtes, transporte de larga distancia ni combis. Por otro lado, la asociación que agrupa a los empresarios pymes anunció que se sumaba con un “persianazo”. “Las Pymes de la Argentina bajamos nuestras persianas y adherimos al paro de actividades en defensa del mercado interno y la industria nacional”, afirmaron desde la Asociación de Empresarios Nacionales para el Desarrollo Argentino.
La línea amarilla
Finalizado el acto, Macri dio una entrevista por radio en la que reiteró, casi textuales, varios conceptos y también alargó otros. Eso permitió conocer más en profundidad su concepción sobre la labor de los gremios y las reinvindicaciones laborales, elaborada durante sus años de empresario millonario. Sostuvo que lo que servía era que sentaran a una mesa a dialogar y no que buscaran mantener “el cien por cien de las prebendas”. “Eso pone en peligro lugares de poder mafiosos que han adquirido”, consideró, y se mostró escandalizado de que en la provincia de Buenos Aires los docentes no tuvieran presentismo. Elaboró una extraña teoría acerca de que criticar eso va en contra de lo políticamente correcto y que “a lo políticamente correcto hay que desterrarlo del vocabulario, siempre esconde críticas en contra de la gente”.
Pero el Presidente no fue el único que transitó esta vereda de endurecimiento del discurso en los días previos a lo que se presume será una contundente muestra de descontento nacional con sus políticas. “No creemos que el paro nacional convocado para este jueves, ayude en nada a la realidad de los trabajadores en la Argentina”, sostuvo el jefe de Gabinete Marcos Peña. En la lógica de Macri, también marcó que el paro le hace perder plata al país por lo que “no es contra el gobierno o el Presidente, es contra la Argentina”. Incluso, la habitualmente moderada ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, también se mostró más dura y criticó a las organizaciones sociales por la metodología de cortes de calles y piquetes, la que definió como “mecanismo de extorsión”. Además afirmó que “hay gente que no sabe porqué protesta”.
Fuente: pagina12.com.ar