La negociación del último lote de las paritarias, que corresponde a gremios no alineados con el Gobierno con los camioneros de Hugo Moyano a la cabeza, entró en una zona de indefiniciones que amenaza con derivar la semana que viene en medidas de fuerza. Por caso, ayer se suspendió una reunión con los empresarios del transporte de cargas frente a la incorporación de nuevas exigencias por parte de Moyano, consignó el diario Ámbito Financiero.
Se trata de discusiones que de manera formal o mediante artilugios apuntan a aumentos salariales del 30% o más, lejos de la pauta del 27% impulsada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, y aplicada por el Ejecutivo en la primera ronda de debates. Junto con los camioneros atraviesan situaciones similares los colectiveros de la UTA y el gremio de la Sanidad.
En el caso de Moyano, ayer imperaba el malestar entre los empresarios de la principal cámara de transportistas, Fadeeac, por una serie de agregados hechos por el gremio a la demanda inicial de incremento del 35 por ciento. La mayor queja de los empleadores era por un planteo gremial, agregado en medio de las negociaciones y fuera del pliego original, de una suba del ítem de antigüedad, que en la actualidad representa un 1% del sueldo, al 1,5 por ciento.
Pero el jefe del sindicato y de la CGT opositora, que esta semana reemplazó a su hijo mayor y segundo en la organización, Pablo Moyano, a la cabeza de las negociaciones, reforzó la demanda con otros ítems adicionales al aumento porcentual. Uno de ellos, y que representa para los empresarios un aumento exponencial en sus costos, es el cálculo del valor pagado por kilómetro recorrido en la actividad del transporte de cargas de larga distancia.
Con el cambio de ese cómputo, el sindicato explicó que apuntará a recuperar la distancia entre las categorías de asalariados, que en los últimos años se acercaron entre sí. Pero hubo más: también se reclamó la apertura de dos nuevas ramas de la actividad en el convenio colectivo de trabajo para incorporar el transporte de cereales y el de lácteos.
Antes de estos planteos, los empresarios habían avisado que estaban en condiciones de acordar una suba del 30 por ciento, de modo tal de avalar la máxima de Moyano de que sólo cerraría «con un tres adelante». Los directivos de Fadeeac sospechan que con los últimos agregados, el sindicato apunta a estirar ese porcentaje.
Otra de las discusiones pendientes que pueden definirse hoy es la de Sanidad con las droguerías. El gremio que encabeza Carlos West Ocampo reclama un aumento del 33% y espera cerrar con esas empresas -intermediarias de los laboratorios industriales y las farmacias- a lo sumo un punto por debajo. Con un acuerdo de esas características, que alcanza a 25 mil trabajadores, prevé avanzar con otras dos ramas de su convenio colectivo: la que rige en la industria y la del sector asistencial.
En tanto que el gremio de los colectiveros, con Roberto Fernández a la cabeza, no lograba cerrar ayer un acuerdo con una estructura definida con el área de Transporte del Gobierno: como anticipó este diario, se trata de una suba del 27,8% sobre el salario básico de la actividad más la extensión hasta fin de año de un pago mensual de $ 2.000 que se pactó desde enero en compensación por la falta de un entendimiento global. En el gremio, en este caso, temen que Cristina de Kirchner resuelva demorar en forma deliberada la firma para castigar la adhesión a los últimos paros nacionales.
Fuente: infonews