Primero quebró el club más popular del país. Colo Colo, «El Cacique», adeudaba tres meses al plantel. Un jugador se desquitó llevándose las pesas del gimnasio. Otro revendió decenas de zapatos Nike. Por impago, cortaron el agua en los vestuarios. Los empleados se declararon en paro. Algunos hinchas se encadenaron en la puerta del estadio. Otros tomaron la sede de Cienfuegos. Colo Colo sufrió una llamativa presión por su deuda fiscal y la jueza Helga Marchant decretó el fin. El síndico organizó un amistoso para recaudar fondos. «A morir por Colo Colo», decían las camisetas. Los jugadores bailaron Village People en un show de TV. Nicolás Castillo tenía apenas doce años. Dejó Colo Colo y se fue a Universidad Católica, el segundo equipo más popular, quebrado poco después. Castillo es hoy una de las nuevas esperanzas del seleccionado de Chile que jugará mañana ante la Argentina en el Monumental. Del fútbol que, a partir de la quiebra de Colo Colo, abrió hace quince años el camino a la conversión de sus clubes en sociedades anónimas.
La quiebra de 2002 «fue orquestada», escribió semanas atrás el periodista Cristian Arcos, testigo del proceso. Ayudó, es cierto, una administración desastrosa del club. Pero hacer quebrar al «Cacique» era «un golpe de efecto contundente para privatizar lo que faltaba privatizar en Chile», después de «la salud, la educación, los hospitales, los colegios, las universidades, las autopistas, los cementerios, la vida y la muerte». Una semana después de la quiebra, Sebastián Piñera, ya candidato opositor a la presidencia de la Nación, se reunió con Arturo Salah, director de la gubernamental Chiledeportes. Quería impulsar su proyecto de Ley de Sociedades Anónimas Deportivas (SADP). Seis meses más tarde, el gobierno de la Concertación del presidente Ricardo Lagos presentó su propio proyecto. Lo apoyaba el Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup), cansado de que los jugadores no cobraran sus salarios. Su presidente, Carlos Soto, suele jactarse de haberle dicho en 2005 a Piñera, en plena campaña presidencial, que, para ganar popularidad, debía comprar a Colo Colo.
En 2006, Piñera, hincha reconocido de Universidad Católica, se convirtió en accionista mayoritario de Blanco y Negro, la sociedad dueña de Colo Colo hasta 2035. Asumió con poderes plenos. La ley vetó topes al propietario único (del 49 por ciento inicial pasó al 100 por ciento), eliminó derechos preferenciales para socios y benefició el pago de deudas fiscales. Colo Colo SA ganó cuatro campeonatos seguidos y llegó a la final de la Copa Libertadores. Piñera se convirtió en 2010 en el nuevo presidente de Chile. Ese año, Marcelo Bielsa, fundador del ciclo más exitoso del fútbol chileno, renunció inesperadamente a la selección. Fue solidario con Harold Mayne-Nicholls, el presidente que fue echado de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) porque intentó imponer límites a los clubes SA. Los dueños de los grupos económicos más poderosos de Chile impusieron en su lugar a Sergio Jadue, su presidente-modelo hasta que estalló el FIFA-gate. La ANFP tiene hoy de presidente a Salah, el director de Chiledeportes. Hay informes que dicen que la propia ANFP podría convertirse en una SADP. ¿Y Piñera? Ayer lanzó en Santiago su postulación oficial para volver a ser presidente de Chile.
Fundado en 1966, Lota Schwager, el club minero que en 2007 jugó su último año en la primera categoría, fue notificado días atrás de su descenso a la tercera por no poder pagar sus deudas. Daniel «Abuelo» Briceño, de 35 años, veterano de seis ascensos, seguirá jugando aun con el descenso decretado. Para mantener a sus tres hijos, maneja su Chevrolet como conductor de Uber. Al arquero Siefred Jordan lo echaron de la pensión. Los hinchas organizaron una canasta familiar de fin de año para cada jugador. Los futbolistas no son culpables si los dirigentes no son capaces y si nadie aplica los mecanismos de fiscalización, protestó el sindicato. Quebró antes Provincial Osorno, que volvió con otra figura. También Fernández Vial, que cayó a la tercera B. Ovalle fue desafiliado. Curicó Unido resiste orgulloso como puede para no venderse a un cualquiera.
Las SADP impusieron un orden y un reglamento, coincide en decirme casi diez colegas y dirigentes chilenos. Pero los controles fallan, las sanciones suelen caer sobre los más débiles y muchas SADP sobreviven con préstamos polémicos y presionan por la venta del Canal de Fútbol (CdF) para repartirse un queso de 1200 millones de dólares. Un viejo defensor de la ley SADP graficó hace poco: «En un 85 por ciento los clubes hoy están ‘quebrados’; los grandes deben el doble que antes y gran parte de la deuda al fisco sigue impaga».
Este sábado se estrenará en Concepción «Tu ciudad no te abandona». El documental muestra la marcha histórica y emotiva de cinco mil personas el 9 de octubre pasado, en reclamo por la desafiliación de Deportes Concepción. Cuenta sobre hinchas que dejaron de quejarse en redes sociales y se pusieron a trabajar. «Conce está más vivo que nunca, porque al club -dice uno de ellos- lo hacen los hinchas».
Fuente: lanacion.com