Distintos espacios locales que incluyen una mirada académica, sanitaria y de ONGs, se unieron para realizar una jornada destinada a «detectar y atender la desnutrición y anemia de menores de cinco años de sectores vulnerables». Se realizó del 18 al 22 de abril en los barrios Spurr y Noroeste, y según se comunicó, llegaron a más de 150 familias.
Participaron de la actividad la Universidad Nacional del Sur a través de la Planta de Ingeniería Química (PLAPIQUI), alumnos y docentes del Departamento de Bioquímica y Farmacia, el Departamento de Sanidad, el servicio de Odontología del Hospital Penna, las cátedras de nutrición de la UCALP y de trabajo social de la UNISAL, y el Centro de Promoción para una Niñez Saludable (CEPRONISA).
Mirta Ruggeri, la presidenta de este último espacio, afirmó que el trabajo «se fue articulando a partir de la convocatoria a determinados coordinadores de carreras que se interesaron y se sumaron, y comenzamos a construir luego de una reunión con Salud del Municipio, que aportó espacios y facilitó cuestiones logísticas».
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En cuanto al trabajo que realizan normalmente en el espacio NIDO de Vista Alegre, Ruggeri comentó que «es un abordaje integral. Se aborda la salud física, la mental, y la trabajadora social se ocupa de las necesidades de las familias. Trabajamos con chicos recién nacidos y de hasta cinco años con déficit nutricional y madres embarazadas en riesgo. Nuestro equipo es interdisciplinario con pediatra, nutricionista, también tenemos voluntarios de nutrición y psicología«.
A esto agregó que «tenemos chicos de muchos sectores, de Spurr, de Grümbein, la mayor cantidad son de Tierras Argentinas, pero también tuvimos chiquitos de Cerri, tomamos chicos de toda la ciudad. Estamos convencidos de que la desnutrición debe atacarse en estos primeros años para que no deje secuelas en el futuro».
Desde el CEPRONISA entregan bolsones de alimentos regularmente, los cuales están armados por nutricionistas, y generalmente se conforman por «huevo, atún, lentejas, avena, maicena, harina, aceite, azúcar una vez al mes. La idea es que dejen de consumir tanta harina y azúcar aunque sea necesario. La leche es el elemento número uno, y se complementa con puré de tomate, fruta y verduras».
«Las familias piden mucha harina porque es la alimentación mas básica de todo el mundo. Ahí entra el trabajo de la nutricionista donde se enseña a usar otros elementos como la lenteja, sobre la harina no es solo lo que entrega sino cómo se usa» Mirta Ruggeri.
Por último, Ruggeri se refirió a las mayores vulnerabilidades que encuentran en el trabajo territorial. Fue tajante al decir que «el déficit más importante que atraviesan las familias son las viviendas. Las casas son muy precarias. El tema de vivienda es crucial porque tiene que ver con la calidad de vida, viven con pisos de tierras, no tienen baño, en invierno no tienen calefacción».