Si lograra imponer los elementos que componen su agenda económica, el mandatario electo de Estados Unidos aplicaría políticas proteccionistas y de recuperación de capitales financieros, que afectarían en particular a países como Argentina.
Detrás de la reacción de los mercados financieros, el desembarco de Donald Trump en la Casa Blanca anticipa transformaciones estructurales en la economía que impactarán sobre el frente financiero y comercial de la Argentina. Antes del comienzo del mandato, las disputas internas del partido Republicano así como el funcionamiento de las instituciones monetarias limitan las posibilidades del nuevo mandatario de Estados Unidos para imponer elementos de su agenda económica, como un fortalecimiento de las medidas proteccionistas, relocalización de empresas y el aumento en las tasas de interés. La primera de esas propuestas resentiría aun más los flujos comerciales mientras que las transformaciones financieras, como mínimo, endurecerían las condiciones de financiamiento para los países de la región. Los especialistas consultados por Página/12 advierten que incluso cuando el programa de Trump se vea limitado, existe un factor insoslayable para el país: la creciente vulnerabilidad asociada a un modelo de crecimiento basado en el endeudamiento externo y la apertura comercial.
“En un escenario de caída del comercio internacional y volatilidad financiera, donde el presidente electo de la principal potencia mundial habla de cerrar su economía, la decisión del gobierno de Mauricio Macri de liberalizar el comercio exterior y los flujos de capitales es cada vez más preocupante. En lugar de retirar al Estado de la economía, éste debería ocupar un rol central impulsando la industria y el mercado interno para buscar un crecimiento sustentable”, indicó el ex secretario de Comercio Augusto Costa. En ese sentido, el economista del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala Ariel Lieutier consideró que “cuando las grandes economías mundiales se cierran sobre sí mismas y el escenario mundial se vuelve cada vez más inestable, Argentina resolvió un modelo de apertura y desregulación que te expone más a los renovados vaivenes que generan situaciones como el Brexit o el triunfo de Trump”.
A pesar de las genuinas preocupaciones y dificultades que generaría la implementación de la agenda comercial expuesta en campaña por el flamante mandatario norteamericano, Costa remarcó que “Argentina conoce muy bien el impacto de las políticas proteccionistas de Estados Unidos, ya que mantienen herramientas de apoyo y sostén al sector agrícola así como las restricciones al comercio de productos sensibles que afectaron las exportaciones de limones o carne durante más de una década”. Para el ex funcionario, el cambio de gobierno en Estados Unidos presenta inconvenientes para la agenda de las autoridades argentinas: “Si Trump mantiene su postura de proteger a los sectores sensibles estadounidenses será un problema para el proceso de apertura comercial de Macri”. Desde su perspectiva, la apuesta a del Ministerio de Producción a celebrar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos salteando al Mercosur va a exigir mayores concesiones, donde “no sólo no habrá posibilidad de colocar productos industriales, como sucede hoy, sino que el creciente proteccionismo diluye cualquier aspiración para vender manufacturas de origen agropecuario o productos primarios”.
“Hay que considerar las limitaciones que pueden imponer los organismos internacionales para las propuestas económicas de Trump, pero no nos podemos olvidar que George Bush empezó la guerra en Irak con oposición de todos del Congreso, la ONU y la OTAN”, remarcó la historiadora de la UBA e investigadora del Indeal Valeria L. Carbone, al referirse al margen de maniobra del mandatario. La implementación del “programa político y económico aislacionista” de Trump dependerá de su capacidad de negociación con el Congreso y, fundamentalmente, con la cúpula del partido Republicano, con el que el nuevo Presidente está enemistado. “Estados Unidos va a continuar alejándose de los grandes acuerdos internacionales y mantendrá su política de reforzar las alianzas bilaterales, que en esta región le permitieron fragmentar a los países, una política comercial que en ese sentido es similar a la desplegada durante el gobierno de Obama”.
En términos financieros, Trump cuestionó las bajas tasas de interés mantenidas por la FED, el banco central estadounidense, y reclamó que sus autoridades incrementen los niveles. A pesar de las preocupaciones que despiertan esos cambios, Lieutier del ITE advirtió ayer que “más allá de quién fuera el ganador, la Reserva Federal iba a resolver los niveles de tasas de acuerdo a los parámetros de desempleo, inflación y crecimiento. Las autoridades ya anticiparon una suba hace meses y vienen postergándola ya que la economía no se reactiva”. De todas formas, el economista del instituto que depende de ATE y UTE señaló a este diario que “una suba de tasas sería compleja porque encarece el financiamiento internacional cuando el endeudamiento externo es la base del modelo económico del gobierno argentino. Una suba no sólo hace más caro el crédito sino que impacta sobre la disponibilidad de fondos”.
Fuente: pagina12.com.ar