En el marco de su participación en ENACOM23, el XX Encuentro de Carreras de Comunicación, el politólogo Mario Riorda dialogó con Radio Urbana sobre el presente y el futuro de las campañas políticas. «Es el fin de las campañas como las conocemos. Las de hoy son campañas sin orden. Antes arrancaban con un acto, seguían con una serie de spots y de propuestas. Las campañas se sostenían con hitos planificables. Hoy las campañas se sostienen con microhitos donde uno pierde el control porque todo el mundo produce contenidos».
En este sentido, Riorda señaló que «más del 80% del contenido de Milei no pasa por sus redes oficiales, sino por su ecosistema digital que ni siquiera el candidato y su equipo terminan produciendo».
Las campañas de 2023, explicó, terminan desorganizándose por eventos escandalosos y negativos. «Son campañas donde la emocionalidad es dominante. En vez de querer ganarle al opositor, hoy lo que se busca es pisarlo, humillarlo, negarle su otredad. Las campañas se sostienen por la capacidad de daño de uno frente al otro».
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El autor de libros como “Comunicación gubernamental, más 360° que nunca” y “Cualquiera tiene un plan hasta que te pegan en la cara” se refirió al uso político de las noticias falsas y el impacto que tienen en la percepción de la realidad de los ciudadanos. «Desapareció la verdad y empezó a ser un bien privado. Es verdad aquello que me gusta, que me sirve. En esta privatización de la verdad empiezan a jugarse una serie de partidos. Uno de ellos son las granjas de trolls en redes sociales, es decir un proceso de diseminación de la mentira a escala artificial. El segundo de ellos, que debería darnos más miedo, tiene que ver con las autoridades del habla, como el periodismo. En un estudio realizado junto a Chequeado vimos que en Argentina, a lo largo de siete años, el 50% de las noticias chequeables carecen de veracidad. Solo 1 de cada 4 noticias chequeables es verdadera».
Uno de los fenómenos más importantes de los últimos años, explicó el politólogo, es la tribalización, donde lo importante es ser fan de la tribu para pertenecer a ella. « Me preocupa mi micro mundo tribal, cerrado. Una de las características más impresionistas de pérdida de control de Milei son sus sequitos de habladores que se hablaron encima, peleándose con el mundo católico hablando mal del Papa, rompiendo un consenso tan caro a la sentimentalidad argentina como son las Malvinas, desconociendo la paternidad, poniendo en jaque los consensos sobre si hubo o no terrorismo de Estado. A su tribu esto le gusta, fuera de su tribu es donde generó el ruido».