Se publicó un informe del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS) en el que se observó que 3 de cada 10 bahienses no terminó sus estudios secundarios. El mismo indica igualmente que en los últimos años se generó un avance generacional, aunque persisten obstáculos a la hora de acceder, permanecer y finalizar los estudios.
María Marta Formichella, doctora en Economía por la Universidad Nacional del Sur, marcó que «el informe se enmarca en la segunda edición de la propuesta social inclusiva para medir la pobreza multidimensional en Bahía Blanca. Allí aprovechamos para hacer preguntas de otra índole para complementar con informes de otro tipo, como en este caso de educación. Llegamos a 1.4000 hogares bahienses, triplicando la muestra que toma el INDEC, y nos permitió analizar los niveles educativos tanto de adultos como también de niños y niñas en edad escolar».
El 29% de la población adulta de Bahía Blanca no completó el nivel secundario —casi 3 de cada 10 adultos— según un Informe de Educación basado en la Encuesta de Inclusión Social Sostenible (datos de 1.411 hogares representativos de toda la ciudad).
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— IIESS UNS – CONICET (@IIESS_CONICET) December 10, 2025
«Tanto a nivel local como nacional, a día de hoy tener un nivel educativo más alto sigue siendo un escudo en un mercado laboral segmentado, permitiendo una inserción privilegiada en todos los sentidos y sectores» María Marta Formichella.
¿Cómo impactan los niveles de escolaridad según el grupo etario? La investigadora afirmó que «llegamos a la conclusión de que hay un avance generacional si se analizan los números según el estrato de edad. Si tomamos los mayores de 20 años, tenemos poco menos de un 30% que no terminó sus estudios secundarios. Si tomamos la población entre de 20 a 34 años, el porcentaje se reduce a 18%. En ese sentido, los que tienen entre 50-64 años tienen un nivel de no finalización del 28%, y los mayores de 60, un 50%. Vemos entonces que se ha ido democratizando el acceso a la educación, y al ser obligatorio se volvió un requisito en el mercado laboral que han aportado a mejorar los niveles de finalización».
Por último, Formichella destacó que «la ventaja de esta encuesta es que pudimos cubrir de forma más eficiente a los barrios más vulnerables, encontrando importantes diferencias entre las personas encuestadas en estos lugares frente a otros en temas como la repitencia y la deserción escolar. En general, esto genera algo que denominamos ‘trampa de pobreza’, que sucede cuando los factores socioeconómicos de las personas generan mayores dificultades en las trayectorias educativas, empeorando así esos mismos factores en el futuro; es un bucle que se retroalimenta a no ser que haya factores externos, en general a través de políticas públicas».
