María Emma Santos Investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur

El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS, CONICET-UNS) publicó un informe que refleja una realidad social compleja y delicada en Bahía Blanca: el 28% de la población habita en hogares con pobreza multidimensional intensa o severa.

 

«El 16% de la población tiene hogares con inseguridad alimentaria, alguno de sus miembros ha pasado hambre o ha tenido que comer menos. De ese porcentaje, 17.000 son menores de 18 años», aseguró en Radio Urbana, María Emma Santos, Investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS), dependiente de la UNS-CONICET.

Se trata de 46.476 personas que se encuentra en una situación de inseguridad alimentaria moderada a severa, definida como hogares en donde, por falta de dinero u otros recursos, al menos uno de sus miembros comió menos de lo que debería
comer, o se quedaron sin alimentos en el hogar, o sintieron hambre pero no comieron o, en el extremo, pasaron un día entero sin comer. De ese total de personas en hogares con inseguridad alimentaria moderada a severa, 17.387 son niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años de edad.

El estudio fue elaborado a partir de datos obtenidos en una encuesta realizada en la ciudad durante el mes de diciembre de 2021, con el fin de conocer las condiciones de vida de la población, especialmente la de aquellos sectores en situación de pobreza y/o vulnerabilidad y aportar información útil para el diseño de políticas públicas, fundamentalmente a nivel municipal.

Los resultados ofrecen datos acerca de las faltas de acceso o privaciones vinculadas a cinco dimensiones esenciales del bienestar: Vivienda, Acceso a Servicios Básicos, Alimentación y Salud, Educación y Empleo y Seguridad Social.

Según detalló Santos, se trata de un relevamiento sin precedentes en la ciudad que logró un tamaño muestral de 1421 hogares, el cual triplica al tamaño típico de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, y que además incluye, por primera vez, indicadores que no son tenidos en cuenta en la misma, como seguridad alimentaria, situación habitacional, entre otros.

El análisis de indicadores a nivel individual permitió estimar que las tasas de privación más altas son la falta de cobertura de salud (29% de la población) y la falta de aportes a la seguridad social (23% de los ocupados), ambos vinculados con la alta informalidad laboral. Le siguen en orden de incidencia el bajo logro educativo en la población adulta: el 18% de la población de 18 años y más no ha alcanzado un mínimo nivel educativo.

El déficit habitacional también es significativo en la ciudad: el 17% de las personas habitan en viviendas inadecuadas. Este indicador recolectado brinda una información que no está disponible en otras fuentes de datos de recolección habitual como la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, la cual sólo pregunta por tipo de vivienda y sus materiales.

Un 17% de la población vive en viviendas deficitarias en varios aspectos o directamente son ranchos.

En cuanto a inseguridad alimentaria el 16% de la población se encuentra en una situación que va de moderada a severa. Se trata de hogares en donde, por falta de dinero u otros recursos, al menos uno de sus miembros comió menos de lo que debería comer, o se quedaron sin alimentos en el hogar, o sintieron hambre, pero no comieron o, en el extremo, pasaron un día entero sin comer.  Son 46.476 personas, de las cuales 17.387 son niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años de edad. Al igual que el de déficit habitacional, este indicador constituye un valor añadido de información estadística brindado por la encuesta del IIESS, no disponible en otras fuentes de datos de la ciudad.

«Esto pone de relieve la necesidad urgente de una política social municipal que reconozca y aborde el problema de inseguridad alimentaria en la ciudad», indicó.

Un 16% de la población habita en hogares con déficit de saneamiento y un 8% en condiciones de hacinamiento para dormir. A su vez, un 8% cocina o se calefacciona con energías contaminantes tales como leña, kerosene o carbón, en tanto que un 7% no tiene acceso a electricidad, o bien tiene una conexión irregular.

Otro resultado muestra que un 7% de la población de la ciudad de entre 18 y 65 años se encuentra desocupada o bien ya no busca trabajo por desaliento. En tanto, un 7% de los niños, niñas y adolescentes de entre 6 y 17 años que asisten a la escuela están rezagados en el nivel educativo con respecto a su edad.

Por último, remarcó que un 16% de la población, (47.355 personas), viven en hogares que están en pobreza multidimensional moderada. Otro 16% se encuentra en una situación de pobreza multidimensional intensa. Finalmente, un 12% de la población, (que equivale a 35.516 personas), vive en pobreza multidimensional severa.

Sumando los porcentajes de pobreza multidimensional intensa y severa, el Informe concluye que la tasa de pobreza multidimensional en Bahía Blanca es del 28%, siendo 82.412 personas las que habitan en hogares que atraviesan múltiples carencias.


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