Mauricio Macri consiguió ayer del sindicalismo peronista el aval que necesitaba para moderar las expectativas salariales. Lo tuvo tras reunirse con las cabezas de las tres versiones de la CGT y de los referentes de los sectores internos más gravitantes de la central obrera, a quienes les prometió compensaciones vía la reforma del Impuesto a las Ganancias (elevación del mínimo no imponible a $ 30 mil y cambio integral de escalas), la suba y universalización de las asignaciones familiares y la distribución de más fondos para las obras sociales, como había adelantado este diario.
Los compromisos más contundentes de la otra parte salieron de Hugo Moyano y Luis Barrionuevo. Cada uno a su modo, ambos dirigentes le dieron a entender que el movimiento obrero peronista es comprensivo de la delicada situación económica que afronta el Gobierno y le garantizaron a Macri que negociarán con cautela. En sintonía con Moyano, el gastronómico tomó la palabra: «Los gremialistas sabemos perfectamente cuándo es momento para ganar y cuándo no. Y éste no es un momento para ganar».
La conclusión del encuentro realizado en la Casa Rosada fue que los gremios nucleados bajo los sellos de la CGT apuntarán a firmar paritarias anuales con aumentos nominalmente por debajo del 30%, o bien alcanzar acuerdos semestrales como el que planteó el gremio de Comercio y que adelantó este diario (ver nota aparte). Macri, por su parte, les transmitió a los sindicalistas que cumplirá su palabra empeñada y sólo pidió tiempo para la aplicación de algunas medidas, como la devolución de $ 26 mil millones acumulados en un fondo relacionado con las obras sociales gremiales, la que condicionó al momento de arreglar el juicio de los fondos buitre y la eventual llegada de inversiones externas.
La comitiva dirigencial estuvo integrada por Moyano, Barrionuevo y Antonio Caló, el tridente de jefes de sendas CGT. También fueron Armando Cavalieri, de Comercio y referente de los «gordos» de los grandes gremios de servicios; Gerardo Martínez (albañiles, UOCRA), por los «independientes»; el portuario Juan Carlos Schmid, líder formal de los sindicatos del transporte (CATT) y Gerónimo Venegas, de los peones rurales e invitado por haber sido el único dirigente que respaldó explícitamente a Macri durante la campaña. Junto a Macri estuvieron su jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Trabajo, Jorge Triaca.
Tras una breve introducción de Triaca, la alocución de Macri estuvo centrada en la necesidad de encarrilar las variables económicas para combatir la inflación, que mencionó como el principal obstáculo a superar para su plan económico. Fue en ese punto donde Moyano y Barrionuevo le dieron al jefe de Estado señales de que su parte será negociar paritarias mesuradas. El gastronómico, descarnado, le pidió al mandatario y a sus funcionarios no volver a mencionar el rango de 20% a 25% de inflación prevista por el Gobierno como referencia para las discusiones salariales.
En otras palabras, Barrionuevo dio a entender que cada vez que un miembro del Gabinete económico menciona esa pauta los dirigentes están obligados a salir a contestarle con una previsión de reclamo salarial superior. «Déjennos a nosotros negociar cada uno con su sector empresario», planteó el líder de la CGT Azul y Blanca. El gastronómico, Moyano y Venegas fueron las voces más oficialistas del encuentro.
A continuación, cada gremialista expuso pedidos puntuales. En ningún caso Macri dio respuestas concluyentes aunque se manifestó dispuesto a analizarlos todos. Cavalieri fue la voz cantante por los fondos de las obras sociales. «Le dije que había que atender la crisis de un sistema de salud que atiende a 20 millones de argentinos, que es un ejemplo en todo el mundo y que hoy está severamente desfinanciado porque terminamos dándoles atención a monotributistas y jubilados del PAMI por muy poca plata, y porque pagamos insumos médicos a precio dólar», le contó el «Gitano» a este diario.
Gerardo Martínez, por su parte, se centró en la preocupación de los gremios industriales por la apertura de importaciones en algunos segmentos. «Había que abrir el cepo y sincerar algunas variables, pero estamos teniendo un problema grave de pérdida de puestos de trabajo», le argumentó a Ámbito Financiero sobre su exposición, que en ese punto contó con el aval de Caló y Cavalieri. También hizo hincapié en la suba consistente de precios que le siguió a la eliminación de retenciones al agro.
La agenda fue la misma que trataron a solas Macri y Moyano dos semanas atrás en Olivos, en el encuentro que reveló este diario y que inauguró la senda de acuerdo con el gremialismo peronista. Más allá de la crisis en algunos sectores industriales, apenas se habló ayer de la ola de despidos en el Estado, y Macri ni siquiera contestó las pocas alusiones al respecto. En una conferencia de prensa posterior, Triaca no descartó una nueva mesa de trabajo pero con las dos CTA, cuyos líderes fueron marginados ayer pese a que los estatales, enrolados en esas expresiones, irán a un paro nacional el 24 de febrero para protestar contra las cesantías.
Fuente: Ambito.com