Los sindicalistas instaron a los senadores a rechazar el ajuste jubilatorio, que comenzó a tratarse ayer en el Congreso. Marcaron la movilización como el inicio de una nueva etapa para un sector del gremialismo.
Mientras el Senado comenzaba a debatir el proyecto de ajuste jubilatorio y el acuerdo fiscal, en la plaza del Congreso los gremios de la Corriente Federal, las dos CTA y Camioneros –junto a algunos otros sindicatos cegetistas convocados tras la figura del secretario gremial de la CGT, Pablo Moyano- hicieron una masiva protesta contra las reformas del macrismo. “Venimos a la puerta del Parlamento a decirles sin eufemismos que rechazamos la reforma laboral, la tributaria y la previsional. Venimos a decirle que repudiamos la quita de derechos a los trabajadores, la desfinanciación de la seguridad social y, por supuesto, la insensible e inhumana actitud que tienen de bajarle el poder adquisitivo a los jubilados. Sepan que cuando levanten la mano, con la otra van a estar sacándolo el plato de comida a muchos compañeros que llegan a gatas a fin de mes, para ponérselo a los ricos en impuestos que no van a pagar”, dijo a los senadores Sergio Palazzo, el titular de la Corriente Federal, desde el escenario que compartió con Moyano, Hugo Yasky y Pablo Micheli.
La marcha puso en la calle a las organizaciones sindicales que en el último mes, en reacción ante la avanzada poselectoral de Cambiemos, acordaron hacer frente común contra el paquete de leyes que amenaza con barrer derechos sociales.
Estuvieron los gremios de la CTA, que vienen de atravesar los últimos dos años –especialmente los docentes de la Ctera y los estatales de ATE– haciendo marchas, actos, permanencias pacíficas y la batería completa de la protesta. A los docentes, la administración macrista les quitó la paritaria nacional, mientras que la administración pública pasó por olas de despidos por una combinación de purgas, desguace de las áreas sociales y recorte del presupuesto. En el mismo período, la Corriente Federal, impulsora de la marcha de ayer, dio en el ámbito del empleo privado los conflictos más fuertes en defensa del salario. Como línea interna de la CGT, la Corriente se posicionó en ese lugar prácticamente desde la asunción a la presidencia de Mauricio Macri, cuando la policía estrenó contra la cabeza de los bancarios el protocolo de seguridad de Patricia Bullrich, al reprimir una manifestación con que La Bancaria objetó el discurso del Presidente al inaugurar las primeras sesiones legislativas de su mandato.
Pero la coordinación de las CTA y la Corriente Federal entre sí, más la suma del sector de Pablo Moyano que ayer se juntó frente al Congreso reflejó un cambio de escenario: una reagrupación de fuerzas. “Nueva” frente al gobierno de Cambiemos; con raíces en la historia reciente, ya que remite al arco sindical que, en los ‘90 –con el MTA de Hugo Moyano, la CTA, las CCC, la regionales de la CGT- se opusieron al gobierno del menemismo y su modelo neoliberal.
Como en el entonces ascendente MTA que conducía Moyano padre, ayer se movilizaron los Camioneros y otros sindicatos cegetistas: Canillitas, el sindicato del Peaje (que conduce otro de los Moyano, Facundo) y varias seccionales de la Unión Obrera Metalúrgica, entre otros. Desde el interior del país llegaron los micros de las regionales de la CGT (Rosario, Santa Fe, Mendoza,todas zonas afectadas por la crisis de empleo industrial). Se movilizaron los gremios de los trabajadores en los medios, como el Sipreba (prensa) y Satsaid (televisión).
También fueron a la plaza los movimientos sociales, como organizaciones de los sectores más vulnerables. La CTEP, el Frente Darío Santillán, la Corriente Clasista y Combativa; mujeres con la remera de la Tupac Amaru, grupos de otras organizaciones llegadas en su mayor parte desde el Conurbano. Hubo cooperativas de trabajo, como las agrupadas en la CNCT y presencia de las universidades nacionales. Finalmente, los partidos y corrientes sindicales del FIT marcharon con una columna independiente.
En el escenario montado contra las escalinatas del Congreso fue colgada una gigantografía con la consigna “No es reforma, es ajuste. Basta!”. Hubo un orador por sector. Abrió Yasky, secretario de la CTA de los Trabajadores, quien denunció que el gobierno “quiere un país sin sindicatos”. “No va a haber sindicatos que desaparezcan, lo que va a haber es organización sindical. Vamos a construir unidad junto a los movimiento sociales y defensa al estado de derecho. Vamos por más unidad”, dijo.
Palazzo se encargó del tramo más pedagógico, al explicar la reforma, confrontando con los argumentos de la conducción de la CGT. “Si algún compañero dice que no se ha tocado el núcleo duro de los derechos de los trabajadores se equivoca y confunde al resto”, planteó. “Sí se afectan cuando se fijan indemnizaciones sean más baratas. Sí se afectan derechos e intereses de los trabajadores cuando se resigna la irrenunciabilidad de los derechos. Sí se afectan derechos cuando antes se le pagaba a los trabajadores una indemnización por haberlos tenido en negro y ahora solamente una multa al Anses. Se los afecta con los programas de pasantías que precarizan el empleo, y como contrapeso o contrapartida lo único que nos dan es un blanqueo escandaloso que le da impunidad a aquellos que sometieron a los trabajadores a la indignidad de no tener seguridad social”.
Antes que él, Moyano había equiparado las reformas del macrismo a las del menemismo en los ‘90 y a ley Banelco con que en la presidencia de De la Rúa avanzó en la flexibilizació. Moyano cruzó al triunvirato de la CGT desde ese lugar. “Decían que no teníamos legitimidad para convocar”, apuntó.
Los dirigentes buscaron un tono fundacional. “No hay destino para los trabajadores si no hay unidad”, señaló Micheli. Yasky habló del comienzo de “una etapa distinta”. “Esto tiene que ser la cuenta regresiva contra el ajuste. Si no alcanza, seremos capaces de ir a una CGT como fue la CGT de los Argentinos que luchó y no se entregó”.
Fuente: pagina12.com.ar