Los dólares que llueven del exterior, como consecuencia del proceso de endeudamiento abierto (tras la eliminación de las restricciones cambiarias y la reinserción del país en los mercados financieros internacionales), no se filtran aún hacia la economía real.
La conclusión puede obtenerse de los datos que aportó el balance cambiario de enero, publicado ayer por el Banco Central (BCRA), al mostrar que -luego de tres meses consecutivos en alza- los ingresos por inversión extranjera directa (IED) se retrajeron en el inicio del año respecto del nivel al que cerraron 2016.
La economía local recibió aportes por esta vía por 255 millones de dólares, lo que significa una reducción del 18% respecto de los US$ 311 millones ingresados en diciembre.
En el mismo mes, el Tesoro nacional obtuvo ingresos por colocaciones de títulos por un total de US$ 9849 millones, en buena medida por la colocación de bonos por US$ 7000 millones para prefinanciar sus necesidades para el año y ponerse a reguardo de posibles turbulencias en los mercados mundiales.
La baja en la IED deja en pausa un auspicioso ciclo de recuperación de este tipo de ingresos que se había iniciado en los últimos meses -pese a mantenerlos en niveles ínfimos- y plantea dudas sobre su continuidad. Además parece confirmar que, contrariamente a lo que era la ilusión oficial (el Ministerio de Hacienda tenía un contador de anuncios de inversiones en su página web), la inversión extranjera no será el motor de reactivación de la economía, sino que, en todo caso, llegará para consolidar ese despegue.
Los analistas creen que la retracción puede estar influenciada por lo que se dio en llamar el «efecto Trump», que volvió al movimiento de capitales más cauteloso; aunque advierten que el fenómeno también podría tener componentes locales.
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«Lo que los datos vienen diciendo es que la inversión extranjera directa en el país sigue sin despegar, por lo que le aporta poco y nada a la macro hoy», describe Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica.
«Eso no quiere decir que no aumente en los próximos meses, en especial porque venimos de mínimos históricos y de retroceder en la región largamente en los últimos años. Pero intuyo que el despegue real se dará si las próximas elecciones ratifican la decisión que tomó el Gobierno por reinsertarse en el mundo», apuntó, poniendo el foco en la incidencia del modelo político. «Su evolución y despegue ni siquiera dependerán de lo que pudiera hacer el gobierno de Macri, sino del dictamen de las urnas», insistió.
La Argentina se mantuvo al margen del despegue que mostró este tipo de inversiones en la región en la última década, aunque se desaceleró en los últimos años. Así, pese a mantenerse como la tercera economía en importancia, pasó a recibir IED como si fuera la séptima. Y no se le hace fácil recuperar protagonismo.
«El balance de enero no hizo más que confirmar que no se dio la lluvia de dólares para inversión y sólo se mantiene elevado el flujo financiero. Tomando en cuenta la apuesta que tiene el Gobierno en este sentido, es todo un dato», coincide Amílcar Collante, economista del Centro de Estudios Económicos del Sur (Cesur). «Todo parece indicar que, como muestra la experiencia histórica, estos ingresos sólo aparecen cuando se recupera la inversión de los residentes», apuntó.
Para Gabriel Zelpo, de la consultora Elypsis, las cifras de enero apenas dicen que la IED «se mantiene baja». Pero advierte que sería correcto sumar a este saldo parte de «las colocaciones de deuda que hicieron las empresas privadas en el exterior, ya que suelen tener como destino la inversión en la economía real».
Regreso del déficit cambiario
El saldo total de las operaciones en el mercado de cambios en enero fue deficitario en US$ 2622 millones, luego de tres meses consecutivos de superávit consecutivos que habían estado impulsados en gran medida «por los ingresos del exterior destinados al pago de las deudas impositivas» en el marco del blanqueo, explico el BCRA.
«Terminada la fase de menor multa, esos ingresos desaparecieron», corrobora Collante.
A su vez, también arrojó un déficit de US$ 158 millones la cuenta corriente, que contempla las transacciones reales (comercio de bienes y servicios) y rentas que se producen entre los residentes del país y el resto del mundo.
En este caso, todo fue porque los egresos provocados por los gastos que los argentinos realizaron por turismo en el exterior (US$ 1151 millones, 60% más que durante enero del 2016) se comieron el saldo de US$ 1057 millones que había dejado la diferencia entre el cobro de exportaciones (US$ 5090 millones) y el pagos de importaciones (US$ 4033 millones).
Otros datos que dejó el balance
La «fuga turística»
Por gastos de turismo, en enero se fueron del país US$ 1304 millones según el BCRA, US$ 501 millones más que durante enero de 2016.
La demanda de dólares
Hubo compras brutas de billetes por US$ 2520 millones, por parte de 967.000 clientes. Las ventas fueron US$ 794 millones.
-18%
En baja
Cayeron los ingresos de extranjeros para inversiones directas, al totalizar US$ 255 millones.
Fuente: lanacion.com