Juan Rossetti, veterinario y etólogo, conversó con Total Normalidad sobre el caso del pitbull que atacó a un joven en Villa Libre y sobre el estigma que pesa sobre esta raza de perros. «Hay que desmitificar a la raza. La peligrosidad del animal depende de la potencia de la mordida y la relación entre el perro y el tamaño de la víctima. Un perro que tenga un físico más grande genera una lesión más fuerte».
Rossetti, especialista en conducta animal, explicó que hay perros que reaccionan más violentamente por no tener estructura familiar. «El perro potencialmente peligroso se cría. Para que se manifieste una conducta como esta se necesitan dos grandes vectores: la capacidad genética del perro de presentar ese problema y una crianza con falta de estructura». Sobre este punto, resaltó que es importante la crianza del animal desde el vientre, cómo fue tratada su madre. «Si esa madre puso límites físicos fuertes, el cachorro aprende eso».
Un perro potencialmente peligroso se cría
Sobre la crianza de las mascotas, destacó que muchas conductas percibidas como positivas por sus dueños son en realidad señales de una posible conducta agresiva. «Yo llego a mi casa y el perro me saluda contento porque me extraño, en realidad el perro está marcando su liderazgo enfrente de la casa. Te salta, te pisa, vos lo acariciás y entrás en sumisión por voluntad propia. Desde el primer momento la gente empieza a estar errada con respecto a lo que es educar a un perro». El principal error de los dueños, resaltó Rossetti, es racionalizar las acciones del animal y considerarlo como un niño que va a comprender lo que le decimos. «En la naturaleza las cosas no son así. Si ese perro se desarrollara en una manada estable, muchas cosas no las haría por más que sea un cachorro».