El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) lanzó un completo informe en el que se destacan las características de la industria yerbatera en la argentina durante el último año en nuestro país. Como dato a destacar, se informa que el consumo de yerba mate se encuentra en el punto más bajo en los últimos ocho años, mientras que las exportaciones crecieron un 10,9% respecto al 2023.
Juan Manuel Gispert, politólogo especialista en economía del CEPA, detalló que «hemos analizado muchas variables: por un lado existe la discusión sobre si los salarios se han recuperado o no en la Argentina, y un dato importante para demostrar que los salarios siguen por debajo de la media es el consumo. En este caso en concreto estamos conversando sobre la yerba mate, que así como la carne o la leche son productos icónicos de la canasta de los argentinos. Este año tuvimos el peor consumo interno de yerba mate en los últimos ocho años, no hace falta más muestra que esto».
«Podríamos producir yerba suficiente como para sostener un fuerte consumo interno, y además exportar al resto del mundo sin generar mayores problemas en la industria de la yerba mate, ya que todavía hay margen para aumentar la producción» Juan Manuel Gispert.
¿Cómo se explica esa caída en el consumo de un producto tan arraigado a la cultura nacional? «Por un lado tenemos el impacto de la devaluación de diciembre del ’23, sumado a que durante los primeros meses del 2024 hubo muchos incentivos para las exportaciones, incentivando aún más esa caída del mercado interno. En todas las economías regionales pasó algo muy parecido; hubo un incentivo a las exportaciones durante los primeros meses del 2024, sumado a la caída del consumo. Y te agrego una variable más, el 80% de la exportación de yerba mate fue a Siria, lo que muestra el poco desarrollo que tenemos a la hora de internacionalizar nuestra producción y nuestra cultura. Gran parte del éxito de los Estados Unidos se basa en que lograron que todos los países del mundo comamos sus hamburguesas, y acá no tenemos una política de promoción de nuestro mate, sino que ha sido más bien una especie de casualidad histórica».
Haciendo un análisis más específico del complejo yerbatero nacional, Gispert aseguró que «está atravesando un fenómeno de concentración aún mayor de lo que ya era, y donde la variable de ajuste es el productor, y principalmente el pequeño productor. Hoy las grandes compañías están importando la yerba para presionar al productor, y todo esto deriva en que se está agrandando la brecha entre el precio de venta al público y lo que se le paga al productor. La participación de la ganancia total del productor en el precio de venta al público cayó un 3,6% en un año, lo que parece poco, pero viene de un dato que ya era particularmente bajo. Si eso no se modifica, la situación termina en el cierre y el abandono de las fincas».