Este martes se cumplió un año desde la asunción de Javier Milei al mando del Gobierno nacional. En ese marco, el Centro de Economía Política Argentina lanzó un interesante informe para reflexionar sobre la dirección económica, repasando los resultados en materia de inflación, producción, actividad, empleo, jubilaciones, entre otros indicadores.
Juan Manuel Gispert, licenciado en Ciencia Política y Administración Pública del CEPA, resaltó que «en líneas generales, el balance nos marca un ajuste brutal explicado por tres factores: la devaluación de diciembre, la famosa motosierra, y la licuadora. La megadevaluación disparó la inflación, y los gastos que no se actualizaron de manera acorde se terminaron licuando. La inflación sumada a no autorizar el aumento de gastos licuó por ejemplo a las jubilaciones. A eso se le sumo la motosierra, que fue ajustar el gasto de las distintas áreas. Eso fue un ajuste ortodoxo y clásico«.
Actividad económica de noviembre: desempeño dispar en comparaciones interanuales e intermensuales, con la construcción destacándose como el sector más afectado.
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— Centro CEPA (@ctroCEPA) December 5, 2024
En ese sentido, agregó también que «se dio un aumento de tarifas por encima de los aumentos salariales, a lo que luego Milei decidió sostener una estabilidad manteniendo al peso estable. Ahí establece que el dólar no se mueva de donde esta, devaluando 2% por mes con el famoso crawling peg. Con esto nos empezamos a parecer a una Argentina de los 90′. La decisión de Milei fue salir de ese desequilibrio generado en diciembre con una estabilización de la inflación y la actuación de la licuadora. En ese sentido, las distintas variables a partir de junio se estabilizaron, y hasta en algunos datos puntuales se dieron recuperaciones. Por ejemplo, el más notorio se da en los sueldos privados».
Por último, Gibert concluyó que «Milei logró la estabilidad con suerte, sumado al efecto de políticas pasadas como la estatización de YPF y la inversión de Vaca Muerta, sumado al blanqueo. Al ser una estabilidad tan frágil, cualquier movimiento tanto nacional como extranjero la puede voltear porque las reservas del Banco Central aún están en negativo, teniendo superávit comercial. Toda esta construcción puede caerse como un castillo de naipes; con cualquier inconveniente internacional se dispara el dólar y se cae todo este entramado. Es una estabilidad peligrosísima, de alto riesgo. Esto es así porque estamos en menos $9.000 millones de dólares de reservas, cuando la previsión de deuda con el FMI, bonos y letras del Tesoro para el año que viene es de $17.000 millones de dólares».