Juan Carlos Mansilla Lic. En Psicología

A las consecuencias ya conocidas que el tabaquismo provoca en el organismo, se sumó el hecho de que por su condición de fumadores, quienes tienen esta adicción integran los grupos de riesgo frente al COVID-19. Hablamos con el Lic. En Psicología, Juan Carlos Mansilla, es Director del Centro de Estudios en el fenómeno de las drogas y problemáticas asociadas de la UMSA y de abordajes territoriales en la SEDRONAR: «Nunca se menciona a los que tienen adicciones como población de riesgo».

La industria tabacalera anunció que por el cierre de sus fábricas a causa del aislamiento social preventivo y obligatorio distribuyó el stock que tenían almacenado y “es inminente” que las distribuidoras se queden sin mercadería, es vista para otros como una oportunidad para abordar desde la salud los beneficios que acarrea abandonar el hábito de fumar.
«Para aquel que en alguna oportunidad se ha propuesto dejar el tabaco, la cuarentena es una buena oportunidad», sostiene Juan Carlos Mansilla, pero así también «cuando la persona tiene ansiedad o está saturada de la cuarentena y tampoco se planteó dejar de consumir, este contexto es contrario o peor».
El aislamiento puede agravar la sensación de abstinencia en muchos casos, con la manifestación de irritabilidad, ansiedad o dificultad para dormir, o en otros plantear el escenario ideal para abandonar la adicción.

«Nos vamos a encontrar con una tarea importante en salud mental, para que las personas se puedan enfrentar a lo que viene de manera racional», finalizó.

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