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Continúan las repercusiones por la decisión del Gobierno nacional de eliminar todo tipo de retenciones a la exportación de granos, carne bovina y aviar en la Argentina hasta el próximo 31 de octubre, cuatro días después de las elecciones de medio término. Si bien esto marca un importante retroceso en materia fiscal, el Gobierno apuesta a que la decisión podría generar una inyección de dólares que mantenga la estabilidad en el tipo de cambio.
José Irastorza, dirigente de la Sociedad Rural de Bahía Blanca, marcó que «fue una medida que recibimos con mucha sorpresa, nadie se la esperaba y no se había charlado con anticipación con nuestro sector. Está claro que favorece al sector agropecuario como cualquier baja de impuestos, pero cabe aclarar que en nuestra región se reflejará muy poco. El productor de esta zona del país no tendrá una gran ventaja, aunque sí lo tendrá el de la zona núcleo donde se concentra la producción gruesa. Aún queda un 40% de la cosecha para comercializar, unas 40 millones de toneladas aproximadamente».
«Nuestra zona, que produce grano fino, ya vendió su cosecha. Esto beneficiará desde la mitad de la Provincia de Buenos Aires hacia el norte, donde hay una mayor presencia de cultivos de maíz y soja, que hoy están sembrando con retenciones cero» José Irastorza.
En cuanto a la postura del Gobierno nacional, el dirigente afirmó que «es una buena noticia pero que debemos tomar con pinzas. Queda claro que el Estado no aplica esta medida como algo a mantener en el tiempo, sino que lo hace frente a una necesidad de juntar dólares para hacer frente a los compromisos que tiene. Cabe recordar que del total de las divisas que entran al país, entre el 60% y el 70% son generados por la agroindustria. No hay otra actividad que pueda generar semejante cantidad de dólares para nuestra economía».
En cuanto a su evaluación personal del impacto de esta medida, Irastorza detalló que «entiendo que la soja se va a vender mucho, a pesar del atraso cambiario del 10% aproximadamente que tenemos. La quita de retenciones en esta magnitud es mucho más de lo que un productor podía esperar. Más allá de todo, el productor va vendiendo porque tiene necesidades; en el caso por ejemplo de la agricultura, en 15 días cosechás para vender en 10 meses, y así poder afrontar los gastos de vivir y volver a cosechar. Lo que es triste es que la Argentina produzca para una población 10 veces mayor a la que tiene, y que aún así tengamos estos números de pobreza e indigencia, es inentendible».