Durante la mañana de ayer las redes sociales estallaron con una convocatoria a un cacerolazo. La cita era a las 20:00. Dos horas antes llegó la policía montada que tras un largo rato se trasladó hacia un costado de la sede gubernamental. Cuando llegó la hora señalada comenzaron a llegar manifestantes a la Plaza Independencia: clase media acomodada, estudiantes universitarios y columnas identificadas con banderas de la Unión Cívica Radical. Un par de bombos y tapas de cacerolas comenzaron a hacerse oír. De a poco, la multitud fue creciendo. Algunos con pancartas realizadas a las apuradas y con frases donde la primera persona predominaba: “Yo voté a Cano” o “Yo tampoco voté a Manzur”. Algunas eran más directas y rezaban “ladrones”, “corruptos”, reflejó Tiempo Argentino.
La prevención visible que había organizado la policía local incluía una serie de vallas un tanto escuálidas y una línea de efectivos, en su mayoría mujeres, que pronto estuvieron cara a cara con los manifestantes. Cerca de las 21 llegó un grupo de militantes radicales un tanto más enfervorizado que el resto y comenzó a intentar saltar las vallas. El fervor contagió a otros y la policía decidió entregar la vereda y retirarse hacia las grandes puertas de hierro. Los manifestantes tomaron la explanada de una Casa de Gobierno totalmente a oscuras pero en la que podían divisarse sombras de cascos, de esos que usa la policía antidisturbios. A pesar de que algunas bombas de estruendo estallaron contra las ventanas del primer piso ningún policía de los diez que quedaron del lado de afuera del portón se movió de su lugar. Estrofas del Himno Nacional, gritos de asesinos, ladrones y corruptos se mezclaban sin solución de continuidad.
La multitud que llegó hasta el corazón de la capital tucumana optó por quedarse en la puerta de la Casa de Gobierno. Ni siquiera amagó a dar una vuelta por la plaza. Eran muchos pero sólo en ese sector. Del otro lado del paseo la vida transcurría con la normalidad que permite una manifestación de este tipo.
Mientras en la plaza los militantes radicales se desgañitaban gritando, el candidato a gobernador del FAB, Cano, evitó sumarse a la movilización y prefirió desgranar sus denuncias de fraude por los canales de noticias de Buenos Aires.
Luego de casi dos horas de manifestación se abrieron las puertas de la Casa de Gobierno y el descontrol se generalizó. Las bombas de estruendo dejaron lugar a los estallidos de los gases lacrimógenos y la seca detonación de las balas de goma.
Las corridas no se hicieron esperar. Algunos militantes radicales retrocedieron unos metros y buscaron contraatacar con piedras e insultos. No tuvieron éxito. Los dirigentes seguían sin aparecer y la multitud se enardeció aún más. A falta de piedras los manifestantes recurrieron a las naranjas de los árboles que hay la plaza.
Durante toda la jornada de ayer Cano se negó a reconocer los datos que arrojó el escrutinio provisorio aunque durante la larga noche del domingo nunca deslizó en sus discursos la posibilidad de considerarse el ganador de los comicios. La negativa entonces parece tener más que ver con una estrategia político-mediática con vistas a las generales de octubre que con alguna incapacidad para aceptar la realidad. La maniobra necesitaba que trascendiera las fronteras de la provincia. Por caso, ayudaron a la movilización las reiteración de imágenes de los sucesos violentos del domingo a la noche que realizaron los canales de noticias porteños. A eso se sumaron Mauricio Macri y Sergio Massa que, a través de los medios, exigieron que se abran todas las urnas. El candidato presidencial del FPV, Daniel Scioli, cuestión esa actitud y les pidió a los dirigentes opositores que asuman públicamente la voluntad popular.
Escrutinio definitivo
Durante la madrugada de ayer, dirigentes que responden a Cano anunciaron con vehemencia en la puerta del Correo Argentino, donde se realizó el escrutinio provisorio, que les resultaba sospechosa la suspensión del recuento y la consideraban parte del fraude que denunciaban. Anticiparon entonces presentaciones judiciales ante el fuero contencioso pero también en el penal. Sin embargo, la decisión de terminar con el conteo de las mesas se debió a cuestiones de orden técnico porque las 641 actas que restaban escrutar tenían algún problema como mal realizada el escaneo del acta o que le faltaba alguna información, amén de las observadas por la oposición. En ese sentido el presidente de la Junta Electoral Provincial (JEP), Antonio Gandur, decidió que, en cumplimiento de la ley electoral que dice que el escrutinio definitivo debe comenzar 48 horas después del comicio, se comience con el análisis de las 641 mesas observadas y luego con el resto para cumplir con la norma. Lo que entienden también en la JEP es que en base a los resultados obtenidos en el recuento del 81,55% del total de mesas habilitadas, unas 3474, y la diferencia de votos entre una fuerza política y otra, el resultado de las 641 restantes no variará el resultado final.
Incluso, desde la propia JEP, surgió el argumento que desmoronó algunas de las denuncias que había distribuido la oposición.
Desde el FAB habían asegurado que había varias urnas que tenían votos dentro desde antes del inicio del comicio. Fuentes de la Junta Electoral confirmaron a este diario que se comprobó un solo caso de este tipo y que el resto se debía a que las mesas se habían abierto a las ocho en punto y que los fiscales de la oposición llegaron 45 minutos tarde y, como ya estaban funcionando las mesas, era obvio que las urnas ya tenían en su interior los sobre de los electores que llegaron a horario.
Nada de eso pareció importarle a Cano, quien anoche por la TV porteña, aseguró que no confiaba en nadie y menos en los miembros de la JEP. Lo paradójico fue que la integración de la Junta Electoral se modificó en la madrugada del sábado luego de que la Cámara en lo Contencioso y Administrativo, aceptara una solicitud en ese sentido de los abogados del FAB y los nuevos miembros no fueron cuestionados hasta este lunes por la noche incluso cuando la nube de gases lacrimógenos invadía la Plaza Independencia.
Fuente: Infonews