REORDENAMIENTO TRAS LA RUPTURA EXPUESTA DE LA CENTRAL OBRERA ANTE LA PROTESTA DE MOYANO DEL 22-F – “Gordos”, “independientes” y sindicalistas no resueltos a confrontar con Mauricio Macri se mostrarán mañana junto al triunviro Daer para ofrecer una interlocución fiable al Gobierno.
Sobre las cenizas del triunvirato de la CGT los sectores más dialoguistas mostrarán mañana volumen dirigencial con vistas a una reestructuración de la central o bien, como parece más probable, la creación de una nueva organización paralela a la que sostendrán Hugo Moyano y Luis Barrionuevo para confrontar al Gobierno. Los ejes del encuentro, que se hará por la tarde en el gremio de Sanidad, serán los «gordos» de los grandes sindicatos de servicios, los «independientes» de histórico buen diálogo con los oficialismos y otros referentes no alineados con los opositores.
Según los organizadores, la base serán los 14 miembros del Consejo Directivo de la CGT ausentes en el último encuentro, en el que se votó acompañar la marcha lanzada inicialmente por los Camioneros de Moyano para el 22 de este mes en la avenida 9 de Julio. Esos dirigentes y sus aliados, entre los que dan por hecho que estará la Unión Obrera Metalúrgica y, tal vez, el sindicato de mecánicos (Smata) junto a gremios del transporte, alegan nuclear el 70% de los congresales de la central.
Se trata de uno de los mecanismos para medir poder en el sindicalismo tradicional. Cada organización cuenta con un número de representantes en proporción a la cantidad de afiliados que son los que participan en los congresos de la CGT. Esas instancias son las de ordenamiento general que históricamente desembocaron en nuevas conducciones como ocurrió en agosto de 2016 con el alumbramiento del actual triunvirato, integrado por Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña.
Esa medición históricamente inclinó la balanza por número de afiliados a favor de gremios como Comercio, de Armando Cavalieri, Sanidad, de Daer y Carlos West Ocampo (los «gordos»), la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), de Gerardo Martínez, los estatales de UPCN, liderados por Andrés Rodríguez y Obras Sanitarias, a cargo de José Luis Lingeri (los «independientes»). Además de esos hombres se descuenta la presencia del docente Sergio Romero (UDA) y de Rodolfo Daer, del gremio de alimentación.
Entre los que anticiparon su asistencia a pesar de no integrar el Consejo Directivo de CGT se encuentran Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y Guillermo Moser (Luz y Fuerza), dos gremios que años atrás formaban parte de los «gordos» pero que en la actualidad militan con reservas- en el Movimiento de Acción Sindical (MASA) del taxista Omar Viviani. Sasia, de hecho, tiene ambiciones de liderar a solas la CGT con el respaldo de algunos dirigentes oficialistas. Los organizadores alientan además la concurrencia de Antonio Caló, de la UOM, y de Ricardo Pignanelli, del Smata, los mayores gremios industriales, y hasta se entusiasman al hablar de una eventual «CGT Deán Funes» por la dirección de la Federación de Sanidad donde se hará la cumbre, en el barrio de San Cristóbal.
Un sector que no acudirá a la cita pero terminará por acoplarse al mismo grupo será la conducción de las 62 Organizaciones, el sello más oficialista del universo de la CGT. Con la jefatura formal de Ramón Ayala, el sucesor del fallecido Gerónimo «Momo» Venegas en el gremio de los rurales (Uatre) en esa estructura se destacan el petrolero Antonio Cassia, el referente del personal del gas Oscar Mangone, José Ibarra, del sindicato de conductores de taxis y Juan Miguel García, de los estacioneros del interior.
Una de las incógnitas será la determinación de los principales referentes de los gremios del transporte, Roberto Fernández (colectiveros, UTA) y Omar Maturano (maquinistas de trenes, La Fraternidad). El líder de la UTA tiene un vínculo estable con el Gobierno y buena relación con los «gordos», lo que lo acerca a la reunión en Sanidad. En tanto que Maturano es más impredecible pero igual de dependiente de los subsidios al transporte que Fernández.
Y si bien tanto los negociadores como los disidentes pregonan la necesidad de la «unidad del movimiento obrero» como una letanía todos tienen la certeza de que no habrá posibilidad de sostener bajo el mismo techo a «gordos», «independientes» y aliados con Moyano, Barrionuevo y sus socios. Bajo esa premisa el consenso generalizado es que hacia mayo habrá al menos dos CGT, y que se repetirá el escenario de la segunda presidencia de Cristina de Kirchner con un sello reconocido por el Gobierno, el ala dialoguista- y otro, el opositor, volcado a la protesta callejera.
Fuente: ambito.com