La semana pasada, la Cámara de Diputados de la Nación le dio media sanción a un proyecto que busca modificar el huso horario que rige para la Argentina: Se plantea pasar del UTC -3 al UTC-4, lo que significaría a fines prácticos retrasar una hora todos los relojes. ¿Qué impacto puede tener esto en nuestra cotidianeidad?
Gonzalo Iparraguirre, antropólogo y especialista en gestión del tiempo, marcó que «el beneficio más directo de este cambio tiene que ver con la cantidad de luz solar a la mañana. Adaptarnos al huso horario que nos corresponde (UTC -4) significa poner los relojes más temprano y que nuestra vida cotidiana comience con luz. Es cierto también significa que tenemos una hora menos de luz al final del día, pero lo que podría cambiar son los horarios de las actividades en cada lugar. Teniendo esto en cuenta, si la jornada arranca antes, también debería terminar antes, con jornadas laborales que sobre todo en invierno deberían permitir que la gente regrese a sus hogares y priorice el descanso».
¡Justo a tiempo! 🔄⏰
Aprobamos en @DiputadosAR el proyecto que modifica el huso horario de 🇦🇷 pasando de -3 a -4, el que realmente nos corresponde. El objetivo es sincronizar mejor la hora oficial con la hora solar. Esto mejora el rendimiento y optimiza el uso de la luz natural. pic.twitter.com/FNe0a4XBBO— Julio Cobos (@juliocobos) August 21, 2025
«El proyecto deja abierta la posibilidad de alternar los horarios en invierno/verano, algo que en general no se recomienda en el mundo. En vez de modificar los usos horarios, lo que es preferible es adaptar el inicio de las actividades en cada ciudad para ser precisos en priorizar la luz solar» Gonzalo Iparraguirre.
¿Cuáles serían los beneficios más notorios en términos puntuales? El especialista marcó que «en primer lugar, los argentinos estamos en un promedio de 6,6 horas de sueño, cuando lo recomendado por profesionales de la salud es de 8 horas. A eso se suma la cuestión productiva, teniendo en cuenta que la desorganización general de los husos horarios impacta en la productividad. A su vez, es una medida que también midió su impacto económico en términos de ahorro de energía, de afectación a la salud, de ausentismo en trabajo y escuelas, etc».
Finalmente, Iparraguirre agregó que «en términos geográficos, la mayoría de las provincias argentinas debería estar en UTC -4, mientras que las provincias cordilleranas deberían colocarse en UTC -5 al haber 15 grados de diferencia. Esa distancia hace que la diferencia de la luz solar entre diferentes regiones sea muy marcada. Por ello, habría que pensar en trabajar en un nivel más local para cambiar el horario de ingresos las diferentes actividades. Capaz en Córdoba es mejor ingresar a las 9:00 y en Mendoza a las 10:00, aún cuando la hora oficial sea la misma. Eso mejoraría el aprovechamiento de la luz solar sin forzar que distintas actividades se hagan con diferentes grados de luz a lo largo del país».