VISITA DE JORGE TRIACA A LA SEDE DE AZOPARDO. DESCARTÓ MODIFICACIÓN INTEGRAL A LA BRASILEÑA
– El ministro de Trabajo terminó de sellar un entendimiento de largo aliento con la central sindical. El compromiso es que cualquier cambio será por consenso y en función de los convenios existentes.
El Gobierno y la CGT consagraron ayer una alianza de conveniencias mutuas que desembocará en retoques puntuales sobre la legislación laboral. La visita del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, a la sede de la central sindical implicó un compromiso oficial de no promover una reforma integral al estilo de la brasileña, pero sí un acuerdo en torno a un blanqueo laboral amplio, como había anticipado este diario, que a pedido de los dirigentes podrá incluir la participación activa de los gremios en la fiscalización del empleo informal. Los otros dos ítems sobre los que hubo consenso fueron la creación por ley de una agencia revisora de tratamientos médicos, para poner a salvo las obras sociales de las demandas de sus afiliados, y de un nuevo sistema de pasantías.
«Brasil no es un espejo para la Argentina», calmó Triaca. Para haber sido un encuentro que prometía apenas una foto la visita dejó más que satisfechos a funcionarios y dirigentes. Fue la culminación de una gestión de acercamiento entre ambas partes tras sucesivas fricciones y que incluyó una garantía del Gobierno de avanzar en modificaciones sólo por consenso, de modo de reintegrarle a la CGT el rol de interlocución que buscaba.
Triaca se hizo acompañar por su viceministro, Horacio Pitrau, por el superintendente de Servicios de Salud, Sandro Taricco -en una virtual presentación formal de ambos tras haber asumido semanas atrás en sus cargos- y el jefe de Gabinete de la cartera laboral, Ernesto Leguizamón. De la CGT fue la gran mayoría de su Consejo Directivo encabezado por el triunvirato Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, y fueron notorias las ausencias de los hermanos Pablo y Facundo Moyano, hijos del camionero Hugo Moyano, así como de un puñado de dirigentes que reporta al mismo espacio. Se trata del sector que más alentaba una confrontación con el Gobierno hasta antes de la tregua.
A partir del compromiso enunciado por el ministro de no seguir los pasos de Brasil -que flexibilizó al máximo su legislación laboral y dejó inermes a los sindicatos- las exposiciones y el diálogo fluyeron en términos muy amables. La intervención del ministro incluyó alusiones a su propio nacimiento en una clínica de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y una ponderación del rol del sindicalismo en Argentina para establecer una clase trabajadora con condiciones por encima de la media regional.
El clima habilitó entonces la exposición de propuestas con objetivos en común. La principal de ellas, el proyecto de ley de blanqueo laboral con la condonación de deudas para empleadores informales y un aporte estatal para cubrir ese faltante. Daer planteó la necesidad de habilitarles a los gremios la potestad de colaborar en la fiscalización. Cerca de Triaca confirmaron anoche que el Gobierno está dispuesto a convalidar esa posibilidad más allá de la previsible negativa del sector empresario. La consigna de la iniciativa será «informalidad cero».
Otro tópico sobre el que se avanzó fue la constitución de un nuevo esquema de pasantías, que buscará desmarcarse del mecanismo extendido en la década del 90 y que en este caso llevará la denominación de «prácticas formativas». En este punto los dirigentes insistieron en que la validación irá de la mano de la incorporación de los pasantes en los convenios colectivos de cada actividad.
El tercer rubro de consenso fue la próxima creación de una Agencia de Evaluación de Tecnologías de Salud, un órgano que deberá intervenir en los casos de controversia entre las prestadoras del sector (obras sociales, prepagas u hospital público) y los pacientes que resolvieran acudir a la Justicia para demandar tratamientos o remedios no previstos. En este aspecto surgió la otra novedad: luego de haber amagado con fundarla por decreto, el Gobierno apelará a la renovada alianza con la CGT para concretarla por ley antes de fin de año.
El resto del encuentro discurrió hacia alternativas de una vaga participación gremial en las discusiones de la Argentina por acuerdos económicos con otros países o bloques regionales, y de la CGT en encuentros que habrá sobre trabajo infantil y empleo joven.
Ni siquiera hubo alusiones al plan de lucha que Schmid había anunciado como único orador en el acto del 22 de agosto en la Plaza de Mayo y que debía discutirse en el Comité Central Confederal del 3 de octubre. Ningún dirigente hizo saber ayer que esa posibilidad estaba vigente. La curiosidad la aportó la jefa del gremio de modelos, Noé Ruiz, que se asumió por un lado como una aparente minoría en el Consejo Directivo por su condición de mujer pero al mismo tiempo como representante del género. Sus pares, habituados a discusiones políticas o de números, no terminaron de comprender la intervención.
Al término del encuentro el docente Sergio Romero (UDA) aclaró que se le transmitió al ministro «el malestar» de la CGT por las intervenciones sobre varios gremios pero al mismo tiempo destacó la reanudación del diálogo. Como había anticipado este diario, ese tópico también será encarrilado a través de una mesa de negociación que terminará por alejar ese fantasma entre las organizaciones.
Fuente: ambito.com