El Gobierno de Javier Milei decidió vetar este miércoles dos leyes que habían conseguido una amplia mayoría en el Congreso las últimas semanas: se trata de la Ley de Financiamiento Universitario y la Ley de Emergencia Pediátrica. Esta última busca la recomposición salarial del personal de salud, la exención del pago de Ganancias y la garantía del funcionamiento del Hospital Garrahan en particular. Todo indicaría que el próximo miércoles se trataría la insistencia a la ley pese al veto en el Congreso de la Nación.
Gerardo Oroz, delegado de ATE en el Hospital Garrahan, afirmó que «fue una decisión que generó mucha bronca entre las y los compañeros, que decidimos llevar adelante un paro el día de hoy que ya es efectivo con un nivel de adhesión muy alto. Teníamos en claro que el Gobierno iba a vetar la ley en caso de aprobarse, y nosotros dijimos que si había veto iba a haber lucha. La ley plantea un incremento presupuestario, y salarial, además de dejar sin efecto el decreto que cambia el sistema de residencias por el de becas».
«El sistema de becas institucionales o ministeriales significa una pérdida de derechos laborales. Te dan una elección entre cobrar un bono o contar con asignaciones ministeriales; es una extorsión total. El sistema anterior de residencias sostenía ambas cosas a la vez» Gerardo Oroz.
Pensando en la posibilidad de movilizarse la semana que viene en conjunto con el sistema universitario, también golpeado en las últimas horas por un veto presidencial, el profesional planteó que «entendemos la situación y está la posibilidad en el Congreso de tratar ambos vetos juntos, aunque también podrían tratarse de forma separada con la intención de desarticular las luchas y desmovilizar. Para nosotros es importante unificar la pelea con el sector universitario para potenciar ambos reclamos, entendiendo también que ambos problemas son el mismo. Estamos luchando en conjunto con los residentes, que son médicos en formación. Si el ataque es en conjunto, la respuesta debe tener la misma tónica».
Por último, Oroz aseguró que «mi sector de trabajo, que es el de farmacia, perdió en el último tiempo a nueve farmacéuticos. Esto repercute de forma directa la capacidad de atención a los pacientes, porque se redujo la cantidad de medicamentos brindados y muchos ni siquiera se consiguen. Algo similar pasa en nutrición, en enfermería, etc. Aunque el sector médico es el más sensible, con especial énfasis en las áreas de pediatría, atención renal y hepática. Los profesionales que se van no pueden ser reemplazados de un día para otro, son prestaciones que solo da el Garrahan. Cada profesional que se va no puede ser reemplazado fácilmente».