Ayer se cumplieron 97 años del origen de lo que hoy conocemos como INTA Bordenave, cuando en 1928 se creó la chacra experimental para investigación entre las localidades de Bordenave y Darregueira. Dicho espacio precede incluso a la creación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, que recién sucedería en 1956. La efemérides llega en un contexto donde, además de los intentos del Gobierno nacional de intervenir en el organismo, se habla de la posibilidad de despidos en el sector.
Federico Castoldi, director del INTA Bordenave, aseguró que «la chacra experimental del INTA Bordenave es de las pocas cosas que en nuestro país tiene una continuidad de 100 años, atravesando todas las crisis y los tiempos adversos que vivimos. Sigue con los mismos objetivos tal cual se plantearon en su origen, cuando los ingleses fomentaban el desarrollo de las vías férreas para exportar la producción argentina. En ese contexto aparece la chacra para desarrollar cultivos adaptados a nuestra zona. Hoy seguimos con esa trayectoria, produciendo distintos cultivares».
«Todos los años salen nuevos cultivares de distintas especies: ahora estamos por lanzar una soja adaptada para el sudoeste, algo que cambia mucho nuestras capacidades productivas. Cualquier aumento tanto de la producción como de la calidad de los cultivos generan una gran inversión para el país» Federico Castoldi.
¿En qué situación llega el organismo a este aniversario? El profesional resaltó que «tal como cualquier entidad pública en este contexto, estamos siendo cuestionados por el Gobierno nacional. Hace un par de meses hubo un intento de modificación de la autarquía, eliminando el Consejo Directivo Nacional, aunque finalmente eso no fue aceptado por el resto de la matriz política institucional del país a través del Congreso y la Justicia. Aún así, luego del apoyo recibido por el Gobierno luego de las elecciones legislativas, esperamos que varios objetivos que se tenían vuelvan a intentarse. Aún así, por lo pronto no hubo propuestas o proyectos concretos de despidos o cuestiones similares».
En cuanto a su vinculación con el mercado y el sector privado, Castoldi marcó que «hace muchos años que el INTA viene avanzando en lo que el Gobierno nacional pide, que es mayor vinculación con lo privado. INTA Bordenave ya funciona así; todos los grupos de investigación tienen convenios con cientos de empresas nacionales e internacionales que nos permite financiar las investigaciones, y por eso tenemos el prestigio que nos dan. Eso va en contramano al cierre de programas que gestionaba el INTA hace años, como Cambio Rural o Programa Pro Huerta, con excelentes profesionales. Venimos con un recorte salarial tan importante que, como toda entidad pública, estamos perdiendo extraordinarios especialistas».
