Según el informe de Kantar Ibope Media, la AM 750 fue la emisora de mayor crecimiento, con un incremento del 58,5 por ciento, consolidándose en el cuarto lugar de las preferencias.
La radio argentina deambula entre los problemas económicos que signan a varias emisoras, con la incertidumbre lógica que afecta a sus trabajadores, y el sostenimiento de una audiencia que puede cambiar de sintonía, programas e incluso maneras de escucharla… pero no la abandonan. Según un informe de Kantar Ibope Media, cada día sintonizan alguna emisora cerca de 6.256.450 personas en la Ciudad y Gran Buenos Aires, una cifra similar a la que existía hace una década. La audiencia de 2017 en la AM cerró el último trimestre con algunas novedades: mientras Radio Mitre se mantiene en lo más alto, Radio 10 perdió el segundo lugar en manos de La Red. Como viene sucediendo desde hace tiempo, la AM 750 –perteneciente al Grupo Octubre, editor de PáginaI12– se consolida en el cuarto lugar, incrementando su audiencia de manera ininterrumpida, al punto tal que fue la emisora de AM que más creció en 2017. En contraste, Radio Nacional fue la que –en porcentaje– más audiencia perdió en el último año.
A contramano de la fuga de televidentes que evidencia la TV abierta, la radio argentina mantiene un lugar preponderante en la cotidianeidad de los argentinos a la hora de informarse y entretenerse. Más allá de la manera en que se la escuche (sea a través de la radio portátil, teléfono móvil, tablet, página web, apps), la radio sigue vivita y coleando. El último trimestre de 2017 (octubre–diciembre) marcó que, de lunes a domingo de 0 a 24, Mitre promedió 43,6 por ciento de share (porcentaje de la audiencia), La Red 15,3%, Radio 10 13,7%, la AM 750 10,3%, Continental 4,8% y Rivadavia 2%. Nacional cierra las mediciones con apenas 1 punto.
En el repaso sobre el comportamiento de los oyentes en la última medición del año pasado, se observa cómo la ex radio del Grupo Indalo cayó 2,5 puntos respecto de su audiencia en noviembre, lo que le permitió a la AM 910 arrebatarle el segundo lugar entre las más escuchadas. De hecho, uno de los datos más llamativos es la caída en la audiencia de Radio 10, que desde que despidieron a Roberto Navarro (condujo hasta mediados de septiembre la segunda mañana) y de la aún en conflicto venta al fondo de inversión OP Investments, pasó de los 17,9 puntos promediados en septiembre a los 13,7 en diciembre (perdió el 30 por ciento de sus oyentes en tres meses). Un claro ejemplo de que las decisiones artísticas–periodísticas no son gratuitas y que en la era digital las audiencias radiofónicas son más dinámicas que las de hace décadas. El éter argentino también se mueve al ritmo del zapping.
En el análisis de rating, la perspectiva en el tiempo de la escucha radiofónica en Argentina también permite trazar tendencias. La primera y más evidente es la que se relaciona con la AM 750. La emisora que relanzó su programación en 2016 aceleró su crecimiento el año pasado, posicionándose como la radio que más creció en 2017: la 750 incrementó su audiencia en un 58,5 por ciento, saltando de los 6,5 puntos que había promediado en el trimestre octubre-diciembre de 2016 a los actuales 10,3. Buena parte de ese crecimiento, sostenido en el tiempo, descansa en La mañana, el programa que conduce Víctor Hugo Morales, que en diciembre se ubicó como el segundo más escuchado de la AM entre las 9 y las 12, con un promedio de 14,6 puntos. Si la mirada reposa en el rating general de lunes a viernes, el período de mayor encendido y flujo informativo, allí la audiencia de la AM 750 sube a 11,1 puntos (a sólo 2 puntos de Radio 10).
Continuando con la comparación anual, así como la AM 750 creció casi un 60 por ciento, La Red fue otra de las emisoras que sumó audiencia en el último año: amplió sus oyentes un 34,2 por ciento de diciembre de 2016 a diciembre de 2017 (11,4% a 15,3%). En los últimos doce meses también mejoró en un 25 por ciento la golpeada Radio Rivadavia (de 1,5 a 2), a la vez que Mitre se mantuvo casi igual (apenas un 1,6 por ciento más de audiencia). En el análisis anual, Radio 10 perdió el 2,9 por ciento (14,1 a 13,7) de sus oyentes, aunque su caso refleja un sabor más amargo ya que hasta septiembre su rating venía con una tendencia alzista que cayó en picada a partir los problemas que signan a la emisora (retrasos en los pagos de sueldos a sus trabajadores incluidos).
La emisora argentina que más audiencia perdió en 2017 fue Radio Nacional. La radio pública disminuyó en el último año un 23 por ciento, pasando del 1,3 punto que había promediado en el último trimestre de 2016 al actual punto de share. La audiencia de Radio Nacional está inmersa en un tendencia a la baja en sus oyentes que no parece encontrar su piso, teniendo en cuenta que antes del cambio de gobierno la AM 870 promediaba 7 puntos (octubre de 2015). Tras dos años de la gestión de Hernán Lombardi al frente del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos (SFMyC), con Ana Gerschenson como directora de la emisora, Nacional perdió el 85 por ciento de sus oyentes. No sólo eso: las jubilaciones anticipadas, los despidos y la política de ajuste pusieron a la emisora y a sus trabajadores en una situación delicada que aún no tiene horizonte de resolución.
Un dato que no puede dejar de analizarse es el que demuestra que los medios públicos argentinos perdieron peso específico en el ecosistema audiovisual argentino bajo la gestión Cambiemos. A la fuga del 85 por ciento de la audiencia que sufrió Radio Nacional en dos años, se le suma el hecho de que la TV Pública también fue el canal de aire que más rating perdió en la Argentina en 2017: sus televidentes cayeron un 25 por ciento (1,6 de 2016 a 1,2 de 2017). En el caso del canal público, la audiencia en los dos años de Cambiemos disminuyó en total en un 57 por ciento, pasando de los 2,8 que había promediado en 2015 al 1,2 punto actual. La drástica caída de los televidentes y oyentes de los medios públicos no hace más que reflejar que la política de medios públicos de Cambiemos –como mínimo– no logró interpelar a las grandes audiencias. Habrá que ver si se trata sólo de un problema artístico o si, en realidad, forma parte de una política de ajuste tendiente a disminuir el papel del sistema de medios públicos en el mapa audiovisual argentino.
Fuente: pagina12.com.ar