Este domingo se celebró el Día Internacional de la Construcción, en un contexto particular para el rubro por el retiro del Estado nacional como impulsor de la obra pública. La decisión, que ha tenido un fuerte impacto en Bahía Blanca particularmente, culminó con una caída promedio mensual del 8,5% del Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción, según el CREEBBA.
Diego Moguiliansky, presidente de la Cámara de la Construcción de Bahía Blanca, aseguró que «los constructores somos optimistas por naturaleza, y si bien pensábamos que la construcción iba a terminar arrancando este año, la situación todavía no ha cambiado con respecto a diciembre de 2023. Bahía Blanca no escapa a la situación general del país; el mejor ejemplo es la obra del paso Urbano donde vemos el parate total, siendo una obra muy avanzada donde se ha hecho una gran inversión. En el país se perdieron 100.ooo puestos de trabajo, y en Bahía Blanca con solo mencionar la obra del Paso Urbano tenés 150 obreros, en una ciudad que tuvo en el mejor momento unos 2.000 de trabajadores».
Hoy, celebramos la existencia de una industria vital por su rol fundamental en la generación de empleo y mejoramiento de la calidad de vida de las personas, presente a lo largo y ancho del país.#CAMARCO #LaConstuccionEsEsencial pic.twitter.com/ieioWdG7WM
— Cámara Argentina de la Construcción (@CamarcoArg) November 17, 2024
«En la reunión del Consejo Federal de la Construcción no se habla de la gran deuda que se está generando. La falta de infraestructura y de mantenimiento de las rutas genera deuda, porque eventualmente habrá que reconstruirlo. La red vial que genera que el desarrollo del país, además de las víctimas fatales que el mal estado de las rutas puede generar» Diego Moguiliansky.
A su vez, marcó que «las demoras en la reactivación de las obras tienen que ver con la falta de seguridad jurídica que hay en el país; el Gobierno puede decidir parar la obra pública, pero no puede incumplir los contratos vigentes donde ya se ha generado deuda, y hoy no se reconocen los intereses. Eso habla de la seguridad jurídica que mostramos a quienes quieran venir a invertir. En algún momento creemos que alguien entenderá el terrible deterioro que tenemos en infraestructura, en agua y saneamiento que lo pagaremos con la salud de las nuevas generaciones, así como el pésimo estado de las rutas. Queremos ser optimistas y pensar que esto se va a revertir».
En términos económicos, Moguiliansky detalló que «la gente no tiene plata en el bolsillo y no consume; en este caso la inflación baja a costa de enfriar la economía. En la construcción, el obrero con trabajo pone todo su sueldo en consumo interno, es poco el ahorro: mejora la casa, se va de vacaciones, actividades que movilizan la economía. Que esto se paralice afecta a toda la cadena. En términos empresariales, este es un momento de incertidumbre. Quien tiene un ahorro no lo vuelca en construcción privada, y si le sumamos que el costo de construcción en dólares es de los mas caros de la historia, atenta en todos los aspectos de la construcción, desde la ferretería hasta los materiales».