La NASA alertó en los últimos días que existe un 1,5% de posibilidades de que un meteorito impacte en nuestro planeta en diciembre del 2032. El cuerpo celestial fue bautizado ‘2024 YR4‘, y cuenta con entre 40 y 90 metros de diámetro. Su impacto podría ser catastrófico tanto por su potencial destructivo en caso de caer sobre un conglomerado urbano, como por desencadenar un tsunami si cae sobre el océano.
Diego Bagú, astrónomo de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad Nacional de La Plata, explicó que «se trata de un asteroide que fue descubierto hace un mes y medio, y las primeras cuentas indicaban que dentro de ocho años, en 2032, podría pasar muy cerca de la Tierra con una posibilidad de impacto. De todas maneras, es una posibilidad remota, por lo que hay que seguir afinando el lápiz a partir de las observaciones que se puedan hacer de este objeto. Hoy se está alejando de la Tierra, y cada vez va a ser más difícil verlo hasta dentro de cuatro años, cuando vuelva nuevamente por esta zona del Sistema Solar en 2028. Ahí vamos a tener la posibilidad de observarlo mucho más, y tener una noción mucho más concreta de si efectivamente existe la posibilidad de impacto».
«No es la idea generar miedo, sino ocuparse y seguir observando el cielo ante la posibilidad de que algún día nos encontremos con la noticia de que el asteroide puede impactarnos. Asteroides hay millones, así que siempre hay que continuamente estar observando el cielo y tratar de obtener la ruta de los objetos en el cielo» Diego Bagú.
¿Qué protocolos internacionales se pusieron en marcha tras este descubrimiento? «Me enteré en los últimos días de este protocolo de la ONU, el cual no había conocido con anterioridad. Entiendo que es simplemente una declaración. La ONU no tiene poder de decisión frente a los países, ni tampoco tiene equipos de trabajo en ese sentido. Lo que hace es recabar información de otros organismos como universidades, institutos o agencias espaciales, y a partir de ahí emitir un comunicado. Pero no más que eso; los que tienen la sartén por el mango son justamente los países a través de sus agencias espaciales. No creo que la ONU juegue ningún papel importante en este sentido».
Pensando en qué técnicas podrían utilizarse para desviar el asteroide en caso de ser necesario, Bagú recordó que «hace dos años se puso a prueba una técnica de desvío de un asteroide con un gran éxito por parte de la NASA y de la Agencia Espacial Europea en conjunto. Se envió una pequeña nave para que impacte con un asteroide que no venía en camino a la Tierra, sino que se utilizó de prueba. El mismo tenía unos 100 metros de diámetro, se lo impactó de frente y se logró modificar su velocidad de forma mínima. Ese cambio implicó un cambio de su ruta original, lo que significó un éxito».
«Si bien es un asteroide relativamente pequeño -de entre 50 y 100 metros- y su impacto no implicaría una tragedia a escala planetaria, sí barrería completamente cualquier localidad en la que caiga. Tendría una potencia similar a un par de bombas atómicas, generando una tragedia a escala local» Diego Bagú.