El 5 de junio de 2013 fue sancionada la Ley nacional 26.862 de Técnicas de Reproducción Asistida o también llamada de Fertilización Asistida, que establece el acceso integral a los procedimientos y técnicas médico-asistenciales de reproducción médicamente asistida.
En Total Normalidad dialogamos con María Jose Iturria, especialista en ginecología y fertilidad: «1 de cada 10 parejas tienen problemas de fertilidad».
La reproducción médicamente asistida es el conjunto de tratamientos o procedimientos médicos necesarios para lograr un embarazo. Y existen dos tipos de tratamiento: las técnicas de baja complejidad donde la fecundación se da dentro del aparato de reproducción femenino, como por ejemplo la estimulación ovárica y la inseminación intrauterina. Y las técnicas de alta complejidad donde la fecundación se da fuera del sistema reproductor femenino, como por ejemplo la fecundación in vitro.
«La infertilidad se puede manifestar en la vida de mujeres y varones, este tipo de diagnóstico se da después de una series de estudios que lo deben confirmar».
Asimismo, dijo que hoy en día se ve cada vez más una causa sociocultural en la postergación de la maternidad, dado que las mujeres, muchas veces, priorizan su desarrollo profesional, viajar o simplemente no sienten el deseo de ser madres. El paso del tiempo deviene en una primera consulta sobre fertilidad tardía donde lo fundamental es la información y el asesoramiento adecuado, insistieron.
Posponer la maternidad también hace que aunque no haya problemas de salud acudan a los centros de fertilidad, ya no es una cuestión biológica, sino causas sociales.
Y agregó: «También tiene que ver con planificar y decidir cuando tener un hijo y se pueden acceder a distintas técnicas».
Los tratamientos, que son cubiertos por las obras sociales y las entidades de medicina prepaga, se pueden realizar en los establecimientos que estén inscriptos en el Registro Federal de Establecimientos de Salud (REFES) de la Dirección Nacional de Regulación Sanitaria y Calidad en Servicios de salud, dependiente del Ministerio de Salud. Y en caso de no tener obra social, lo debe cubrir el sistema de salud pública.
María Jose Iturria brinda atención en dos institutos privados, Creare y Ameris: «En nuestro instituto, el 95% de las pacientes hacen los tratamientos con cobertura de obras sociales o prepagas que, en su gran mayoría, cubren todo el tratamiento», enfatizó.
En 2010 se sancionó a nivel provincial una ley de fertilización asistida gratuita que permite a los afiliados de cualquier obra social o prepaga recibir esta cobertura sin costo alguno. Además habilita cuatro centros asistenciales para que se atiendan las parejas que no tienen obra social.
En ese momento, según los datos del Ministerio de Salud provincial, casi el 40% de la población (más de 6 millones de personas) estaban sin cobertura social o prepaga. Los hospitales que deberían asistir a esos pacientes en forma gratuita son el “San Martín” de La Plata; el “Güemes” de Haedo; el “Alende” de Mar del Plata y el “Penna” de Bahía Blanca.
«Nosotros trabajamos en el Penna desde 2010 con la ley provincial de fertilidad asistida, fue el primer hospital donde se realizaron tratamientos de alta y baja complejidad para pacientes que no tienen acceso a obra social o prepaga», contó Patricia Failo, Licenciada en CS Biológicas y Jefa Unidad de Fertilidad del Hospital Penna.
También destacó la amplia demanda de pacientes que intentan tener un hijo mediante estas técnicas, «atentedemos por año mil consultas. No siempre se accede o se necesita un tratamiento. Trabajamos con un grupo interdisciplinario y se realiza un diagnóstico para resolver».
En tal sentido, indicó que ante cualquier consulta se recomienda «llamar al hospital Penna, pedir derivación al servicio de fertilidad, se otorga un turno y se realiza un estudio básico para determinar el tratamiento que se necesita».
Con el avance de la edad, sobre todo a partir de los 35 años, la calidad del óvulo comienza a disminuir, y se va reduciendo la fertilidad de manera progresiva, haciéndose más difícil lograr un embarazo a los 40 años. Si bien se trata de un proceso que no puede frenarse, es posible no acelerarlo.
En tanto con los espermatozoides sucede un proceso similar, pero más tardío, que comienza aproximadamente entre los 45-50 años. Si bien los espermatozoides se reproducen a lo largo de toda su vida, la edad va condicionando la calidad: se mueven menos, disminuye la cantidad, se altera su forma y se afecta su ADN.
Para la Jefa Unidad de Fertilidad del Hospital Penna, lo importante es que «pregunten al equipo, que no se queden con dudas, que tenemos asistencia psicológica especializada para que tengan un seguimiento, que pidan ese servicio. Es difícil, pero no imposible, ya hay muchas parejas que lo han podido lograr, es con paciencia», resaltó.
Sin embargo, no todas las consultas terminan en tratamiento, pero «en promedio es entre un 20 y un 30%. Depende muchísimo de la edad. Una mujer que ronda los 40 años tiene un 5% de lograr un embarazo, por eso es importante que no esperen la consulta y que cuando puedan ver a un especialista en fertilidad, lo hagan», cerró.