Delfina Schenone Sienra socióloga

Desde que algunos trabajos altamente feminizados –como el de cuidados– fueron declarados esenciales, adquirieron una relevancia hasta la fecha invisible, más allá de los persistentes reclamos de las propias trabajadoras organizadas o del movimiento feminista. En esta crisis hay más mujeres que hombres trabajando en primera línea –también en el sector sanitario o en los comercios. Además, la carga mental que conllevan las dificultades a la hora de conciliar durante el confinamiento recae –como ya ocurre habitualmente– sobre las mujeres. Hablamos con Delfina Schenone Sienra, socióloga y responsable del área de Políticas de ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género): «La mujer es la que siempre está recreando una agenda mental, tiene que ver con la carga que conlleva la organización y la planificación en el pensamiento»

«Cuando hablamos del cuidado, muchas veces hacemos referencia a sus distintas dimensiones: el cuidado directo de personas, el cuidado indirecto que son los trabajos domésticos y el autocuidado. El cuidado implica tomar las decisiones pero además acordarse de cuándo hay que hacer las cosas, decirle a otras personas lo que tienen que hacer para asegurar que ese cuidado se realice. Eso no tiene un tiempo determinado sino que se caracteriza más bien por ser una carga continua. Y esa carga mental está muy invisibilizada, porque no se capta en las encuestas del uso del tiempo, porque no es posible cuantificar la cantidad de horas por día que le dedicamos a esos pensamientos», y se replantea que «hay que pensar por qué pasa esto y se usa la palabra ayuda, estamos en vía de transformar ese pensar que es una responsabilidad de alguien y otro que ayuda».

La pandemia expone y explota desigualdades de género

«La pandemia mostró que no solo trabajamos en el hogar, sino fuera de el en el cuidado. Esto impacta en el mercado laboral, que tengamos menor actividad y menos empleo, no son mujeres que no quieren, sino que no pueden. Y tampoco pueden delegar ese trabajo». Además,  «pensemos en los lugares que cambian de fase, pero no vuelven las clases ¿quién cuida a esos niños y niñas?», finalizó.

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