Continúan las repercusiones por la denominada Operación Contención, donde la policía militar de Rio de Janeiro ingresó el martes pasado a uno de los barrios populares de la ciudad con la justificación de ir contra la organización criminal conocida como ‘Comando Vermelho’, causando más de 120 muertes.
Darío Pignotti, periodista corresponsal en Brasil de distintos medios como Página 12 y Le Monde Diplomatique, afirmó que «el responsable de esta operación, el gobernador del Estado de Rio de Janeiro, será indagado por la Corte Suprema de Brasil por sospechas de que hayan habido acciones fuera de la ley en la operación. El primer dato es el de los 121 muertos, 4 de ellos policías. El dato consecuente es que ninguno de los muertos corresponden a los sospechosos que tenían orden de captura. Es decir, la policía mató gente que no tenía que matar. El martes hubieron enfrentamientos entre la Policía de Rio de Janeiro y los capos de Comando Vermelho, donde murieron 64 personas. Luego, durante la madrugada, fueron encontrados 70 cuerpos de personas que según las necropsias fueron ejecutadas, muchas con los brazos atados y tiros en la nuca o degolladas. Sin dudas hubo aniquilamientos a personas rendidas, lo que permite sospechar que se mató a mansalva a personas sin orden de captura y ya estando indefensas».
«Es un hecho que quedará en la historia en un país extremadamente violento como es Brasil, y en una ciudad extremadamente violenta como Rio de Janeiro, como una de las peores operaciones de la historia» Darío Pignotti.
En ese sentido, el periodista marcó que «El Gobierno de Rio fue informando lo que sucedía con información que, a pesar de ser verdadera en algunos casos, se presentó con la intención de engañar a la población. Se dijo que la mayoría de las personas fallecidas contaba con antecedentes penales, lo cual es cierto, pero de ninguna manera eran las personas para las cuales estaba justificada la operación.
Finalmente, Pignotti se refirió a las repercusiones en términos de la opinión pública brasileña: «Los cariocas están mayormente a favor, sobre todo los de la zona sur que se encuentran en los barrios más acomodados, pero también los vecinos en las favelas respaldan esto en menor medida. En las más afectadas, hay vecinos que apoyan, otros que critican, pero decenas emigran y dejan sus casas, volviendo a los estados de los que son originarios. Son favelas que superan el millón de habitantes, y llegan a Rio buscando una mejora de su situación de vida. Hay cientos que dejaron sus residencias humildes, perforadas por proyectiles, y descendieron las sierras y diciendo ‘nos vamos'».
