El manual nunca escrito de los usos y costumbres del Congreso indica que en los años electorales la actividad parlamentaria disminuye drásticamente. Pero en este 2017 la parálisis podría ser aún más profunda. Los bloques de la oposición coinciden en que vislumbran en el oficialismo una intención de «planchar» el trámite legislativo, y desplegarán una estrategia, idéntica pero no conjunta, para evitarlo.
Sin embargo, la postura de la oposición tendrá mucho más de táctica electoral que de búsqueda de un resultado efectivo en la sanción de leyes. Aprovecharán el escenario legislativo como una «caja de resonancia» que contribuya a sumar poder de fuego contra el Gobierno de cara a los comicios de este año. Como publicó Ámbito Financiero este viernes, se espera que la actividad se concentre en las comisiones, pero se resienta en los recintos. El objetivo es compartido. Para Cambiemos para desactivar las embestidas contra la gestión de Mauricio Macri; para la oposición para limitar las internas.
En minoría, el oficialismo intentará imponer su agenda propia que incluye una serie de proyectos que el Ejecutivo viene fogoneando desde el año pasado y principios de este. Entre estos están las iniciativas para penalizar la corrupción empresaria y la reforma del mercado de capitales. Con más trasfondo político, Cambiemos reactivó también la intención de remover a Alejandra Gils Carbó como Procuradora General. En principio, no hay mucho más que eso en los planes del interbloque que conforman el PRO, la UCR, la Coalición Cívica, y un puñado de aliados.
Por su parte, la oposición promete apuntar sus cañones en especial al trabajo en las comisiones para «controlar» las acciones del Gobierno. Pero también arremeterá con proyectos propios en busca de imponer temas de su agenda e intentando desde el Congreso tener un impacto en lo electoral.
«En general la sensación es que el oficialismo quiere frenar el debate parlamentario porque el Congreso es una caja de resonancia y nos da pie a los opositores a hacer planteos, como los cuestionamientos a la política económica, social, cultural del Gobierno. La presunción es que el oficialismo tienda a reducir la cantidad de sesiones», explicó a ámbito.com el jefe del bloque de Diputados en Frente para la Victoria, Héctor Recalde.
Recalde agregó: «Presentamos proyectos y esperamos que se traten. Con poco optimismo, porque es cierto que en los años electorales tiende a bajar un poco el trabajo. Pero una cosa es que baje y otra que vaya a paso de tortuga».
En la estrategia del mayor espacio opositor en el Congreso estará como uno de los principales ejes incomodar al Gobierno con los temas más polémicos que debió enfrentar en el último tiempo, y aquellos que surjan hasta los comicios. Por ejemplo, presionarán sobre los casos de la aerolínea Avianca, por el que fue imputado el Presidente y parte de su gabinete, y el acuerdo entre el grupo empresario de la familia Macri y el Estado por la millonaria deuda del Correo Argentino.
Sobre el resto de los bloques opositores, Recalde consideró que esperaba «una actitud distinta», en referencia al apoyo que le dieron a la reforma de la ley de ART. «Quizás fue una excepción. Este año, se descuenta que si se confunden con el oficialismo, la gente va a votar al oficialismo. Nosotros nos podemos equivocar, pero siempre estamos en la misma vereda», concluyó.
«Nos da miedo que el Gobierno planche el Congreso, es algo común en los años electorales. Vamos a tratar de tener una agenda propositiva, todo el tiempo presentando proyectos y buscando que se traten», comentaron por su parte desde el Frente Renovador. Entre las iniciativas que impulsarán se destacan las vinculadas a seguridad. Sobre esa materia, esta semana se trató en un plenario de comisiones del Senado, el régimen de protección a víctimas de ilícitos, que cuenta con media sanción de Diputados. Otro de los proyectos es el de agravar las penas por delitos sexuales.
En el espacio que lidera Sergio Massa afirmaron que harán «un control constante» de la gestión porque, sostienen, el Gobierno «tiene esta costumbre de que ‘si pasa, pasa'». Y frente al resto de la oposición expresaron que «hay que dialogar con todos para tratar de sacar proyectos, lo que obviamente no implica un acuerdo partidario».
Respecto a los proyectos que pretende tratar el oficialismo, a pedido del Gobierno, el massismo advirtió que la postura será idéntica a la que mostraron el año pasado cuando no hubo elecciones en el horizonte. «Vamos a seguir igual, acompañar lo que está bien, pedir modificaciones o rechazar lo que está mal», señalaron. «Hay que recordar siempre que sos oposición, no gobierno», agregaron.
Pablo Kosiner, diputado salteño del Bloque Justicialista, compartió la preocupación ante la posibilidad de que el Gobierno intente enfriar el debate legislativo y «se generalicen los DNU y otros decretos». «Creemos que la Argentina requiere que el Congreso tenga una profunda participación. Como el Gobierno tiene el manejo de las comisiones, por así decirlo, más importantes, esperamos que permita el trabajo en esas comisiones. En las que nosotros presidimos, como la de Obra Pública y la de Pymes, vamos a generar discusión de proyectos que creemos importantes», explicó. En los planes inmediatos del espacio peronista están darle impulso a la discusión de una reforma a la ley de compre argentino «para mejorar la posición de la producción nacional que está siendo afectada por las importaciones».
Recordó también que el año pasado «hemos tenido posturas más duras con el oficialismo, pero cuando consideramos que tuvimos que acompañar lo hicimos». Y remató: «Yo tengo la sensación de que el Gobierno cada vez se deja ayudar menos. Está entrando en una postura de encerrarse. Se enoja con los sectores de la sociedad que plantean reclamos en lugar de ver qué cosa positiva puede sacar de eso».
Consultado sobre la postura que tomará el espacio ante el resto de la oposición, Kosiner afirmó que «el peronismo debe recomponer una identidad que plantea la sociedad, no una discusión de poder sino de agenda de la gente» y que «con los sectores del peronismo que podamos coincidir lo haremos, con los que no, no». «La idea es no mimetizarse con nadie, profundizando una identidad propia, pero no nos cerramos al diálogo desde ningún punto de vista con ningún espacio».
Cabe remarcar que mientras Cambiemos se jacta del trabajo en el período pasado y de que se aprobaron «100 leyes» (en realidad fueron 96), la cantidad de proyectos sancionados fue menor a la de 2015, cuando se votaron 125. Ese año sí hubo elecciones. Es decir: si la tendencia se profundiza, el Congreso se encamina a uno de sus ciclos de mayor letargo en mucho tiempo.
Fuente: ambito.com