Unos 900 dirigentes del peronismo participaron del encuentro. Todos los sectores estarán representados en la junta electoral, salvo La Cámpora, que cedió su lugar. No se aprobó la moción para que los legisladores se opongan a la derogación de la Ley Cerrojo.
Relativamente en paz, el Congreso Nacional Justicialista fue un paso hacia adelante en la búsqueda de la unidad, a pesar de algunos chispazos que levantaron la temperatura del plenario que se celebró ayer en Obras Sanitarias. Todas las facciones del peronismo que formaron parte de la coalición gobernante hasta diciembre acudieron a la cita; todas salieron de allí comprometidas en avanzar con las negociaciones. El tema que partió aguas fue la posibilidad de oponerse orgánicamente a la derogación de la Ley Cerrojo y la Ley de Pago Soberano cuando el gobierno nacional lo impulse en el Parlamento. No hubo, finalmente, acuerdo al respecto. Con la conformación de una Junta Electoral que representa a todos los espacios en pugna (excepto La Cámpora, que cedió su lugar), se allana el camino para avanzar con el cronograma electoral que concluirá el 8 de mayo, sea con una compulsa o con la más probable coronación de una única lista de consenso.
La unidad no es ya una cuestión de conveniencia sino de estricta necesidad, concluyeron ayer los alrededor de 900 dirigentes peronistas que se acercaron con asistencia casi perfecta al barrio de Núñez, donde se celebró el Congreso. Esa fue la conclusión más importante que se desprendió del encuentro de ayer. Las acciones del ex gobernador sanjuanino José Luis Gioja para ser el próximo titular del PJ subieron, aunque quedan por delante seis semanas de negociaciones a múltiples bandas para diseñar un delicado esquema de equilibrio de poder que conforme a todos los espacios que conviven en el siempre variopinto peronismo. “Es más difícil que tocar la coparticipación”, graficó uno de los armadores abocados a esa tarea, en diálogo con Página/12.
El primer llamado al Congreso estaba convocado para las 9 de la mañana y requería dos tercios de los delegados (es decir, algo más de 600 bancas ocupadas) para comenzar a sesionar. Pero todos saben que rara vez hay alguien para escuchar el primer llamado. Recién poco antes de las diez empezó a haber señales de vida: el primero en llegar, como siempre, fue el apoderado Jorge Landau. Gobernadores, intendentes, diputados, senadores, dirigentes sindicales, representantes de las organizaciones sociales y políticas, fueron arribando hasta colmar la capacidad del lugar. Hubo pocas ausencias. Entre las notorias, el ex ministro de Interior y Transporte Florencio Randazzo y el ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández.
Para el segundo llamado, que se produjo a las 11, la carta orgánica sólo requiere un tercio de los delegados para sesionar. A esa hora, el quórum había sido cumplido largamente. El gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, presidente del Congreso Nacional Justicialista, fue el encargado de dar inicio a la sesión, luego de que se entonaran, enganchaditos, el Himno Nacional y la Marcha peronista. Junto a él, encabezaban el mitín el sanjuanino Gioja, el ex intendente de Tres de Febrero Hugo Curto; el ex gobernador de Jujuy y titular del PJ, Eduardo Fellner; y el ubicuo Landau. En las primeras filas se ubicaban las principales figuras del partido, desde el ex candidato presidencial Daniel Scioli hasta el intendente outsider de José C. Paz, Mario Ishii, pasando por dirigentes de La Cámpora y el Movimiento Evita, las autoridades de los bloques legislativos y representantes de los sindicatos.
Faltazos con aviso fueron los de dirigentes de origen peronista pero que no conformaban el oficialismo hasta diciembre del año pasado, como los cordobeses que responden al ex gobernador José Manuel de la Sota; los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saá, de San Luis; el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, o el dirigente PRO misionero Ramón Puerta. Algunos de ellos esperan que la demanda presentada la semana pasada por el ex presidente interino Eduardo Duhalde para invalidar el proceso electoral del partido y propiciar una intervención se concrete y lleve el juego hacia un escenario más propicio para ellos. Tampoco aparecieron Sergio Massa ni ningún dirigente que actualmente conforme el Frente Renovador.
Sí, en cambio, fueron parte del encuentro los peronistas díscolos que rompieron con el FpV a comienzos de este mes, encabezados por el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, el riojano Sergio Casas y los diputados Diego Bossio y Oscar Romero (Smata).
El momento de mayor tensión se dio cuando el intendente de Berazategui, Patricio Mussi, propuso mandatar a todos los legisladores peronistas a oponerse a la derogación de las leyes Cerrojo y de Pago Soberano que presentará el Gobierno para destrabar la negociación con los fondos buitre. Desde el llamado Bloque Justicialista nadie recogió el guante, pero el senador por Río Negro Miguel Pichetto no dejó que la moción llegara a votarse.
En su intervención, Mussi pidió a “los legisladores del PJ y del Frente para la Victoria” que “no permitan que se vuelva a entregar al país” a los capitales especulativos. “No queremos estar otros 30 años pagando. No vamos a poner palos en la rueda para endeudarnos para hacer calles, casas, obra pública o si esa plata es para los jubilados, pero endeudarnos para entregar al país, no podemos permitirlo”, sostuvo el jefe comunal, consiguiendo una demostración de apoyo ruidosa de una parte importante de los delegados. Allí fue cuando el jefe del bloque del Senado salió a cortar el ímpetu, aclarando que “de ninguna manera” sometería la posición del bloque al voto del congreso partidario.
Hubo otro momento de zozobra, cuando el ex ministro de Defensa Agustín Rossi interrumpió una propuesta para modificar la carta orgánica del partido, que aspiraba a permitir el voto indirecto de las autoridades, idea cuyo debate quedó pospuesto para un próximo encuentro. Finalmente, sólo se aprobó, por aclamación, el calendario electoral propuesto a comienzos de mes por el Consejo y la conformación de la Junta Electoral, de la que forman parte el histórico Curto, el ex gobernador de Mendoza Celso Jaque y la diputada Cristina Alvarez Rodríguez. El único espacio que no quedó representado en ese órgano fue La Cámpora, que decidió ceder el lugar que le fue ofrecido.
Aunque el Congreso no fue, finalmente, el trámite aceitado que imaginaban los organizadores, concluyó en paz menos de dos horas después de haber comenzado, un paso adelante en la búsqueda de la unidad y con todas las sillas en su lugar. Ahora arranca la cuenta regresiva hacia el 8 de mayo: mientras los dirigentes salían de Obras Sanitarias y se apuraban a subir a sus autos para evitar el implacable sol del mediodía, sus teléfonos celulares, que durante casi dos horas no recibieron señal adentro del lugar, sonaron y vibraron al unísono con los primeros de miles de mensajes y llamadas que se cruzarán hasta que llegue esa fecha.
Fuente: Pagina 12