Desde ayer rige un nuevo sistema nacional de donación de sangre «seguro, solidario e inclusivo», según definieron las autoridades sanitarias, que pone fin a la discriminación a la comunidad LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales), a quienes se les impedía donar, y anula las exigencias de los hospitales hacia los pacientes para que repusieran sangre. Incluye nuevo material de información, cuestionarios renovados y la posibilidad de autoexclusión confidencial post-donación, consignó Tiempo Argentino.
«A partir de estas medidas la sangre en Argentina va a ser más segura de lo que ya era», aseguró el ministro de Salud de la Nación, Daniel Gollan, al firmar ayer las resoluciones 1507, 1508 y 1509 vinculadas a la donación de sangre. Tras un repaso histórico de la epidemia del VIH/SIDA, Gollan enfatizó en que «durante mucho tiempo la gente creyó que si tenía una relación con una persona homosexual corría más riesgos que teniéndolas con una persona heterosexual. La epidemia se encargó de demostrar que no era así y que lo que había que resguardar eran las prácticas y las conductas que podían ser de riesgo». Se trata de un criterio sanitario que sustituye el viejo concepto de «grupos de riesgo» (como tomaban a los homosexuales) por el actual de «situación de riesgo incrementado», el caso de relaciones sexuales desprotegidas.
El presidente de la Fundación Huésped, Pedro Cahn, consideró que la sangre en la Argentina será más segura: «ahora vamos a tener, en todo caso, una autoexclusión por la conducta y no una exclusión forzada por una cuestión estigmatizante y discriminatoria».
Desde hace 15 años la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) reclamaba esta modificación del cuestionario, apelando a organismos como el INADI y la Defensoría del Pueblo. «La transmisión del VIH se hace a través de un virus y no de la orientación sexual de los o las donantes», remarcó el presidente de la CHA, César Cigliutti.
La persona no debe donar si en los últimos 12 meses estuvo expuesto a situaciones de riesgo como relación sexual (oral, vaginal o anal) sin utilizar preservativo con una persona que desconoce si tiene infecciones de transmisión sexual; o si lo hizo bajo efectos del alcohol o alguna sustancia psicoactiva, o con alguien que se dializa o recibe transfusiones frecuentemente, incluso si usó preservativo o campo de látex; si tuvo sexo con personas que cambian muy frecuentemente de pareja sexual. El tema tatuajes, piercing o acupuntura en los últimos doce meses pasa a formar parte de un cuestionario que le hace un profesional a la persona antes de donar.
Entre ellas por ejemplo se pregunta si ha estado durante más de un año en el Reino Unido entre 1980 y 1996, en referencia al posible mal de la «vaca loca».
Esta modificación va acompañado de otro importante cambio: la eliminación de la exigencia de reposición de sangre que la mayoría de los centros de salud le hacen a los pacientes. Cahn la consideró una medida solidaria porque «eso también genera riesgo y termina muchas veces en el donante pago». En cada centro de salud adherido al Plan Nacional de Sangre habrá carteles que expliquen que donar sangre es un derecho al que se accede voluntariamente. «Es muy importante por un lado que no se vea condicionada la donación de sangre, y a la vez promover la acción voluntaria solidaria. No podían seguir confluyendo los dos sistemas. Es un nuevo cambio de enfoque», resaltó el subsecretario de Políticas, Regulación e Institutos, Pablo Kohan. Actualmente, un 40% de las donaciones de sangre en el país son voluntarias. El Garrahan, por ejemplo, sólo acepta sangre de forma voluntaria. En los últimos dos años no registraron un solo caso de hepatitis C en su banco.
También incorporaron la posibilidad de autoexclusión confidencial post-donación para cuando alguien se siente obligado por su entorno (por ejemplo que un familiar inste a otro a donar) y piensa que su sangre no debe ser utilizada, por haber estado en alguna situación de riesgo. Se podrá marcar de forma anónima, a la salida de la extracción, y su sangre no será usada.
Fuente: Infonews