Con sus vaivenes electorales, la política ya empezó a calar hondo en las internas de los sectores empresarios e industriales. En uno de los cenáculos corporativos de mayor poder de fuego, la Unión Industrial Argentina (UIA), la victoria pírrica del candidato a jefe de Gobierno de Mauricio Macri cayó como un baldazo de agua helada en los que jugaban fuerte con el macrismo. También observaron como negativo el repentino viraje «ideológico» en su discurso y el deseo de mantener estatales YPF y Aerolíneas, y sostener la AUH. Con igual sorpresa reaccionaron en otros polos de empresas como la Mesa de Enlace, el Foro de Convergencia, y la Asociación Empresaria Argentina (AEA), parte de lo que el propio Macri decidió llamar el «Círculo Rojo».
Según contaron a Tiempo Argentino los propios industriales de UIA, el jefe de Techint, Paolo Rocca, se quejó en un encuentro reciente del escaso resultado que le dio el financiamiento del tándem PRO-UCR. «Se cansó de poner plata», grafican en su entorno. Techint fue el respaldo económico de casi todas las campañas de Ernesto Sanz, incluso en su provincia. Y realizó importantes desembolsos de campaña en los candidatos del PRO. Otro gesto de Rocca sirve para la misma lectura: mantiene hoy diferencias concretas con Luis Betnaza, su hombre en la UIA, y el militante real de Macri y Sanz. Tanto es así que el líder de la siderúrgica abrió el juego y movió un nuevo alfil que empezó a establecer vínculos con el gobierno nacional y sectores del sciolismo. La referencia es a Daniel Novegil, CEO de Ternium -otra firma del holding- quien se encarga del armado de reuniones cerradas con funcionarios para hablar de política y medidas para el sector.
Conociendo el sacudón, los operadores del macrismo apuraron los plazos y, coordinados con industriales afines, salieron a posicionar un candidato para presidir la UIA, en una elección que debía haberse definido en abril pero que se cerrará después de octubre. La apuesta es a un tándem Arcor-Techint, una especie de comando único del holding del acero, pero con un rostro testimonial puesto por la alimenticia. El nombre es el de Adrián Kaufman Brea, hombre de la firma de los Pagani en la entidad. Con más perfil técnico que político, Kaufman es una especie de «marioneta» de Techint para no quedar representando al PRO y la UCR en soledad. Este esquema serviría además para que Betnaza siga manejando los hilos de la entidad en las sombras, sin exponerse. Hace unas semanas, en una reunión cerrada que se realizó en la sede de la cámara de laboratorios CILFA, el anfitrión Rubén Abete, -junto a otros empresarios de peso como Cristiano Ratazzi- se sentó a charlar la interna de la UIA con Betnaza y el propio Kaufman. Allí, de manera tácita habilitaron el binomio, una especie de «Cámpora al gobierno, Perón al poder». La postulación de Arcor, la multinacional argentina que funciona dentro de la Cámara alimenticia Copal, también es una apuesta del sector a las políticas de libre mercado. El próximo 25 de agosto, en la sede de la Universidad Católica Argentina (UCA), se realizará un congreso por los 40 años de la agrupación que conduce Daniel Funes de Rioja. En el documento central que se leerá en ese encuentro destaca el pedido de «libre determinación de precios de alimentos y bebidas», y la liberalización del mercado de alimentos.
En la otra esquina, los empresarios más vinculados a la industria nacional -industriales de Santa Fe y la provincia de Buenos Aires, los metalúrgicos de ADIMRA, y las pymes- resisten la candidatura de Techint y Arcor y operan contrarreloj para conseguir a un cuadro afín que garantice políticas industriales claras, algo que no ha ocurrido con el macrismo. En ese círculo, el apellido que suena con más fuerza es el de Luis Ureta Sáenz Peña, de la automotriz francesa Peugeot. «Es más cercano a los intereses nacionales», contó un vice de UIA. Pero hay algunos «tapados», que podrían encabezar y que no se han definido aún.
Es que el grupo de aquellos UIA que trabajaron a la par del gobierno nacional desprecia además a Techint y, en particular, a Betnaza. Es que él fue quien estuvo al frente de la operación que, promediando 2013, tumbó la candidatura de José Urtubey para presidir la central empresaria. «Vos no podés ser presidente de la UIA, se nos mete la interna del peronismo. Te pedimos que esperes.» Esa fue la frase que escuchó una y otra vez el dirigente de Celulosa Argentina y hermano del gobernador de Salta. Con ese lugar se quedó el plástico Héctor Méndez, mientras los sectores que operaron contra el ingreso del peronismo se quedaron haciendo política, pero para el macrismo.
Algunos como el vicepresidente de los metalúrgicos de ADIMRA, Juan Carlos Lascaurain; el químico Guillermo Moretti; el textil Jorge Sorabilla, y casi todas las pymes empezaron a mostrarse cerca de la fórmula presidencial del Frente para la Victoria (FPV). Estuvieron en la cena de lanzamiento de Daniel Scioli y Carlos Zannini.
Referentes del gobernador bonaerense también han logrado apagar algunos focos de conflicto con la UIA: fue Cristian Breitenstein, ministra de la Producción de la provincia, quien hace unos días tomó un café con Méndez, luego de que el plástico elogiara a Macri como una respuesta virulenta y sin red al pedido de Scioli de que la UIA se dedique a producir y no a hacer política. El ex motonauta tiene otro cuadro importante en el armado entre los industriales. Es Osvaldo Rial, presidente de la Unión Industrial bonaerense (UIPBA), que dialoga a diario con sus pares de UIA. Su posición no es menor: hoy, la industria de Buenos Aires no tiene representación en UIA porque hace dos años, una operación orquestada por Techint los obligó a dejar la entidad. La firma no quería darle poder a las pymes en la superestructura. Rial es además quien organizó la cena de la «Mesa Empresaria Scioli Presidente», que se realizó a casi un mes en los salones de Parque Norte. Entre él y varios cuadros de la UIA, también hicieron el acercamiento con los sindicatos, sobre todo con la oficial que conduce Antonio Caló.
Una tercera posición la sostiene José Ignacio De Mendiguren, actual legislador del Frente Renovador y secretario de UIA. El «Vasco» no se baja de la carrera, si bien quedó debilitado ante la pérdida de terreno del massismo. Lo descolocó la visita de Daniel Scioli a la UIA, en la que el candidato le habló de construir en el marco del ministerio de Industria. En algunos días, participará en Salta en una jornada sobre parques industriales junto a otro de los que teje en el oficialismo, el titular del Banco Provincia, Gustavo Marangoni. Con muñeca política, el Vasco también le apunta al macrismo, y entre propios y ajenos resalta la necesidad de una UIA que reúna a pymes y grandes empresas y que siga alejada del Foro de Convergencia Empresaria y de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). Justamente AEA, monopolizada por Clarín y Arcor, era uno de los bastiones empresarios del macrismo. Desde el domingo pasado, el escaso margen del triunfo y un Lousteau cercano a Rodríguez Larreta empezó a mostrar cierto alejamiento del holding, que empezó desde lo mediático y se trasladó a lo corporativo. Algo similar pasará con el Foro de Convergencia, un polo heterogéneo que aglutina compañías con más pretensión de lobby que cuestiones sectoriales y productivas. En ese marco, uno de los pocos que resisten y sigue apostándole al PRO es el titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Echevehere. En reuniones privadas previas a la exposición en el predio de Palermo, el campo volvió a pedir retenciones cero a las exportaciones agropecuarias. Nadie salvo Macri está dispuesto a semejante oferta, aunque casi todos los que corren en las presidenciales, incluido el FPV, analizan desde hace meses esquemas de segmentación y mayor apertura de los mercados. En una asamblea en Leones, Córdoba, se plantearon dudas respecto a la imposibilidad del mensaje del PRO de penetrar el techo de votantes. «Se van a repartir parte de esos votos», aseguran los ruralistas, una división que parece favorecer en partes iguales a Daniel Scioli y Sergio Massa.
En este contexto, y a la luz de los resultados bursátiles y los movimientos bruscos del dólar blue, se vislumbra que los sectores financieros y bancarios siguen apuntalando la candidatura de Macri. Ninguno, sin embargo, se anima a decirlo en vos alta.
Paolo Rocca, jefe de Techint
Los que lo conocen aseguran que se cansó de financiar las campañas del PRO y la UCR. Dentro de la UIA, uno de sus hombres, Luis Betnaza, busca presidir a la entidad fabril en las sombras. Macri lo avala, pero lo resisten las pymes.
Daniel Novegil, CEO de Ternium
Por pedido de Rocca empezó a armar reuniones de empresarios con funcionarios de primera línea del gobierno nacional. Es el hombre de Techint para la transición hacia el próximo binomia que conduzca el país.
Juan Carlos Lascurain, vice la UIA y líder de ADIMRA
Junto a industriales de todo el país estuvo presente en casi todos los eventos del tándem Scioli-Zannini. Los de las industrias duras y las pymes rechazan de plano al macrismo y buscan candidato propio para la UIA.
Adrián Kaufman, referente de Arcor
El macrismo busca que sea el presidente «testimonial» de la central fabril. Técnico de profesión, tiene escasa capacidad política, por eso intentarán que Betnaza de Techint sea el conductor detrás de él.
Fuente: Infonews